Cuarenta: Vayamos por partes... 2do: AHORA, TUS EXTREMIDADES 😄😁!!!

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Los monstruos se dispersan, corriendo en cuatro patas. Uno salta hacia el árbol en el que se encontraba Hopda utilizando [Quills blades]. Las plumas metalizadas se dirigen a donde la chica estaba, pero no le dan. Hopda había esquivado el ataque mientras se agachaba para tomar impulso e ir hacia el wyvern que se encontraba frente a ella. Ambos se encontraban en direcciones contrarias. El nakropheropt-garanor abre su pico, el cual se veía el líquido verduzco a punto de escupir. Iba a utilizar [Poisonous acid], si no fuera porque Hopda anticipó todo. Extendió su mano derecha, en la cual se formaba un aura incandescente mientras estelas naranjas se dispersaban por la velocidad de la chica.

- [Arrow fire x4]!! #Hopda

De su mano sale disparada una flecha con la punta larga y anchada de fuego. Seguida de esta salen tres más a gran velocidad. La primera atraviesa al wyvern engendro por la boca, la segunda en la garganta y la dos últimas seguidas en el ala derecha. Acto seguido, Hopda pasa por encima del wyvern apoyando su mano izquierda, sosteniendo la katana, en su cabeza. Ella cae rodando unos pocos metros y se voltea hacia el monstruo derribado, sosteniendo el mango de su espada con la derecha, a la vez que estaba en cuclillas.

El wyvern quejoso, se arrastraba por el dolor que le causaba la quemadura en su boca y garganta. Se recupera escupiendo hacia el suelo, las flechas de fuego se habían desvanecido, dejando la carne frita en su ala derecha (, y dejándome con hambre 😦🍗). Su chillido era cortado por el dolor en su garganta carbonizada. Se voltea a dónde se encontraba Hopda. Pero lo que no advirtió a tiempo fue la llamarada que se dirigió hacia su posición.

- [Half flare]!! #Hopda

De la mano de la chica sobresalía una gran llamarada en dirección al monstruo herido. La mirada de ella era vacía. Estaba determinada a pulverizar aquel engendro. Sin tiempo para más, el nakropheropt-garanor se deshacía, pero un rápido giro de la situación hizo que este pudiera apartar las llamas gracias al rápido y fuerte aleteo de su única ala media sana. Las plumas estaban quemadas, algunas cayendo mientras se hacían polvo en el poco viento que había. Volvieron a crecer en el ala izquierda del monstruo, esta vez metalizándose, obteniendo un filo mucho más brillante.

El wyvern entraba en cólera, su ojo central brillaba y titilaba descontroladamente, a la vez que de su garganta agujereada brotaba el ácido verduzco. Iba a chillar, pero no pudo. Tomando impulso, corre hacia Hopda frenéticamente.

- *voz baja* Un monstruo furioso es un monstruo muerto en combate. Criaturas que solo creen en la fuerza bruta no deberían de existir. Y por eso, tu existencia será incinerada!! #Hopda

Sus palabras fueron dichas a la par que se ponía en cuclillas, tomando posición preparativa para atacar. Sostenía fuertemente con su derecha el mango de su katana escondida atrás en su mano izquierda. Los ojos cerrados, tomaban paz y justicia, y sus cuernos se iluminaban con el fuego en estos. El wyvern se acercaba en una carrera de locura ciega.

- [Fire's child cut]. #Hopda

Solo a pocos metros, se pudo ver un amplio corte vertical anaranjado pasar por el monstruo. Hopda guardaba su katana, la cual dejaba que las llamas impregnadas se desvanecieran mientras se acercaba a la vaina. Cuando la cerró, el corte, que llegaba desde lo poco del ala izquierda hasta lo más bajo del tórax, tomó forma de llamas, pasando por todo el interior del wyvern y atravesándolo. En el lugar, el nakropheropt-garanor daba su último intento de chillido, y las llamas lo consumieron, volviéndose por fin en cenizas. La mirada de la chica era seria y con desdén a los restos polvorientos del monstruo. Cambió su expresión a una de preocupación y precaución, buscando a sus compañeros.

Todos se habían separado para evitar un ataque en conjunto de los wyverns engendros. Sani acompañaba a los dos jóvenes hermanos, protegiéndolos de las plumas que iban en su dirección. Realizaba rápidos movimientos con su mano derecha, y sus dedos emitían estelas de Luz que bloqueaban el paso de los filos arrojadizos del perseguidor. Este, por su parte, saltaba de árbol en árbol, de rama en rama; cazando a sus tres presas. En el poco tiempo que tenía para esquivar, proteger y correr, el hechicero trataba de atacar creando fractales de Luz en pequeñas proporciones para ahorrar sus energías. El monstruo recibía el ataque, aunque no pareciese hacerle mucho daño, o solo ignoraba el dolor, y seguía persiguiendo su objetivo.

El Guardián de Las TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora