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- ¡AHHHHHHHH!

Me levante sobresaltada. Mire a la hora en el reloj que descansaba junto a mí: 3 am.

El grito parecía provenir de la sala común. Al oír el alboroto que se armaba salí con la varita e mano sin importar mi aspecto-jelou tengo once años, mi única preocupación es mantener mi estómago lleno- decidida a matar a quien osaba despojarme de mi sueño.

Una chica, al parecer, dos años mayor que yo, gritaba con histeria mientras personas a su alrededor reían. Me acerque, supongo que con aspecto endemoniado-nadie en su sano juicio luce agraciado cuando lo despiertan en la madrugada- porque me abrían paso. La pajarraca-porque eso parecía- chillaba mientras trataba de ocultar un gigantesco grano que resaltaba sobre su nariz. -Snape se quedó pendejo a tu lado. -

- ¡Mi rostro! ¡Mi rostro! ¡Mi bello rostro!

- ¿¡QUERRÍAS CERRAR EL PICO DE UNA BUENA VEZ!? -exclame sumiendo la sala común de Slytherin en una mudez.

- ¿Quién te cre...

- Te dije que cerraras el pico. -Vociferé interrumpiéndola-osas interrumpir mi sueño con tus asquerosos chillidos solo por un simple grano en la nariz. -

- No eres nadie para dirigirme la palabra asquerosa...

- ¿... sangre sucia? -concluí por ella, agregando con burla-bichito, tengo más pureza en una gota de sangre que en toda tu estirpe. Ahora, o cierras el pico: o lo cierro yo. Nadie orbita alrededor de tu vida como para importarnos que te saliera un barro en el rostro. -

Al ver que no iba a salir más nada de su pico me di la vuelta y empecé a caminar de regreso a la habitación.

- Si vuelve a gritar mátenla y acaben con su sufrimiento, antes de que deje crías.

En las siguientes semanas veía al trío más sospechoso que nunca, algunas veces los seguía y los captaba en el pasillo del tercer piso; la puerta de Fluffy-ni modo- supongo que querían cerciorarse de que el chihuahueño seguía custodiando la escotilla bajo sus patas.

En cuanto al tema de mis progenitores; encontré a mi madre. Su nombre era Megan Max. Norah tenía razón al decir que éramos un calco. Ambas pelirrojas, ojos pardos y piel pálida moteada. A excepción del cabello: ella lo tenía lacio. Yo lo tengo rizado.

- ¿Sabes? No deberías de comer tantas galletas, vas a engordar. -la voz tras de mi me sobresalto sacándome de mis pensamientos.

- Y si engordo nadie se enamorará de mí, ni me casaré nunca; que horror. -dije con mi voz cargada de sarcasmo. -¿Qué eres? ¿Nutricionista acaso? Comeré todas las galletas que quiera sin importar lo que me digan. -

- No tienes que ser así siempre.

- ¿Así cómo?

- Tan... arisca. Trato de ser amable contigo.

- Pues no te pedí que lo seas. Si no te gusta como soy, pues lo siento, pero no lo siento. Así soy y no cambiaré por nadie. -lo miré fijamente viendo su expresión. ¿Quién se cree? Pff.

- Vale, lo siento. Esa no fue mi intención, solo quiero que seamos amigos. -dijo mirándome fijamente a los ojos desde arriba, porque era alto el desgraciado.

- Suerte con eso Diggory. -dije para levantarme de la banca donde estaba sentada y largarme.

En las siguientes horas, me las pasé de aquí para allá, al estar en mi sala común vi a Draco muy sonriente y supe en ese instante que algo tramaba hacia cierto chico con muchos problemas. Me senté cerca de él y al estar unos minutos allí simulando leer y hacer mi tarea, pude leer lo que sostenía en una carta que estaba dentro de un libro, libro que se lo vi a cierto pelirrojo.

Querido Ron:

¿Cómo estás? Gracias por tu carta. Estaré encantado de quedarme con

el ridgeback noruego, pero no será fácil traerlo aquí. Creo que lo mejor será

hacerlo con unos amigos que vienen a visitarme la semana que viene. El

problema es que no deben verlos llevando un dragón ilegal. ¿Podríais llevar

al ridgeback noruego a la torre más alta, la medianoche del sábado? Ellos se

encontrarán contigo allí y se lo llevarán mientras dure la oscuridad.

Envíame la respuesta lo antes posible.

Besos,

Charlie

Por Merlín. ¿Qué planean ahora? ¿No pueden no involucrarse en algún problema? Creo que mis años aquí serán interesantes.

Dejando ese tema de los dragones ilegales de lado, sobre mi búsqueda aún no llego a una conclusión, necesito hablar con Norah, y lo haré cuando regrese de Hogwarts, esto es algo que tengo que hablar personalmente con ella. Mírenme, sueno como toda una adulta a punto de abrir un negocio. Que gracioso.

Subo a mi dormitorio y me lanzo en mi cama viendo hacia el techo, que sería el dosel de mi cama, hundiéndome en mis pensamientos. ¿Quién es mi padre? Tengo tantas preguntas y no puedo resolverlas yo sola.

No sé qué pasa esta mañana pero todo el mundo parece que de un momento a otro odia a Harry Potter, hasta los muy cordiales Hufflepuff­-quien lo viera, siempre amables- según parece le quitaron a Gryfindor 150 puntos por yo no sé qué cosa, la verdad no me interesa mucho, lo que si me interesa es que darán de comer el día de hoy.

Por todo Hogwarts se escuchan comentarios como: «¡Gracias, Potter; te debemos una!» obviamente de parte de los Slytherin. Y hasta su propio equipo lo llamaba: «el buscador». -Qué equipo- se supone que deben apoyarse, ¿no? He visto a Harry esta semana muy desanimado, le ha pegado muy fuerte esto de los puntos.

De regreso a la biblioteca-gran parte de la historia me encontraran allí- me choque con una chica, Luna Lovegood. Me pareció alguien muy interesante, su voz y rostro me hacen pensar que este mundo es un cuento de hadas, es muy tierna, y más alta que yo-aunque todos son más altos que yo-, el punto es que me hizo pensar en la idea de hacerme su amiga, no sería tan malo, además creo que es el foco de las burlas de Hogwarts solo por ser ella.

¿Qué son los Nargles?

Me resultó extraño no ver al trio, pero creo que está en algo, y ese algo tiene que ver con cierto perro; cierta puerta y cierta piedra. Luego me llegó la respuesta, Harry, Ron y Hermione fueron en busca de la piedra filosofal para salvarla de cierto mago malvado, y tuvieron que pasar por una serie de pruebas en las que casi mueren, al parecer Ron no es tan idiota como parece, es muy brillante en cuanto al ajedrez, tanto que hasta se sacrificó para que Harry siguiera. Todo un héroe. Y ahora yo estoy camino a la enfermería, y en cuanto entró el profesor-director Dumbledore va saliendo... ¿Me acaba de guiñar un ojo? Lo siento, soy muy vieja para usted.

Al entrar veo a Harry recostado en la camilla hundido en sus pensamientos.

-vaya, no moriste. -dije sobresaltándolo.

-Amina... ¿Qué haces aquí? -parecía sorprendido.

-Vine a ver como estabas, ¿Sabes? Se llama preocuparse por las personas- me detuve mientras tomaba algunas galletas de sus regalos. Astucia.

-¿Te preocupo? -

-No, solo vine a robarte algunos dulces. -se sonrojó-claro que me preocupas, y me sorprende, no sé si eres idiota o muy idiota. Mira que pasar por un ajedrez homicida y beber, no estando del todo seguro, una poción y luego enfrentarte a cierto mago no es cosa que hagas diariamente, supongo que solo eres muy idiota. -

-En...gracias. -su rostro mostraba confusión.

-No hay porque. Ahora cámbiate, que Hermione y Ron esperan por ti. -

Al final del día parecía que iba a ganar Slytherin la copa de las casas, pero luego de un juego mental por parte de Dumbledore, ganó Gryffindor. Suponiendo si sus cálculos son correctos, aja, claro. Ya decía yo que trabajar no es todo lo que haces en ese despacho.

Ya quiero ver que será delpróximo año en Hogwarts.

Love me, Potter | Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora