O2

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Miré detenidamente el diario que reposaba sobre el escritorio, no lo había abierto desde que lo obtuve. Decidí esperar hasta estar en Hogwarts. No creo que hacerlo aquí sea muy conveniente.

Ese diario no me inspiraba confianza, y menos si provenían de las manos de alguien como Lucius Malfoy; ese hombre no es precisamente inocente.

Escuché el reloj sonar indicándome la hora, dejé de pensar en el diario para bajar hasta el estudio de Norah; lugar donde se daban mis estudios instruidos por ella. Raramente no la encontré allí, muy pocas veces llega unos minutos retrasada, Norah es muy fanática de la puntualidad y todo tiene que ser a la perfección.

Me fijé en un reloj de bolsillo que sobresalía de un pequeño cofre, un reloj bastante peculiar, a decir verdad, ese reloj transmitía otra cosa...

-Alejate de ahí.

Me sobresalté al estar absorta en el reloj.

-No pensaba acercarme. -retomé mi postura-No es muy común ese reloj, digo, no lo parece.

-Es una reliquia, aun no es momento de que sepas sobre ella.

[...]

-Hey Black. ¿Te ayudo?-Voltee mi cabeza hacia un lado viendo a Diggory en mi campo de visión, y observándolo por unos segundos decidí simplemente pasar de él.

-Oye, solo intento ser amable.

-Pues no lo seas.

-El que recibas ayuda una vez en tu vida no te matará. -seguí caminando a mi lado mientras hablaba- ¿Sabías eso?

-Oh, por supuesto que eso no me matará.-Cedric Diggory, no soy parte de tu bandada de gallinas.

Encontrando un compartimiento casi vacío, notando de inmediato la presencia de una chica en este. E inclinándome por la opción de ignorarla, me senté junto a la ventana a la espera de que la máquina se pusiera en marcha, sintiendo el ligero peso de una bolsa con galletas dentro.

-Soy ...

-Si, no me interesa quién seas. -Pero creo que hablo sirenio.

-Oye, detente. En serio, siento que en cualquier momento te arrojaré por la ventana y mi conciencia estará en paz porque no sentiré pesar alguno por lo que hice. -cerré de un solo movimiento el libro de encantamiento que hace unos minutos trataba de leer, pero alguien cree que me interesa las mil y un razones que tiene para quedar en Hufflepuff.

-¿Voy muy rápido? Si quieres voy un poco más lento para que me sigas el paso. -soltó un risa nerviosa mientras limpiaba sus gafas-Debo respirar un poco.

-No. Debes detenerte.

-Oh, mira...

-No digas que no te lo dije ni...

-¡Es un Ford Anglia!

¿Eh?

Miré hacia donde ella miraba y exactamente como decía, había un auto sobrevolando los cielos, y según parece seguía la locomotora. ¡Idiotas! Ya sé quienes son, por supuesto, ¿A quién no vi llegar a la estación hoy? ¿Habrán tomado en cuenta que pudieron escribirle a su jefe de casa? ¡O incluso al director! Ya que, tal parece, Harry Potter es el alumno predilecto de Albus Dumbledore.

Me pregunto. ¿Cuántos puntos les dará esta vez por saber pilotear un auto?

-Eso sin duda es muy loco.

La idea de la reliquia seguía rodando por mi cabeza. ¿Desde cuándo tenemos reliquias? No digo que no podamos tenerlas, digo, según recuerdo haber oído a Norah, ella y yo somos las últimas descendientes de los Max. Hay muchas cosas que Norah no dice, y ese reloj se veía como algo sumamente valioso.

Love me, Potter | Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora