Love me, Potter | Harry Potter

O7

-Oye.

Llamé a Hermione, que caminaba detrás de los chicos, mientras caminábamos por los corredores para ir al aula por nuestras mochilas. Ella se detuvo a esperarme y en lo que continuamos la caminata hablé:

-Mira, lamento que te doliera lo que te dije, pero también lamento decirte... (en realidad no, pues) que la verdad duele.-hice una pequeña mueca a la vez que me encogía de hombros-No está mal que quieres sobresalir y demostrar lo lista que eres, pero es irritante la manera en que lo haces; con tanta insistencia.

-Yo... tienes razón. ¡Pero es que no puedo evitarlo! -exclamó de manera nerviosa.

-Si, si. Es como el complejo de héroe de Harry.-dije para luego recordar una cosa. -Últimamente he notado ciertas miradas tuyas hacia cierto pelirrojo.

Ella exaltada se volteó a verme con el rostro rojo, dio unas cuantas miradas a los lados y al frente fijándose que los chicos seguían inmersos en su charla de chicos.

-No sé de que me hablas. -dijo entrando al aula ubicando su mochila en uno de los pupitres de al frente.

-No te hagas porque no lo eres. Me hago una idea de porque lo niegas. -solté en voz baja luego de que la castaña me chitara. - ¿En serio él? (¡ay! No me pegues agresiva) aunque este año se puso un poco lindo.

Hermione frunció el ceño dándole un vistazo al mencionado para terminar asintiendo aceptando ese hecho. Y es que este año parece que todos se pusieron guapos, están entrando a la tan afamada pubertad.

-En eso tienes razón, (¡no me refiero a eso!) tan solo mirate, ya te creció el pecho y creciste un poco. -dijo Hermione dándome una mirada. -Además, Harry no te quita los ojos en encima siempre que estás cerca. Le gustas desde el año paso pasado.

-Solo un poco, ¡mira que aun tengo que mirar hacia arriba para verte! -dije señalando la clara diferencia de altura entre nosotras. -En cuanto a lo otro, sabía que algo ocurría porque siempre se sonroja cuando hablamos, pero no sabía que le gustaba. Diablos Granger, acabas de traicionar la confianza de tu mejor amigo.

-¡Claro que no! Y si fuera así, solo le estoy ayudando porque se que es lo bastante tonto para no decírtelo.

Nos separamos en uno de los pasillos porque ellos iban hacia su torre y yo a las mazmorras.

Los siguientes días había reforzado la amistad entre Hermione y yo, y en ocasiones hablaba con una chica de Ravenclaw; Luna Lovegood, es una buena chica. Fred y George me han estado ayudando en eso de ser más amigable con mis, ahora si puedo decirlo, amigos. Ellos tenían un poco de razón al decir que tenía algo de miedo con confiar en la personas, pero que no siempre puedo saber qué porsonas son confiables y cuales no, que a veces tengo que dejarme llevar.

A mediados de octubre ya se podía sentir la fiebre del Quidditch, todos los equipos preparando tácticas para vencer a sus oponentes y llevarse la preciada copa. Y hablando de Quidditch, o más bien de capitanes, ¿Alguien ha notado lo bueno que está Wood? El ser tan obsesivo e intenso le bajan puntos para mí, ¿me pregunto si...? ¡Rayos! En serio estoy entrando a la pubertad, ¿desde cuándo me importan tanto los chicos? Son idiotas, lindos idiotas, pero idiotas al fin y al cabo.

Ahora no es momento de pensar en esas cosas, así que dejaré ciertos pensamientos encerrados en un remoto rincón de mi mente mientras me concentro en lo que importa.

En la clase de Herbología noté que Ronald lucía enfadado con Hermione. Esos dos pelean tanto como un matrimonio viejo. Apenas y habló con ella durante la clase, aunque Harry, Hermione y él trabajaban juntos con la misma Vainilla de viento.

-¿Cómo está Scabbers? -le preguntó Hermione acobardada, mientras arrancaban a la planta unas vainas gruesas y rosáceas, y vaciaban las brillantes habas en un balde de madera.