Los días que siguieron luego de lo sucedido al final del Mundial de Quidditch fueron casi interminables para Amina. No se hablaba de otras más que de lo sucedido. ¿Qué si sintió miedo en el momento? Por supuesto. Aún recuerda la sensación de su corazón latir erráticamente, correr entre un mar de gritos y empujones en un estado de casi somnolencia al ser despertada bruscamente. No fue una experiencia grata. Realmente, el único motivo por el cual asistió a ese evento fue escaparse de Norah, aunque no lamenta haberse encontrado con Oliver Wood esa tarde.En el presente, aún tiene que soportar a todos los alumnos que regresan a Hogwarts especular sobre el ataque de los Mundiales.
Al llegar a la estación 9¾ se pudo vislumbra el expreso de Hogwarts, una reluciente máquina de vapor de color escarlata. Amina, junto a Harry, Ron y Hermione subieron para apartar sitio, para luego bajar de la gran máquina para poder despedirse de la señora Weasley, de Bill y de Charlie. De estos dos últimos era más una cortesía, pues durante el último tiempo no interactuó mucho con los mayores de los hermanos Weasley.
-Quizá nos veamos antes de lo que piensas -le dijo Charlie a Ginny, sonriendo, al abrazarla.
-¿Por qué? -le preguntó Fred muy interesado.
-Ya lo verás -respondió Charlie-. Pero no le digas a Percy que he dicho nada, porque, al fin y al cabo, es «información reservada, hasta que el ministro juzgue conveniente levantar el secreto».
-Secreto a voces. La mayoría de los que provienen de familias acaudaladas o, en su defecto, cuyos padres tienen ciertas posiciones en el Ministerio, saben de qué va la cosa.-dijo en un tono monótono la rizada.
-¡Tú sabes!-gritaron acusatoriamente los gemelos hacia Amina.
-Yo sé.-respondió con sorna, pero antes de que siquiera pudiera ser rodeada por Fred y George, está ya estaba caminando devuelta al tren con la finalidad de dormir durante todo el viaje.
Los rayos cruzaban el cielo cuando los carruaje se detuvieron ante la gran puerta principal de roble, que se alzaba al final de una breve escalinata de piedra. Entre esos tantos estudiantes que corrían para escapar del aguacero que caía, Harry, Ron, Hermione y Neville saltaron del carruaje y subieron la escalinata a toda prisa, y sólo levantaron la vista cuando se hallaron a cubierto en el interior del cavernoso vestíbulo alumbrado con antorchas y ante la majestuosa escalinata de mármol.
-¡Caray! -exclamó Ron, sacudiendo la cabeza y poniéndolo todo perdido de agua-. Si esto sigue así, va a terminar desbordándose el lago. Estoy empapado... ¡Ay!
Un globo grande y rojo lleno de agua acababa de estallarle en la cabeza. Empapado y farfullando de indignación, Ron se tambaleó y cayó contra Harry, al mismo tiempo que un segundo globo lleno de agua caía... rozando a Hermione. Estalló a los pies de Harry, y una ola de agua fría le mojó las zapatillas y los calcetines. A su alrededor, todos chillaban y se empujaban en un intento de huir de la línea de fuego.
Harry levantó la vista y vio, flotando a seis o siete metros por encima de ellos, a Peeves el poltergeist, una especie de hombrecillo con un gorro lleno de cascabeles y pajarita de color naranja. Su cara, ancha y maliciosa, estaba contraída por la concentración mientras se preparaba para apuntar a un nuevo blanco.
-¡PEEVES! -sonaron al unisono dos voces irritadas; aunque una más que la otra.
-¡Peeves, baja aquí AHORA MISMO!-gritó la profesora Mcgonagall irritada con el poltergeist. Por otro lado...
De pie, a unos metros de aquel cuarteto estaba la, ya no tan rizada, pelirroja Black. Debido a la fuerte tormenta de esa noche Amina estaba algo mojada, pero no lo suficiente hasta que peeves vacío un gran globo de agua sobre ella empapándola por completo. Esto ocasionó que su gran melena rizada quedara casi lacia pegada a los costados de su rostro, y por supuesto su ropa no podía salir impune, por lo que está también se encontraba igual o más empapada que su cabello, tanto que escurría. Todo aquél estudiante que miraba la escena podía apreciar la silueta de sus regordetes pechos a través de la transparente camisa blanca, resaltando sobre todo, aquél brasier purpura que lograba notarse a la perfección.
La profesora McGonagall acababa de entrar apresuradamente desde el Gran Comedor, pero debido al desorden acuático del pasillo resbaló en el suelo mojado y para no caerse tuvo que agarrarse al cuello de Hermione.
-¡Ay! Perdón, señorita Granger.
-¡No se preocupe, profesora! -dijo Hermione jadeando y frotándose la garganta.
-¡Peeves, baja aquí AHORA! -bramó la profesora McGonagall, enderezando su sombrero puntiagudo y mirando hacia arriba a través de sus gafas de montura cuadrada.
-¡No estoy haciendo nada! -contestó Peeves entre risas, arrojando un nuevo globo lleno de agua a varias chicas de quinto, que gritaron y corrieron hacia el Gran Comedor-. ¿No estaban ya mojadas? ¡Esto son unos chorritos! ¡Ja, ja, ja! -de lo más profundo de la garganta de Amina se escuchó un rabioso gruñido.
-¡Llamaré al director! -gritó la profesora McGonagall-. Te lo advierto, Peeves...
Peeves le sacó la lengua, tiró al aire los últimos globos y salió zumbando escaleras arriba, riéndose como loco.
-¡Bueno, vamos! -ordenó bruscamente la profesora McGonagall a la empapada multitud-. ¡Vamos, al Gran Comedor!
Harry, Ron y Hermione cruzaron el vestíbulo entre resbalones y atravesaron la puerta doble de la derecha. Ron murmuraba sonrojado entre dientes y se apartaba el pelo empapado de la cara, y Harry, oh sin duda Harry Potter no durmió aquella noche con la pelirroja ocupando caca espacio de su cabeza, como otros tantos en Hogwarts.
Por un lado, para algunos el sueño se convertía en pesadilla en cuanto miraban el rostro de la pelirroja convertirse en una viva representación de Medusa petrificándolos, y al final haciéndolos levantarse de sopetón para encontrarse a si mismos erectos.
ESTÁS LEYENDO
Love me, Potter | Harry Potter
Hayran KurguY siempre estuve ahí; y siempre fui yo. Muchos creían que sólo era un juego, pero es más real de lo que parece. -Yo... yo no sé cómo agradecerte-dijo Él sonriendo con nerviosismo. -¿Agradecerme?-Una carcajada salió de su garganta-Ámame Potter.- Si...