Love me, Potter | Harry Potter

O4

Cuatro cartas. Cuatro. Ni una respuesta.

No temo por Norah, es lo bastante hábil y astuta, una digna Slytherin. Esto solo me hace pensar que me está evitando.

Las semanas en Hogwarts pasan volando, ahora el castillo ha caído bajo un manto de resfriados, pero la Sra. Pomfrey tiene todo resuelto, lo único es que te deja como una caldera echando humo. Todo dejando eso de lado ha estado muy tranquilo, demasiado para ser verdad, y mas con Harry Potter en Hogwarts, en mi primer año supe que con la intromisión del elegido en el castillo ya la tranquilidad podía verse tan lejana como la nieve en el desierto.

En este momento me encontraba en la tranquilidad que me brindaba la biblioteca, disfrutando una buena lectura, sin personas que perturben tu paz, solo los libros, el olor a viejo y guardado y yo, pero no todo en la vida sale como deseamos.

-Hola Amina.

-No.-corté cualquier esperanza que se estuviera ideando en esa cabeza de Ken suya.

-Ni siquiera sabias que iba a decirte.-Cedric es como una plaga cuando quiere ¿Sabían? Es irritante.

-Te involucra a ti involucrándome, así que me temo que no gracias.

-Te he observado y he notado que no tienes amigos, aunque a veces hablas con Potter, el Weasley y Graenger. Puedo ser tu amigo si quieres.-a veces es tan Hufflepuff y a veces tan falso, es un 50/50.

-Ay, ¿yo siendo tu amiga? Eso sería fatal. No soy merecedora de tu amistad, las chicas de hogwarts del este al oeste me colgarían, es mejor que no lo intentemos.-no sé que era más cómico, si mi tono burlesco trágico, o su cara de de estupefacción. -escucha Cedric. No me interesas, ni tu, ni tu estúpido juego del chico "perfecto". Gracias por arruinar mi tarde.

Cedric Diggory, el chico más codiciado de Hogwarts, amable, simpático, guapo e inteligente. Todo un galán. Claro, cuando no es un idiota que solo quiere sobresalir. ¿Es por ser Hufflepuff? A Newt Scamamder no le importó eso, era tan inteligente como un Ravenclaw, tan valiente con un Hufflepuff y tan ... La verdad no sé que tiene de Slytherin, pero de que lo tiene, lo tiene.

Sinceramente, en hogwarts hay para todas las clases, desde Cho Chang, una Ravenclaw con piel de cordero pero entrañas de bestia. Cormac MacMillan, un chico de Gryffindor con el ego tan alto como su torre, en Hufflepuff está Cedric al que no le veo nada de "servicial trabajador" y en Slytherin está la chica del tren que es como una palomita en un nido de cuervos.

•••

Halloween. De eso estaba disfrazado el Gran Comedor, habían fantasmas, más de lo usual, estudiantes riendo, profesores hablando, y yo comiendo. Que bella es la vida. Se rumoreaba que Dumbledore había contratado un grupo de esqueletos bailarines. Ya dejo de sorprendente las acciones que vienen de ese anciano.

Se me hacía raro no ver al trio dorado por aquí, y mas al Weasley con su apetito, creía que nunca se perdería una cena.

Antes de que acabara la cena vacié algunos postres en una mochila, hoy comería como gorda en mi habitación, una novela de misterio me espera. Y justo cuando terminaba de echar los cupcakes de chocolate la comida desaparece, agradezco haber traído dos envases para verter jugo.

Todos los estudiantes junto a profesores nos encaminamos en los pasillo fuera del comedor para distribuirnos, pero de repente el bullicio se detuvo abruptamente, delante de nosotros algo brillaba en el muro

LA CÁMARA DE LOS SECRETOS HA SIDO ABIERTA.
TEMED, ENEMIGOS DEL HEREDERO.

Se leía escrito con lonque parecía sangre, y debajo del mensaje había un gran charco de agua, pero eso no era todo, si bien el mensaje impactaba, a unnlado de éste la gata del conserje, la Señora Norris, estaba colgada por la cola en una argolla de las que usan para sujetas las antorchas, rígida con los ojos abiertos y fijos, parecía petrificada.

Y no me sorprendió ver al trio de oro delante de todo el tumulto. Sabía que esta calma solo era el telonero de lo que se avecinaba.

Luego una voz muy conocida grito en medio de todo el silencio:

-¡Temed, enemigos del heredero! ¡Los próximos seréis los sangre sucia! -Draco se adelantó hacia la primera fila con una expresión alegre en el rostro hacia los chicos.

-¿Qué pasa aquí? ¿Qué pasa? -y esto solo empeoraba, porque del grito de Draco, Filch se abría paso a empujones y estaba en lo cierto cuando su expresión se desfiguró completamente al ver a su amada gata colgada.-¡Mi gata! ¡Mi gata! ¿Qué le ha pasado a la Señora Norris?

Filch al fijarse en que Harry estaba cerca de su gata y en la escena del crimen se volvió completamente loco, gritando hacía Harry con los ojos desorbitados.

-¡Tú! -chilló-. ¡Tú! ¡Tú has matado a mi gata! ¡Tú la has matado! ¡Y yo te mataré a ti! ¡Te...!

-¡Argus! -el profesor Dumbledore había llegado junto a los profesores, que se habrían paso de entre la multitud.-Ven conmigo, Argus -dijo a Filch luego de haber bajado a la Señora Norris de la argolla-. Vosotros también, Potter, Weasley y Granger.

-Mi despacho es el más próximo, director, nada más subir las escaleras. Puede disponer de él.-Lockhart se adelantó algo asustado por el escenario que se estaba presentando, y me pregunto ¿cuánto tardará en mostrar sus verdaderos colores?

-Gracias, Gilderoy -respondió Dumbledore.

La silenciosa multitud se apartó para dejarles paso. Lockhart se veía muy nervioso. Dumbledore, McGonagall y Snape, seguidos de Lockhart entraron en el despacho del último perdiéndose de nuestras vistas.

Los prefectos y profesores que quedaban nos hicieron ir a nuestras salas comunes, dónde todos tenían la incertidumbre corriendo por sus venas, ¿Qué estaba pasando? O ¿Qué iba a ocurrir en Hogwarts?

Estoy muy segura de algo, lo que sea que haya echo eso no se detendrá, ese mensaje es una clara advertencia.

Dejando el bullicio y la ensordecedora voz de Draco en la sala común entré a mi habitación para asearme y lanzarme en mi cama para poder disfrutar de la lectura y la comida que tomé del comedor, pero lo acontecido hace unas pocas horas atrás no me dejaba concentrarme en mi lectura, fijé mi vista en las camas ocupadas a mis costados mientras los cuerpos en ellas dormitaban y yo aquí con la cabeza energizada.

Cerré el libro dejándolo a un lado desistiendo de mi tarea en leerlo, no podía dormir y tampoco leer, solo degustar el pastel que sostenía.

-Genial. ¿Y ahora que hago?

No tenía pensado publicarlo ahorita, pero bueh