⌗ THE SAD MAN ♡̷̷%՞˖

G1

—Bravo, te felicito. Sabes más de mí que nadie, guauu. Qué gran logro —empezó a pasearse por el parque con total tranquilidad, como si estuviese por su casa—. ¿Y qué va a ser lo siguiente? ¿Cuál va a ser tu próximo gran éxito, voz desconocida?

No recibió respuesta alguna. Esperó un rato más pero nada. Decidió marcharse.
Salió de allí y fue hacia su casa.

Durante varios días todo fue perfectamente normal. Jeonghan no volvió a saber sobre Joshua en mucho tiempo. Parecía que todo había vuelto a la normalidad.
Una normalidad que no tardaría en esfumarse, claro.
Y esa vez fue por culpa de su curiosidad.

Un día, como cualquier otro, volvió a ver la carta que recibió hacía semanas y recordó aquella voz que escuchó en el parque.

Entonces volvió a oírla en su cabeza, repetidamente.
El frío, el desconcierto, la incertidumbre, la angustia que sentía al recordar todo aquello y sobre todo al recordar aquella voz hacía que todo su ser se alterase y no funcionara como debía hacerlo.

Tenía que parar esa situación sí o sí. Pero, ¿cómo?
Dio un pequeño paseo por el salón de su casa tranquilamente mientras intentaba pensar algo e ignoraba a su vez los recuerdos de aquel día que se le agolpaban en la mente.

Decidió volver a leer la carta.
Sin embargo, había algo que le llamó la atención.
Recordaba que antes había tres direcciones escritas en la propia hoja y no en el sobre.
El parque al que fue, una casa a las afueras y su propia casa.

Pero esta vez, la dirección del parque ya no estaba escrita, como si nunca lo hubiese estado.
Entonces entendió lo que ocurría.

Recogió algunos objetos, entre ellos un cuchillo de la cocina, las llaves y salió de allí con la carta en la mano.

Se dirigió hacia la casa de las afueras, la segunda dirección.

El camino se le hizo largo y pesado. Al contrario que en el primero, en este hacía demasiado calor a pesar de estar en pleno invierno. Se tuvo que quitar la chaqueta y subirse las mangas de la camisa que llevaba, haciendo que la gente, que iba exageradamente abrigada, le mirase de forma extraña.
En ese momento deseó poder tener ropa de verano para no pasar ese calor y recordó algo, algo que hacía antes pero no sabía con exactitud qué.

No le dio demasiada importancia y continuó su camino sin problemas.
No después de mucho tiempo, hubo llegado a la casa, el cual fue su siguiente logro después de semanas.

Aquel lugar le resultaba extrañamente familiar, quizá demasiado.
En su mente de nuevo se agolpaban cientos de recuerdos junto a alguien más. Alguien que había sido su desgracia y su salvación.

Aquel chico de la máscara.
Aquel chico que tan solo quería un amigo.
¿Qué había sido de él?

Su cerebro quería responder pero no podía, no era el momento de saber la verdad.

Anduvo un rato por la casa como si fuese suya y, al llegar a la habitación principal, vio encima de la cama la máscara que muchas otras veces había visto, incluso en sueños.

En ese momento se sintió paralizado, casi inerte como un muerto, podría asegurar que hasta su respiración se había parado al escuchar de nuevo aquellos pasos torpes que escuchó en el parque aquella vez. Los pasos que anunciaban la llegada que la voz desconocida. Pero no le temía.

O eso pensaba.