━━ ⦗ philophobia! ⦘
❝ y el amor
tampoco fue
temido. ❞
███████████ 𝙚𝙣 𝙙𝙤𝙣𝙙𝙚
remus lupin nunca se respetó así
mismo como ella lo hizo y aquila black
nunca se amó así misma com...
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X. ATAQUE NÚMERO UNO.
SU PIEL PICABA Y LA ODIÓ POR ESO. La detestaba. Pero no importaba cuan fuerte hubiera mordido su labio, pero ella vaciló y las lágrimas escaparon de sus ojos. Hace mucho, se habría prometido no llorar por eso. Se prometió así misma que él no se metería bajo su piel, pero lo hizo y allí estaba ella, limpiando sus lágrimas mientras rogaba porque el día terminara pronto. Y gracias a que estaba enfocada en recomponerse, no miraba por donde caminaba, por lo que terminó chocando con alguien.
―Oh, lo siento mucho.―soltó ella recuperando el equilibrio mientras alzaba la mirada y se encontraba con nada menos que Severus Snape.
―Black.―respondió entrecerrando sus ojos hacia ella, sus mirada se suavizó, solo un poco, al ver sus ojos inyectados en sangre.
Antes de que pudiera contestar, una voz se escuchó detrás de ellos.
―Ah, Aquila, Severus.
Los dos se dieron la vuelta para ver a Minerva McGonagall corriendo hacia ellos.
―Vengan, vengan. Debemos ir a la torre de Gryffindor.―dijo apresuradamente.―Oh, Remus, tú también.―agregó al ver que el hombre se acercaba hacia ellos.
Aunque Aquila y Remus querían estar lejos el uno del otro, debido a que la conversación de hacer un rato aún rondaban en sus cabezas, había cierto tono de alarma en la voz de Minerva que no podía ser ignorada. Por lo tanto, con las túnicas barriendo el piso, los cuatros maestros corrieron hacia la torre de Gryffindor, deteniéndose en la entrada a esta, en donde se encontraba Albus Dumbledore con una multitud de estudiantes tras él.
Frunció el ceño y sintió que su pecho se apretaba. La Dama Gorda ya no estaba en su retrato. En su lugar, colgaba una pintura vacía, hecha pedazos.
―Tenemos que encontrarla.―dijo Dumbledore.―Profesora McGonagall, por favor vaya con el señor Filch de inmediato y dígale que busque en cada pintura del castillo a la Dama Gorda.
―¡Necesitarán mucha suerte!―se escuchó la chillona voz de Peeves mientras volaba sobre los Gryffindors.
