VI. Siempre puro.

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VI. SIEMPRE PURO.



AQUILA SE SENTÍA CONFUNDIDA. Sabía, por supuesto, que era estúpido, incluso infantil, no dormir por algo tan trivial como un beso en la mejilla, pero había sido un beso en la mejilla de Remus Lupin, el mago de cabello arenoso y ojos color chocolate, los ojos que la hacían sentir como una adolescente llena de tontas preguntas como; ¿le gusto?

Gritó sobre su almohada.

Las emociones no eran algo que a ella le gustara, y eso le provocaba demasiadas.

Al no haber podido pegar un ojo durante toda la noche, la mañana siguiente despertó de mal humor y otro día limpiando el número doce de Grimmauld Place no la animaba. Frotó sus ojos y bebió dos tazas de café para correr fuera de la cocina justo cuando Remus entró, y caminó tras Sirius a limpiar una de las muchas salas de estar en la mansión Black.

―¿Alimentaste a Buckbeak?―preguntó cuando lo alcanzó en el pasillo, arrugando la nariz al ver la bolsa de ratas muertas que sostenía.

Sirius abrió la boca para responder, pero su voz fue ahogada por el timbre y por los gritos y lamentos de Walburga Black.

―¡Sigo diciéndoles que no toquen el timbre!―Sirius se exclamó con exasperación mientras caminaba hacia la entrada y Aquila caminaba hacia el retrato de su madre.

Deshonras, traidores de la sangre, hijos de--

―¡CÁLLATE!―Aquila gruñó.

¡TUUUU!―Walburga se lamentó.―¡Vergüenza, desgracia! ¡Rompiendo un respetable compromiso para aparearse con un mestizo asqueroso! ¡UN MESTIZO!

Sus palabras resonaron en las paredes y Aquila sintió una ira invadirla.

¡La pureza de la sangre de nuestra familia contaminada para siempre con el nacimiento de tu hijo!

―¡Tú, maldita vieja!―Aquila gritó, sacando su varita, solo para derrumbar la miserable pared. Pero Sirius había regresado y bajó su brazo, para después mostrarle el dedo del medio a su madre y cerrar las cortinas.

philophobia ━ remus lupin. (2)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora