II. El banquete de bienvenida.

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II. EL BANQUETE DE BIENVENIDA.




REMUS LUPIN ESTABA ABSOLUTAMENTE FURIOSO
porque el Ministerio haya permitido, o incluso, pedido a un dementor inspeccionar el Expreso de Hogwarts en busca de Sirius Black. El tren estaba lleno de niños que podían haber vivido su vida sin tener que enfrentarse a una criatura tan oscura como esa. Comprendía, el peligro que existía por la huida de Sirius Black de Azkaban, pero, ¿enviar a un dementor? ¡un dementor! Eso cruzaba la línea.

Pero parecía que ni si quiera Dumbledore podía hacer algo al respecto, ya que una vez que todos estuvieron sentados en las mesas del Gran Comedor, el director, muy disgustado, les había informado que el Ministerio había colocado dementores en cada entrada a los terrenos de Hogwarts.

Por Merlín. Pensó Remus; un escalofrío recorrió su espalda.

Cuando los estudiantes entraron y se sentaron en sus respectivas mesas, la mente de Remus se rebobinó hacia lo que había pasado en el tren. Como si la ansiedad de volver al castillo después de largos quince años no fuera suficiente, su encuentro con el dementor le trajo viejos recuerdos a su mente. Si el no hubiera actuado tan rápido, a Harry Potter pudo haberle pasado algo peor que desmayarse, pero ¿cómo podía él protegerlo de esas pesadillas que ni si quiera eran pesadillas, si no recuerdos, feos recuerdos de su pasado?

Y a medida que Remus caminaba por el tren, Remus sintió tener veintiuno otra vez; escuchaba la voz de Millicent Bagnold diciendo que Peter Pettigrew había sido asesinado y que Sirius había sido enviado a Azkaban. Escuchaba los gritos de Harry de un años y había sentido la misma sensación en su corazón cuando supo que Lily y James estaban muertos...

Y entonces, en un fenómeno que era cruelmente irónico, el único recuerdo que había enterrado tan profundo hace mucho tiempo, fue lo que logró alejar al dementor. Pero Remus no iba a pensar en eso. Definitivamente no lo haría.

Alejó los ojos de sus manos que se retorcían nerviosas, y enfocó su mirada en el mar de estudiantes frente a él. Casi instintivamente, sus ojos cayeron en la mesa de Gryffindor y por supuesto en el chico de cabellera negra y desordenada. Una cabeza terriblemente familiar.

philophobia ━ remus lupin. (2)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora