Capítulo 50 Arranques.

1.6K 159 6
                                    

Cuando nos dimos cuenta de que estaba muerto nos levantamos del suelo. No había nada más que pudiéramos hacer por él.

Lo observé durante un rato ahí tendido en el pavimento. Recordé como él había dicho que las muertes en motocicletas eran en parte bellas y en parte horribles.
Este sentimiento de no poder volver a verlo era la parte horrible, pero lo bello era que había muerto arriba de su moto, arriba de ese vehículo que le había dado tantas alegrías.

Incluso cuando se desangra a estaba haciendo bromas sonriendo. No le asustaba que en minutos fuera a terminarse su vida.

No tenía el valor para ver a hacía donde Kas estaba.
Yo estaba destrozada y Fred no era mi padre. No quería saber como se sentía Kas y Hurley.

Sentí un abrazo envolverme y luego ese aroma a loción varonil en la nariz. Tanner me estaba dando apoyo.

—Dijeron que esto pasaba a menudo con los clubes de motocicletas— susurre. —¿Siempre es igual de doloroso?.

Suspiró.

—Si, siempre— me frotó la espalda y luego me soltó para seguir con los demás.

Bob, Charlie y Joe me abrazaron luego que Tanner y así sucesivamente. Los River's se abrazaron compartiendo el mismo dolor.

Cuando llegué al final ya sólo quedaba Kas. Tuve que verlo a la cara.
No había ninguna expresión en su rostro que me dijera lo que estaba pensando o me diera pistas de como se sentía. Sólo estaba ahí parado viendo a su padre en el suelo.

Me acerqué y le puse una mano en la mejilla dulcemente. Sentía que si lo tocaba sorpresivamente iba a caerse en pedazos.

—Kas— dije bajo.

Tomó mi mano y lentamente la apartó de su rostro.
Dio unos pasos atrás y suspiró con las manos cubriendo sus ojos como si estuviera realmente estresado, y claro que así era.

—Ven conmigo. No te...

—Déjame— dijo dándose la vuelta.

—Muchacho, no hagas lo mismo que cuando tu madre se...— Tanner también fue interrumpido.

—No es asunto tuyo, ni de nadie— caminó de un lado para otro sin saber que hacer y de repente golpeó fuertemente con el puño la caja del camión.

Me llevé las manos a la boca para acallar el grito que estuve a punto de soltar. En la lámina estaba la marca de su golpe, eso seguro le destrozó la mano.

—Estás asustando a Hope, tranquilizate— Hurley se le acercó. —Esto es duro para todos.

—Dame tus llaves— le dijo.

—No vas a irte. Vas a quedarte aquí con todos nosotros y pasarás el luto como cualquier otro River, ¿entendiste, hermano?.

Kas negó y se burló.

—Según yo el único que tiene ese apellido soy yo así que no me vengas con eso, Humphree.

Di un paso hacia ellos pero Tanner se me adelantó lanzándole las llaves de su moto a Kas.

—Toma la mía y vete— le dijo, —pero si no vuelves para mañana en mañana iré a buscarte.

¿Acaso se volvieron locos? Kas no podía conducir la moto en ese estado. Era muy peligroso que saliera ahora con la muerte de Fred atormentandolo.

Fui detrás de él corriendo y lo tomé de la chaqueta justo cuando había subido a la moto.

—No te vayas— le pedí.

—No entiendes nada, Hope. Necesito irme, no soporto estar aquí, toda esta tontería de que las muertes en el club se conviertan en leyendas para que no duelan y la mentira de que uno espera que sus seres queridos mueran con los brazos abiertos...Yo nunca pensé así, bombón.

—No lo esperan con los brazos abiertos, ellos sólo hacen que el dolor sea más ameno y le dan un final lindo a los caídos— dije.

—Pues mi manera de hacer el dolor ameno es largarme— encendió la motocicleta y se puso el casco. —Hazme un favor y vete a casa. Olvida que nos conociste y mantente lejos de está mierda en la que te metí.

Negué.

—No puedo hacerlo— negué. —Ya son parte de mi. No me alejes de todo esto.

—Te lo dije una vez y puedo repetirlo: No quiero tener que recoger tus restos de la carretera un día de estos y luego contar como moriste cada año.

Le tomé la cara con ambas manos y la dirigí hacia mí. Le Di un par de besos desesperados en los labios pero era como besar a un muñeco de plástico.

—Estoy aquí ahora— dije llorando. —No va a pasarme nada si estás conmigo. No te vayas, por favor. Apoyate en mi...

—Hope, sueltame— me tomó de las muñecas y me apartó delicadamente. —Tengo que pasar por esto sólo.

—¡Yo no!— me sobresalte. —¡Yo necesito a alguien ahora y tu deberías quedarte conmigo!.

Di un paso atrás y lo observé.

—Vuelve a casa y busca a tus viejos amigos. Los universitarios seguramente te ayudarán, Las partidas de Scrabble son más seguras que las motos...

—Deja de jugar— me abracé a mi misma. —Kas, tengo miedo.

—Por supuesto, acabas de ver el destino de todo aquel que quiera pertenecer a esto.

—No por el accidente o mi vida, Kasaquir, tengo miedo de que vayas a dejarme...

Me miró fijamente a los ojos, yo también lo hice pero las lágrimas me impedían verlo con detalle.

No podía irse. Él me ama...jamás me dejaría sola.
Sin importar el dolor que tengamos dentro, estamos para ayudarnos entre nosotros, ¿no es así?.

Después de un momento simplemente bajó la careta del casco y aceleró.

El humo del escape de la motocicleta quedó esparcido como mis esperanzas de que se quedara a mi lado.

Se fue también, ¿qué se supone que haga ahora?.

¿Soy mala ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora