El piso de la habitación estaba cubierto de ramos de flores al igual que todas las demás superficies que había. Las flores iban acompañadas de peluches, osos, unicornios, pero la que más me llamó la atención era una tierna moto de felpa en la cima de la pila con todos los regalos.
Hasta sonreír me hacía sentir cansada.
Recordaba perfectamente mi caída pero no mucho de lo que pasó luego...¿acaso había coqueteado con un enfermero?.
Oh, ¿qué carajo hiciste, Esperanza Julian? Ni siquiera el tequila me hizo decir tantas locuras.Traté de levantarme pero me di cuenta de que no tenía ni la fuerza ni las ganas. Mis párpados aún pesaban y costaba mantenerlos abiertos, pero necesitaba llamar a alguien.
Cuando concentré mi mirada en el lado izquierdo del cuarto de hospital me di cuenta de que en realidad no necesitaba llamar a nadie porque no me encontraba sola.Hurley estaba sentado e una silla a un lado de la cabecera de mi cama junto a algunos aparatos de doctores. En la pared, sobre el sofá largo estaban dormidos uno junto al otro, Tanner, Joe y Bob.
Estaba roncando y Bob sostenía un vaso de café a punto de caerse. Seguro se habían quedado a dormir aquí.Ay, chicos.
Me dieron ganas de aclarar la garganta y cuandolo hice desperté a Hurley sin querer.
Abrió los ojos poco a poco y luego de pronto se sobresaltó cuando me vio despierta.—Hope, despertaste— se frotó los ojos. —¿Cómo te sientes?.
Sonreí y traté de hablar pero solo pude murmurar.
—Como si mi cuerpo se hubiera estrellado en el pavimento.
—Te rompiste la pierna que la moto aplastó y te golpeaste en las costillas pero todo lo demás está bien, no te fue tan mal en tu primera caída— me quitó el cabello de la frente.
—Esto parece un jardín en vez de un cuarto de hospital— sonreí.
—Oh, los chicos y yo no hemos parado de comprarlas desde que tu padre te trajo unas y dijo que te gustaría— Creo que es demasiado, ¿no?.
—Es lindo— sonreí.
Pasé los ojos sobre todas las cosas en la habitación. Había demasiadas cosas, debieron haber gastado mucho dinero en la tienda de regalos del hospital.
De pronto mis ojos se quedaron fijos en un solo punto, en un solo obsequio.
Era extraño, un cilindro corto y rosa con sonrisa y ojos tiernos, un bombón.Mi sonrisa se borró y solo me quedé observándolo son expresión en blanco.
—Es un bombón— dije.
Hurley inmediatamente se alertó de lo que acababa de descubrir.
—Eh..., si. Qué tierna figura, ¿verdad?— en su voz se notaba que trataba de esconder algo.
Tomé el ramo de flores que tenía más cerca y se lo lancé a los River's que dormían en el sofá.
Abracé mis costillas al mismo tiempo que ellos se despertaban. Hacer ese movimiento repentino con las costillas golpeadas no fue buena idea.—¿¡Qué diablos!?— dijeron.
—¡Ay, carajo!— maldije.
—¡No te muevas mucho, te va a doler...!
Hice a un lado la mano que Hurley me tendió y seguí abrazada a mi misma. Me recosté y tomé aire para lo que se venía.
—Hope, despertaste...
—¿¡QUIÉN DE USTEDES, CUARTETO DE TOLETES LILIPENDOS, LO LLAMÓ!?.
Tanner se frotó los ojos.
—No te alteres. Aún no está aquí, solo nos pidió que compraramos el peluche...
—¡OH, NO ME DIGAS QUE NO ME ALTERE! ¡NO QUIERO VERLO!.
No tenía idea de si eso era verdad. Ahora mismo me encontraba igual de asustada que antes de volver con los River's, a diferencia de que estaba completamente segura de que no estaba lista para tener una charla con Kasaquir River.
No podría, no tenía el valor.—Hopy...— miré a Bob a los ojos furibunda y él señaló rápidamente a Tanner. —¡Fue él!.
—¡Bob!— lo regañó su amigo.
—¡No quiero que esté molesta conmigo!.
Tomé un oso de felpa y se lo lancé a la cara a Tanner.
—¿¡POR QUÉ CARAJO LO LLAMASTE!?.
Tomó el oso de felpa y se lo lanzó a Bob. Se puso de pie y me miró.
—¡Porque a pesar de todo, ese tonto te ama y tengo que decirle que te hiciste daño, niña!.
Me cubrí el rostro con las manos y pensé en como salvarme de esta.
—No digas tonterías, no me ama. Por lo menos no lo suficiente para quedarse.
—Hope...
—No necesitaría que le pasarán recados sobre cómo estoy si se hubiera quedado conmigo, ¿no creen?.
Me quedé callada un momento en el que ni siquiera ellos hicieron el menor ruido. Cuando me descubrí la cara se miraban entre ellos pensativos. Lo que dije los había dejado mudos, era eso o se habían dado cuenta de que aún lo quiero.
—¿A qué hora lo llamaron?— pregunté.
—Anoche cuando te metieron en la camilla. Debe de estar por llegar, no se encontraba muy lejos...
—Genial— traté de levantarme. —No tenemos mucho tiempo así que escuchenme. ¿Cuándo me dan el alta?.
—Esta noche— dijo Hurley.
—La necesito ahora, coqueteen con la doctora— me queje del dolor de las costillas pero aún así me senté con ayuda de Hurley.
—Es hombre— Tanner se cruzó de brazos.
—Entonces llamen a las mochilas, ¿dónde están los demás River's?.
—Fumando afuera. Hope, no podemos ligar para sacarte del hospital...
—¿Tienen ética ahora? Se ligan a todo lo que tiene falda— me quité la sábana y bajé de la cama la pierna del yeso y luego la otra. —De acuerdo, no me ayuden, llamaré al enfermero y él me ayudará.
—¿Piensas ligar con el enfermero?.
Me reí.
—¿No viste al enfermero que me atendió, compañero?— señalé. —Se parte de bueno. Tiene un cuerpo que...
—¡No me interesa saber sobre el cuerpo del enfermero, Esperanza Julian!— Tanner me lanzó otro peluche.
Bob suspiró y se puso de pie.
—Llamaré al enfermero...
—Y yo les diré a los chicos que preparen la camioneta— lo siguió Joe.
Hurley también se levantó.
—No quiero ver esto. Iré a decirle a tu padre que ha despertaste.
ESTÁS LEYENDO
¿Soy mala ahora?
Roman pour AdolescentsEl River's olía a cigarrillos, a alcohol barato, carne de hamburguesas y loción masculina. El ambiente era oscuro gracias a las paredes cubiertas por carteles de marcas de cerveza, fotos de peliculas antiguas, discos de acetato y banderas de clubes...