Capítulo 1 "Execrable".

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Nuestra rutina diaria comenzaba a las seis de la mañana. Sky junto con la mujer del servicio hacian el desayuno, Dean se encerraba en el baño para aviarse y yo iba a la puerta de mi padre para despertarlo.
Teníamos una especie de competencia, si yo llegaba a su puerta antes de que él despertara, tendría que llevarme a la escuela en la patrulla en vez de que yo condujera.

Algunas veces mis hermanos corrían conmigo para ser quien lo despertara y llegar a la escuela en un vehículo de la policía.

—¡Buenos días!— dije llegando a su puerta. —Gané la apuesta de hoy. Tendrás que llevarme.

Justo en ese momento abrió la puerta y salió con su uniforme ya puesto.

—Lo siento, Hopy, Dean me despertó antes de meterse a la ducha. Tienes que manejar a la escuela.

—Muy astuto.

Me pasó un brazo por los hombros y caminamos juntos hacia el comedor.

—No entiendo porqué gasté dinero en comprarle un coche a mis hijos si se pelean por quién irá en la patrulla conmigo.

—El hecho de que cada uno llegue en diferente auto nos hace ver pretenciosos— dije. —Además, ¿Pensaste en el impacto ambiental?

—¿Y qué hago? ¿Regalar los autos?.

—¡Yo quiero uno nuevo!— Sky se unió a la conversación. —Quiero uno pequeño como el de Hope.

—¿De verdad? Te lo cambio por la Jeep con gusto.

—¡Hecho!—. Me lanzó las llaves al tiempo que acepté y yo le di las mías.

Mientras comenzábamos a desayunar, Dean entró saludando a la cocinera.

—Hola, linda— le besó la mejilla haciendo que soltara una risa. —Y que conste que no te llamé así porque te llames "Linda". ¡Adivinen quién ganó el transporte en patrulla hoy!. 

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Esa mañana a las siete salí de mi casa en la Jeep de Sky que ahora era mía.
Era roja con detalles negros y era enorme.
Las Rubicon siempre habían sido mis favoritas.

Una de las cosas que me molestaban de ser la hija menor era que para mi familia, aunque tuviera ya diecisiete años, siempre era la tierna, la pequeña y la inocente.
Tanto era así que mi auto era tan pequeño como la credibilidad de la rudeza en mi ser.

Me emocionaba la Jeep porque me hacía ver un poco con más tosquedad y no tan delicada.
Si mi padre se enterara de que trato de verme menos tierna me diría que es una tontería, pero lo que es de verdad una tontería para mi es que no me aceptaran en el equipo de fútbol femenil de la escuela porque no era "suficientemente agresiva" para el juego.
Ni hablar del equipo de lucha.

Estaba absorta en mis pensamientos cuando alguien pasó a un lado de la camioneta y me despeinó el cabello al pasar a toda velocidad.

—¡Despierta, niña!— gritó alguien.

Era un grupo de motocicletas deportivas, una tras otra pasando justo a un lado de mí con los rugientes motores de las máquinas.
Unas coloridas y otras de colores apagados pero brillantes.

Miré a esos hombres con cascos y pecheras inclinándose hacia adelante mientras se alejaban de mi en la carretera. El primero que me había asustado aceleró a fondo y junto con un estridente rugido del motor alzó la rueda delantera desapareciendo en la lejanía.

No me di cuenta de que había parado la camioneta hasta que salieron de mi vista todos.

Hubo algo en ese sonido: en las risas de los motociclistas y los motores ensordecedores que despertó un sentimiento en mí que jamás había sentido antes. Era algo que me inspiraba a acelerar en la camioneta y seguirlos a donde sea que fueran.

Varios autos pasaron a un lado de mi e hicieron sonar el clakson para que avanzara. Entonces me di cuenta de que era hora de ir a la escuela, no de fantasear con motos.

Mi vida escolar no es nada mas complicado que un examen final y varios proyectos. Una entrega de calificaciones representa lo mismo para mi cada tres meses, pero esta mañana me encontré con un número distinto cuando asistí a ciencias sociales.
Diez... diez... diez... diez... nueve... diez... siete..., un minuto, ¿un siete en ciencias sociales?.

No podía creerlo yo, no podía creerlo la secretaria, no podía creerlo nadie en esta escuela además de la maestra que me asignó ese terrible siete que arruinaba mi promedio.

—No puede ser ésta mi calificación, chicos, yo jamás he sacado nada mas bajo que un nueve— les dije a mis hermanos durante el almuerzo.

—Pues sea lo que sea deberías arreglarlo, Hope, esto arruina no solo tu promedio, sino también el de nosotros. Tenemos un nivel de CI* que mantener.

—Así es—, dijo Dean. —Estoy avergonzado de estar sentado comiendo con una chica de nueve punto cinco.

Le lance un papa frita a cada uno.

—Nadie odia ese número tanto como yo, ¿de acuerdo?. Arruina mi constante promedio. Tengo que hablar con la profesora.

—Tienes suerte, justo ahora esta recogiendo su almuerzo en la fila de maestros.

No lo dijo dos veces cuando yo ya estaba de pie y caminando hacia la profesora.
Mientras me acercaba por la fila de maestros y todos me miraban directamente a los ojos me sentía con más vergüenza. Todos ellos me habían puesto un diez y sin embargo mi promedio bajó por culpa de la profesora Wood y su siete.

—No me miren, ya me siento lo suficientemente sucia y sin honor— llegue con la maestra que buscaba. —Señora Wood...

—Buenos días, Hope, ¿pasa algo?.

¿¡Que si pasaba algo!? ¿¡Estaba bromeando!?.

Respiré ondo y tomé aire para soltar el mejor discurso de inconformidad.

—En realidad si. Pasa que mi integridad como alumna de promedio nueve punto nueve se ha visto afectada en esta institución por un siete que se coló en mis calificaciones.

—Oh, mi calificación.

—Si exactamente. Ese número tan importante que siendo tan bajo hace que mi posición en esta escuela vaya en decadencia. Eso provoca el incesante susurro de las miradas furtivas de mis compañeros que me dicen la deshonra y vergüenza que claramente personifico en este día oscurecido por su...

—¿Estas a punto de decir "maldito" siete, querida?.

—No, esa es una palabra es muy fuerte. Iba a decir "execrable".

Esperé a que la profesora mostrara indicios de intentar contestarme, pero solo permaneció la duda en su mirada.

—Hope, no entendí la mitad de lo que dijiste y quizá lo podría hacer si me vuelves a explicar lo que quieres un poco mas lento y usando palabras que no tenga que buscar en el diccionario para contestarte.







*CI: Coeficiente Intelectual

¿Soy mala ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora