Capítulo 37 "Infracción"

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El dolor de cabeza.
El amargo y asqueroso sabor en la boca.
Los músculos de las piernas tensos.
La piel pegajosa.

Maldición, la resaca.

Me puse una mano en la frente en un inútil intento de darle soporte a mi cerebro y que no saltara en mi cráneo dandome punzadas.

Me incorporé y solte un gruñido digno de una mañana después de saquear la barra de una disco.

Estaba sobre una superficie dura y fría. Lo que me cubría calló al suelo y me puse a temblar casi al instante.

—Mal día para tener resaca— me dijo Kas. —¿Cómo te sientes?

—Como un patético gargajo escupido por un gigantesco borracho— puse la cabeza entre las piernas. —¿Dónde estamos?

—Abre los ojos— eso me lo dijo alguien más. Era Tanner.

Poco a poco abrí los ojos y los adapté a la luz blanca.
Estabamos en la celda colectiva de la jefatura. Me encontraba en la unica banca de metal frío y corroído.
Me había dormido en esa superficie con la cabeza en las piernas de Kas.

—Mierda— solte y todos hicieron un ruido de sorpresa. Me toqué de nuevo la cabeza.

—Hope dijo "mierda"— Jim me señaló dirigiendose a Fred.

—La escuché, amigo. Estoy a menos de un metro de ella— me giré a mi derecha y ahí estaba, pero sentado en el suelo.

—Hola.

—Buen día, Hope— saludo con una mano en la frente.

—¿Te sorprende que dijera "mierda" pero no dices nada acerca que sus movimientos de anoche...?

—Bob, ¡callate!— Kas le lanzó una morada asesina.

—¡No! ¡Quedé traumatizado para siempre!

—¿Qué hice anoche?— pregunté asustada de pronto.

—¡Nada!— Kas trató de silenciar a todos.

—¡Exacto! Nada. Además de girar tu trasero por toda la parte baja de Kasaquir...

Kas se desplomó en la pared y se cubrió la cara.

—Genial. Gracias, amigo.

—¿¡Que hice qué!?— grité poniendome de pie, pero al momento me dieron ganas de volver a sentarme.

—Me sorprende que tu estomago soportara todo el alcohol sin vomitar, es impresionante que...

No dejé acabar a Hurley cuando corrí hacia el escusado de la celda y expelí todo lo que había consumido anoche.

—Olviden lo que dije...

—¿¡Qué hice anoche además de denigrar mi integridad!?— dije un segundo antes de volver a vomitar.

Hurley se levantó del suelo y sostuvo mi cabello para que no se mesclara con lo que salia de mi boca, pero estaba segura de que estaba todo enredado y sucio ya.

—Sacalo todo— dijo cansado y pasando una mano por mi espalda.

Era un asco.
Me levanté del suelo cuando dejé de vomitar y me limpié con un pañuelo que Tanner sacó de su chaqueta.

—¿Mejor?— me preguntaron al mismo tiempo todos.

—¡No!— comencé a caminar por toda la celda sin importar mi dolor de cabeza.

Seguramente el dolor de piernas era por el baile sensual y excesivamente bajo que hice anoche. Mis piernas sufren las consecuencias del bajo en las bocinas.

¿Soy mala ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora