Capítulo 63 Enfermero sexy.

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Me dejaron sola en el cuarto de hospital y poco después llego mi sensual enfermero.
Se sorprendió de verme erguida y con intenciones de salir corriendo.

—Señorita, no puede moverse de su cama a menos de que el doctor le de el alta...

—Saltemos la parte donde me regañas y fingimos que no recuerdo que te buce cumplidos sobre tu trasero cuando estaba bajo el efecto de la anestesia, ¿quieres? Mi ex viene para acá y tengo que irme a un lugar donde pueda restringirle el paso así que si pudiera conseguirme el alta...

Marcus comenzó a reírse. Se cruzó se brazos y se recargo en la pared.

—¿Siempre vas al grano?— preguntó.

—Generalmente no pero estos meses me he estado juntando con un grupo de hombres a los que les enervan los rodeos y se me pegó. Entonces, ¿quieres ayudarme, guapo?.

Se acercó a la cama y me puso una pantufla en el pie que no tenía la bota blanca de yeso.

—No van a darte el alta en cinco minutos como quieres.

—Entonces ayúdame a llegar a la puerta y yo me voy. Los River's me sacan de aquí y tu no tienes que molestarte en que vuelca a acosarte, ¿te parece?.

—Puedo perder mi trabajo por esto— me miró desde abajo con unos lindos ojos marrones. Incluso tiene mejores pestañas que yo el maldito. —Pero en vista de que se que estarás bien y lo que te sobra es carácter, podemos hacer un trato.

Levanté ambas cejas.

—Te escucho.

—Te ayudo a salir del hospital sin que nadie te vea para que puedas escapar de tu ex y a cambio tu no dejas de acosarme— sacó un plumón negro de su uniforme de enfermero sexy y escribió un número en mi yeso. —Solo por si necesitas un enfermero.

Traigan el aparato de choques con el que reviven a la gente porque se me acaba de parar el corazón.

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—No eres de esas chicas que no llaman luego, ¿verdad?— dijo Marcus con sus manos sobre mis hombros cuando me dejó en la puerta del hospital en una silla de ruedas.

Los chicos se acercaron a nosotros inmediatamente y tomaron el control de la silla.

Tanner se interpuso entre nosotros y cruzó los brazos.

—¿Enfermero sexy?— preguntó.

—¿Intimidantes motociclistas?— le respondió Marcus.

—Por lo menos te das cuenta de que soy intimidante. Si el hijo de mi mejor amigo no estuviera enamorado de ella posiblemente te aprobaría, muchacho.

Me estiré con mucho esfuerzo para que el dolor de mis costillas me permitiera alcanzar la chaqueta de Tanner.

—Oye, enorme gorila, necesito salir de aquí antes de que los doctores se den cuenta de que me sacaron y de que llegue Kas, ¡a casa!.

Me despedí de mi enfermero y logré hacer que los River's me metieran en la camioneta con delicadeza antes de que pasara algo indeseable.
En el camino no pare de decirle a Tanner que pisará el acelerador y de quejarme por el dolor que me causaba el esfuerzo. Estaba desesperada por llegar a un lugar donde pudiera descansar pero no lo haría hasta que estuviera segura de que Kasaquir no llegaría a ese lugar.

—¿Por qué tanta renuencia a verlo?— me preguntó Hurley. —Solo quiere saber que estás bien.

—No estoy segura de que pueda...verlo a los ojos y no sentir nada.

Tanner me miró por el retrovisor. Él había visto como mi amor por Kas se fue produciendo y ahora me escuchaba intentar negarme a verlo.
Él fue el primer River que se enteró de lo nuestro incluso antes de que se lo dijeramos a nadie. Era imposible tratar de engañarlo, de solo mirarme a los ojos y escuchar mi tono de voz se daba cuenta de todo.

—Por supuesto que quieres verlo— dijo serio. —Pero sabes que lo más probable es que se vaya de nuevo cuando vea que te encuentras bien y ahí es donde de verdad no sabrás que hacer.

Todos me miraron.

—Por eso lo mejor es que no lo vea aún que me muera de ganas de hacerlo— me toque las costillas pero al momento me volví amo posición inicial ya que no soportaba la menor presión en ellas.

—¿Te duele mucho?— preguntó Bob.

—Tu enfermero me dió las medicinas y recetas— Joe mostró una bolsa. —Me dijo que te diera la primera cuando pudieras descansar porque te darían mucho sueño.

Recargue la cabeza sobre el hombro de Hurley.

—Genial. Quiero dormir como oso en invierno sin que nada pueda despertarme.

Cerré los ojos pero no pude perderme en el sueño, solo quedarme inmóvil respirando el aroma a perfume de hombre que emanaba mi amigo.

—Me haces cosquillas, Hope— susurró.

—¿Qué voy a hacer si lo veo, Hurley?— pregunté igual de bajo.

Pensó que decirme durante un momento pero no pareció saber que contestar.

—Querras decir: cuando lo veas— inclinó la cabeza hacia mi frente y suspiró. —Ustedes se aman, ¿por qué tanto problema?.

—Él no me ama— dije seca.

—No puede ser posible que creas eso después de todo lo que Kas cambió por tí...

—Él no cambió de ninguna forma. Solo piensa en lo que pasó la noche que murió Fred—  me interrumpió él a mí esta vez.

—Hope, mi hermano nunca le pidió nada a nadie ni necesitó el afecto de ninguna persona. Sin embargo esa mañana nos miró a los ojos a Tanner y a mi para luego rogarte de rodillas que lo perdonaras por sus errores. No sé tú, pero para mí eso es un cambio.

Abrí los ojos y ahora él me estaba mirando.

—Tengo miedo, Hurley.

Me sonrió y miró hacia el frente, entonces su rostro cambió. Parecía que hubiera visto algo realmente impresionante.

—Bueno, es momento de mostrar tu valor, muñeca.

¿Qué quiere decir con eso?.
Puse mis manos sobre el asiento con ayuda del brazo de Hurley me senté mejor para ver por el cristal lo que él.

Y ahí estaba, con el casco colgando de sus manos, recargado en la moto y mojado por la lluvia. Parecía un sueño y a la vez una pesadilla.

Kas había llegado a mi casa incluso antes que yo.

¿Soy mala ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora