Capítulo 53 Ruptura.

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Sentí algo cubrirme y una oleada de calor envolverme el cuerpo. Alguien me había cobijado con algo más acogedor  que la toalla de la barra pero seguia muy dormida como para abrir los ojos.

—¿Qué hace aquí?— era la voz de Tanner.

Escuché pasos de fondo.

—Preguntale al imbécil que viene bajando...

—Hurley, controlate— lo regaño.

—¿Por qué no le dices lo que pasó, Kas? Anda, cuéntale cómo perdiste a la única chica que ha soportado todas tus miedas.

Los chicos estaban susurrando, seguramente para no despertarme.

—Yo no tenía ni idea de que ella estaba aquí— se escuchaba arrepentido. —Tu sabes que si lo hubiera sabido entonces yo no...

—¿Tu no qué?— preguntó Tanner arto de los rodeos que daba Kas.

Paso un rato sin que nadie dijera nada, pero al final él tomó valor para decirlo en voz alta.

—Fui a beber...y me pasé de copas— suspiró. —Me encontré a una chica y la traje. La dejé caer en la cama sin saber que Hope estaba ahí durmiendo.

Escuché los resoplidos de Tanner incluso desde donde estaba medio dormida.

—Mira, muchacho, lo jodiste todo...

—¿Crees que no lo sé?— se sobresaltó. —¡Me dió una bofetada!.

—Y debió pagarte en los testículos también por lo que hiciste, pero si se quedó a dormir en un sofá frío con una toalla es porque lo que le importa aquí es mucho más grande que la metida de pata que tuviste anoche, así que ahora Hurley y yo vamos a ir a prepararnos mientras tú te quedas a arreglar esto, ¿me entendiste?. Y quiero verte en ese funeral con ella o yo mismo te daré lo que te mereces, Kasaquir, si haces que se vaya del club por esto te prometo que lo lamentaras.

Abrí poco a poco los ojos. La sorpresa de Tanner amenazando a Kas por lo que me hizo me sacó del ligero sueño en el que estaba.
Cuando lo ví con la ropa hecha tirones y el cabello alborotado me acordé de lo que anoche.

—Buen día— dije en general cuando todos me miraron sin saber que decir.

—Buenos días— me dijo Tanner para luego volver a mirar a Kas. —Ya te lo dije, muchacho. Estás advertido.

Lo señaló acusador con el dedo índice y luego se llevó a Hurley con él hacia la salida.

Mi peor pesadilla desde anoche se volvió realidad: me dejaron a solas con Kas.
Era asqueroso recordar sus manos en las caderas de esa morena de labial brillante, ni mencionar lo doloroso.
Algo en mi expresión debió alertarlo de como me sentía y en un segundo se acercó como temiendo que yo saliera corriendo antes de que me pudiera decir algo.

—Hope, tienes que escucharme, ¿si? Por favor— su voz era baja y más aguda de lo normal. —Nuestra situación se complicó.

Se acercó al sillón donde estaba y me senté rápidamente.

—No quiero— negué. —Anoche dejaste claro que no existe un "nosotros" para tí, Kas. No quiero hablar de eso...

Se arrodilló frente a mí y me puso las manos en las rodillas.

—No digas eso. Anoche cuando me abofeteaste y te ví salir llorando de la habitación me hiciste reaccionar— me besó las manos. —Me dió asco el estar ahí con ella...

Mis ojos volvieron a nublarse, pero me trague el nudo de mi garganta para que no me viera llorar de nuevo.

—Pero aún así lo hiciste.

—¡Por supuesto que no!— me miró. —Le pedí que se fuera, no pasó nada. Te lo juro.

Quería convencerme a mi misma de eso y de que podía creerle, pero el labial por toda su camiseta blanca me dijo lo contrario e incluso si no tuvieron relaciones estaba asegurado que habían hecho otras cosas.

—La tocaste— susurré mirándolo a los ojos, —la besaste y la llevaste a la cama donde los River's duermen cuando tienen problemas. ¿No pudiste gastar unos dólares para llevarla a un motel y que yo no tuviera que verlos...?

—Estaba borracho, Hope. Estaba destrozado, mi padre murió frente a mis ojos...

—¡Yo también estoy destrozada!— me levanté y lo deje tirado en el suelo. —¿¡Pero sabes que hacen las personas que sufren!? ¡Se apoyan en sus amigos y en las personas que los quieren! ¡Sobre todo si te suplican llorando que te quedes con ellos porque también te necesitan!.

Comenzó a llorar con más intensidad y me abrazó las piernas.

—Bombón...

—Lo jodiste todo, Kas— susurre. —Y no hay palabras suficientes en el diccionario que yo pueda utilizar para decirte lo mucho que lo jodiste.
Cuando decidiste arrancar esa moto mandaste al diablo todo lo que logramos juntos. Ya no importa lo mucho que te enojarse cuando llegue aquí o lo mucho que yo te pedí aceptarme, no importó que me fuera o que tu fueras a buscarme a aquel parque donde jugamos Scrabble. Tampoco importan nuestros momentos en la playa, las fiestas, las carreteras por las que me llevaste ni la noche en la casa rodante— se me salieron las lágrimas sin pedir permiso y tuve que hablar más despacio para sonar segura. —...Lo...jodiste...todo, en una sola noche.

—¡Lo lamento, Hope! ¡Créeme que no hay nada que quiera más que borrar ayer de mi vida!.

—¡Lamentablemente no puedes, nadie puede! ¡¡¡Me dejaste llorando en medio de la carretera con el cuerpo de tu padre en el pavimento y los problemas con el mío avalanzandose sobre mí sin importarte lo que yo necesitara, solo te importó escapar de la situación como lo hiciste con tu madre!!!.

Me tomó de las manos y las puso en su rostro.

—Por favor, bombón, perdóname— lloró contra mis manos. —Te amo, te necesito. Perdóname, por favor.

—Por si fuera poco te conseguiste a una mujerzuela en un bar de mala muerte que te sacara un rato de la realidad— susurré. —Sabías lo que me cuesta tener confianza en alguien y me sustituiste con una chica que te recibió con las piernas abiertas.

—Hopy...

Mientras él escondía su rostro en mis piernas y me lloraba suplicante repitiendo mi nombre una y otra vez, yo me mordía los labios para no comenzar a soltar alaridos de amargura.

Lo amo, estoy segura porque de no ser así no me dolería tanto dejarlo, pero no puedo estar con un chico al que no le importaría dejarme destrozada con tal de no tener que cargar sus problemas sobre mi.
Debe haber apoyo entre nosotros, y yo no puedo vivir con la inseguridad de que en cualquier momento él podría salir corriendo cuando todo se complica.
Es mejor ahora que después, cuando nos lastimemos más mutuamente, yo tampoco soy lo que él necesita. Él es más de las chicas como la de anoche a la que no le importaría para nada sus problemas.

Di un paso atrás y él me soltó. Estaba segura de que mis labios sangraban de lo fuerte que los mordí para no hacer ruido alguno con mi llanto.

—Tenemos que ir al funeral de tu padre— susurré. —Levantaté del suelo y ponte presentable para eso.

¿Soy mala ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora