Como siempre, Hurley condujo respetando todos los señalamientos y los límites de velocidad.
Íbamos detrás de todos ya que no quería que me asustara con la velocidad. En cierto punto se volvía aburrido incluso. Me hubiera gustado ir delante con los demás.
Hurley me estaba tratando como si fuera de cristal y eso no me gustaba.El lugar donde se llevaban a cabo los peligrosos arrancones era en un tramo de la autopista que servía de desvío para la entrada de la playa.
A esta hora de la noche no habría nadie y ese tramo largo de carretera era perfecto para las motocicletas.Es un kilómetro y medio de pavimento liso que acaba cubierto de arena y convirtiendose en la playa al final cuando comienzan los dos kilómetros.
Había motocicletas a los lados, al final y en los alrededores de la playa. Las luces de todas apuntaban a la carretera y, como era de esperarse, el ambiente olía a cigarros y cerveza.
Bajé de la moto y me quité el casco, lo dejé sobre el tanque y me acomodé la ropa.
—¡Llegaron los River's! ¡Que comiencen las apuestas, señores!.
Las chicas con poca ropa de las que Kas una vez habló comenzaron a caminar por el medio de las motos coqueteando y recogiendo el dinero de las apuestas.
—¿Ustedes apuestan?— le pregunté a los chicos.
—No apostamos por nosotros mismos— explicó Hurley.
—Y apostar por alguien más sería decirles a los demás que no estamos seguros de ser los que ganen y eso no es verdad— soltó Tanner una carcajada.
—Pero si ustedes apuestan ganarían más dinero con sus victorias. Es simple matemática.
Nuestra charla fue interrumpida por Bob, quien se acercó casi corriendo.
—Hope tiene razón, deberíamos apostar— dijo mientras recuperaba el aliento. —Acabo de ver la tabla de Vee y nos han retado muchos fanfarrones esta noche. Es dinero seguro.
Los River's se sorprendieron.
—¿Qué tan seguro? ¿Qué clubes?.
—Los Novatos y los Titans.
Por las risas de los muchachos supuse que esos eran nombres de clubes y que no eran tan buenos como parecían.
—Los Novatos no temen correr.
—Pero son muy egocéntricos. Es fácil hacerlos enojar.
—¿Harán trampa?— pregunté.
—Dar distracciones indirectas a los corredores no es trampa. En realidad es una tradición, ¿por qué crees que hay tantas chicas? Ellas no corren.
Tenían razón.
Después de un rato y con todo el dinero de los River's, caminé hacia una de las mujeres con poca ropa y le toqué el hombro suavemente.
—¡Oh, ya estás aquí! Te estaba esperando, niña— me tomó del brazo y comenzó a caminar apurada.
—Espere, yo sólo quería...
—No tengo tiempo para escucharte. Debes cambiarte antes de que comiencen los arrancones. Le dije a Chuck que me enviara chicas puntuales pero jamás me escucha.
—No sé de qué habla ni a donde me...
—¡Silencio! Puedes cambiarte en mi camioneta pero apresúrate, tienes muchas apuestas que recoger.
—Pero yo...
Antes de que pudiera decirle algo más, me empujó dentro de una enorme camioneta negra y me lanzó algo de ropa.
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¿Soy mala ahora?
Roman pour AdolescentsEl River's olía a cigarrillos, a alcohol barato, carne de hamburguesas y loción masculina. El ambiente era oscuro gracias a las paredes cubiertas por carteles de marcas de cerveza, fotos de peliculas antiguas, discos de acetato y banderas de clubes...