Capítulo 27 "Atrevida"

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En ese momento decidí que no serviría de nada hablar con mi padre sobre ese asunto.
Era inútil hacerlo declinar de algo estando sus oficiales en el mismo cuarto.

Subí a mi habitación y me encontré con Dean en el momento en que abrí mi puerta.

—Hope, lo lamento. Yo no quería decirle pero Sky...

—Yo sé que tu no le hubieras dicho, hermano. Tranquilo— me acerqué a él y lo abrace fuertemente.

—¿Qué harás ahora? Escuché que te dijo que no quería que regresaras al club.

—No tengo idea.

Nos separamos y Dean notó mi preocupación.

—No pasará nada. Nuestro padre lleva meses buscando su punto de reunión sin tener exito, y aun que lo encontrara, ellos son muy rápidos en esas cosas. Bien podrían escapar antes de que les vieran incluso las matrículas.

Asentí pero comencé a dar vueltas por la habitación mientras me mordía las uñas.

—Ahora va a estar detrás de mí todo el tiempo— dije.

—Papá te tiene confianza. ¿De verdad crees que te siga para asegurarse de que no los ves?.

—No, pero si para que yo los lleve a los River's— solte una pequeña risa nerviosa. —Si supiera que esos chicos y los demás clubes están en una fiesta diferente todas las noches. Si quieren encontrarlos solo tienen que seguir el desastre.

Dean se sentó sobre mi cama y asintió.

—Tienes razón.

Seguí caminando por la habitación sin parar tratando de que la sangre fluyera bien por todo mi cuerpo y las ideas buenas llegaran con mayor facilidad.

Entonces tuve la idea del siglo.

—¡Mis clases extra!— me cubrí la boca sorprendida de la suerte que tengo.

—¿Qué con ellas?.

—¡Tengo casi todo el día lleno de clases extra!— señale mi horario colgado en la pared. —Si sólo voy a las clases regulares de la escuela y me salgo de las otras podré ir con los chicos al River's por las tardes y papá creera que estoy en la escuela.

Dean sonrió.

—¿Y Sky? Ella va a decirle seguramente a papá.

—Está demasiado ocupada con eso de su servicio social en el hospital. Siempre parece un zombie, no se dará cuenta si no le decimos.

Asintió sin dejar de sonreír.

—Entonces tienes todo controlado.

—¿No vas a preguntarme como es que soy capaz de cambiar horas en la escuela por salir con esos "gamberros"?.

Miró sus manos y jugo con sus dedos algo pensativo.

—Esa profesora vio en ti algo que nosotros jamás vimos, hermanita— se levantó de la cama. —Parece que tenía razón. Después de todo, eres curiosa y atrevida.

Fue como si los ángeles cantaran para mi en ese momento.
Alguien por fin había dicho que soy atrevida y curiosa.

—¿Lo dices en serio?— sonreí.

—Si, Hope— me dio una palmada en el hombro. —¿Sabes? No te había visto tan feliz nunca como cuando llegas despues de salir con los River's. Es algo en tu cara, te vas viendote como una persona, pero vuelves siendo totalmente la mejor versión de ti misma.

—¿Con el cabello desalineado, zapatos altos, ropa ajustada y los anteojos sucios?— pregunté riendo.

—Siendo tu misma, Hope.

Esa noche Dean y yo nos quedamos en mi habitación leyendo. Era nuestra manera de pasar tiempo juntos.

De vez en cuando intercambiábamos comentarios y preguntas sobre el libro que leíamos. Por lo regular eran siempre preguntas de mi hermano hacia mí sobre el significado de alguna palabra complicada.

Para cuando ambos leíamos el sexto capítulo comenzamos a vostezar.

Nos fuimos a dormir y, como siempre, a la mañana siguiente me levanté temprano para ir a la escuela.

Sky había ganado el paseo en patrulla esta mañana, pero de cualquier manera no era como que yo tuviera muchas ganas de llegar en ella a la escuela.

Subí a la Jeep antes de que mi padre siquiera se diera cuenta de que no me había quedado a desayunar y salí de la casa.

Quería ir a la casa de Fred para poder avisarle que mi padre estaba empeñado en arrestarlos a ellos y a cualquier club que encontraran en las carreras o en una fiesta que llamara demasiado la atención.

Estaba por salir del estacionamiento cuando mi celular sonó. Contesté con mi manos libres y seguí mi camino fuera de casa.

—Buen día. ¿Quién llama?— dije cuando contesté.

Buen día para ti también, bombón.

Frené de golpe y apreté el botón para colgar la llamada.

Una desventaja del manos libres es que no te avisa que el patán que te robó tu primer beso es quien está llamando.

Volvió a entrar la llamada y esta vez me preparé antes de contestar.
Respiré hondo y presioné el botón.

—¿A qué se debe la desagradable sorpresa?— dije esta vez.

A mi también me gusta hablar contigo— supe por su tono de voz que estaba sonriendo.

—¿Qué quieres, Kas?.

¿Dónde estas?.

—Salgo de mi casa, me dirigía a la tuya.

¿Querías verme salir de la ducha, bombón?.

—Saliendo de la ducha me probucas más tirria que en otros momentos. Tus conjeturas son erróneas.

Maldita sea. ¿Te he dicho lo sensual que suenas cuando usas palabras que no entiendo?.

No pude evitar sonreír levemente.
Estúpido Kas.

—¿Para qué me llamas, Kasaquir?.

¿Puedes pasar al River's antes de la escuela?.

—Tengo que hablar con tu padre. Iré a tu casa...

—No hay nadie en mi casa, bombón. Nos vemos en el bar en veinte.

Y me colgó.

Si no había nadie en su casa de cualquier manera iba a tener que buscarlos en el bar.

Puse algo de música para tratar de acomodar mis pensamientos en algo distinto a lo ocurrido anoche, pero la música sólo me hacía recordar los momentos de fiesta con los chicos y a la persona que siempre estaba tratando de protegerme.

Sus ojos serios sobre mi, su sonrisa desganada, su brazo protector y su aroma.
Todo en él era increíble menos su manera de termar por decir siempre algo sin pensarlo.

Quizá por eso no podíamos llevarnos bien, por que yo pienso demasiado las cosas y él hace lo que le dicta el corazón cada segundo.

La verdad es que me siento seriamente atraída por él, y para las chicas como yo, enamorarse de un chico como él representa más que un peligro.

¿Soy mala ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora