Capítulo 23 "¡Bien!"

2.3K 171 4
                                    

En medio de la carretera, en la linea donde se dividían los dos carriles, un faro con una luz roja, tres amarillas y una verde estaba parpadeando.

Las apuestas ya estaban hechas y nadie más podría competir esta noche.

Los conductores formaban dos filas donde la persona a su lado era su competencia y, los dos primeros ya hacían resonar sus motores por los alrededores esperando que la luz roja se convirtiera en verde.

Fred me había explicado que hace mucho tiempo que el no corría, pero no me quiso explicar la razón y hasta se puso nervioso cuando le pregunte sobre eso.

Kas aun no se formaba para competir, estaba a mi lado mirando sobre nuestras cabezas nervioso.

—Ya deberías irte, hijo. Perderás tu turno— habló Fred. —Yo tengo que ir a ver donde se metieron los chicos. Nos vemos en un rato.

Su padre se fue, pero él no se movió de su lugar. Levante la vista para poder verlo a la cara.

—¿Qué esperas?.

—Estaba esperando a Hurley para que se quedara contigo— dijo sin mirarme. Me puse frente a él soltandome de su brazo que desde hace rato me rodeaba los hombros.

—No es necesario, puedo cuidarme sola— use la voz un poco mas gruesa a propósito y levanté las cejas para parecer segura.

—No hay nada que discutir, no te dejaré sola entre tantos hombres, bombón.

Por supuesto, no me iba a dejar hacer que cambiara de opinión.

—En el peor de los casos alguien me tocaría el trasero y yo lo rosearía  con mi gas pimienta— soltó una pequeña risa.

Hablaba en serio. Cargaba eso y un silvato de auxilio en mis llaves gracias a que mi padre tenía miedo de que algún día uno de los criminales que tanto perseguía me atacaran.
Digamos que ve demasiadas cosas en su trabajo.

—Existen dos tipos de chicas: Las que dicen palabrotas y golpean a sus agresores y las que llevan gas pimienta. El segundo es el tipo también que no dejaría sola en un lugar como este— puso sus ojos sobre los míos y sonrió.

—¿Desde cuando te acreditaste el titulo de mi defensor?— mis palabras lo tomaron por sorpresa. —Con suerte alguien intente ligarme y se liberarían de mí.

—Yo no me preocuparía por eso.

Me quede callada algo dolida y borré mi sonrisa. Había arruinado todo de nuevo.
Miré hacia otro lado para que no notara mi expresión.

—Imbécil.

—Oh, ¿ahora te enfadaste conmigo?— preguntó al principio sonriendo, pero después se dio cuanta de que era verdad. —Oye, no lo dije por eso. Lo sabes, ¿verdad?.

—Ya sé a qué te refieres, ¿de acuerdo? ¿Quién carajo se fijaría en mi?...

—Bombón, acabas de decir una mala palabra...

—¡Es la clase de cosas que el tipo de chica como yo hacemos!.

—Estas siendo infantil.

Levante la mano y le mostré la palma.

—¿Por qué no te callas y vas a tomar tu lugar en la fila?— entonces comencé a buscar a Hurley también. Aunque no me divertiría tanto con él, por lo menos no me decía cosas hirientes.

Esperé un momento hasta que Kas dejó de mirarme y cambió de pierna el peso de su cuerpo.

—¿Sabes qué? Has lo que quieras. No eres mi responsabilidad y ya cumplí con advertirte.

—Creí que eso ya lo sabías.

—¿Hablas en serio?— entre cerro los ojos y supe que había dicho algo hiriente también.

—Sólo vete.

Suspiró con las manos en la cintura.

—No lo puedo creer.

—Bien, ¡ahora vete!— le dije.

—¡Bien!.

Y se fue hecho una furia.
¿Cómo era posible que yo no le importara si podía provocar emociones tan fuertes en él?.

Kas era la unica persona que tenía la imprudencia de decir exactamente lo que pensaba todo el tiempo que no era necesario y callarse cuando si lo era.
Por esa razón me volvia loca cada vez que tenía una discusión con él.

Pero no importaba lo mucho que me enojara, siempre terminaba como ahora mismo: sintiéndome pésimo conmigo misma y teniendo la idea de que algo estaba mal conmigo de alguna manera.

No supe que hacer para quitarme esa sensación, así que me alejé de ese lugar al igual que él lo había hecho.

No supe hacia donde caminaba, solo sabía que me quería alejar de la vista de Kas y encontrar a alguno de los chicos.

Seguí caminando un rato más hasta que choqué con un tipo enorme de dos metros.

—Lo lamento, fue mi culpa— dije por impulso aun que no creyera que fuera mi culpa.

—Oh, no, está bien— me sonrió. —Eres la chica que viene con los River's, ¿no?.

Dudé un poco en contestar, pero al final decidí no ser desconfiada.

—Eh, si.

—¡Genial! Si los buscas yo te puedo decir donde están. Los miré acelarando en la arena por allá— señaló rápidamente un punto que no alcancé a ver.

Conociendo a los chicos, era muy posible que estuvieran jugando entre ellos con las motocicletas alejados de todos.

—Gracias, ¿podría encaminarme hacía donde los vio, gentil señor?.

Se hizo a un lado y extendió el brazo para que fuera yo adelante. Me pareció un gesto caballeroso y después de sonreirle, caminé por donde él me dijo.

De vez en cuando él me hacía preguntas sobre mi, sobre qué estaba haciendo con los River's y cual era mi puesto en el club.
Parecía interesado por saber si era una mochila más, la hija perdida de uno de los chicos o la novia.

Respondí vagamente y segui caminando, pero llegó un punto en el que comencé a sentirme algo incomoda y sobre todo no estaba segura de que los chicos estuvieran donde él me señalaba.

Cuando me di cuenta de que debería ya de haber escuchado los motores era demasiado tarde. Lo peor de esta historia era que había dejado mi gas pimienta en mi cambio anterior y mis habilidades de defenza personal estaban oxidadas como para tener una oportunidad.

Estaba comenzado a entrar en pánico y mi unica oportunidad de salir bien librada de esto era que mis sospechas de que este señor era malvado fueran erroneas y de verdad me llevara con los chicos.
Ya estabamos muy lejos como para que alguien me viera luchando contra un tipo enorme.

Un minuto..., ¡mi silbato!.

¿Soy mala ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora