Capítulo 8

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Ya era demasiado tarde, este día fue muy agotador, sólo quería dormir por un año. Sí un año estaría genial.

Me encontraba acostada en uno de los sillones de la habitación donde Martín se recuperaba. Traté de mantener los ojos abiertos, pero simplemente con el pasar de los minutos se volvían cada vez más pesados y se me hacia complicado.

Simón estaba en el otro sofá, estaba revisando algo en su celular, tal vez sus redes sociales o algo así y dio un breve vistazo a donde me encontraba, al parecer notó que me estaba quedando dormida.

Mis ojos se volvieron pesados y me quedé dormida.

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Me desperté en el asiento de un carro y el miedo recorrió todo mi cuerpo.

-No te preocupes, nadie te ha secuestrado- dijo Simón, al parecer notó mi reacción por el espejo.

-Maldita sea, me pegaste el susto de la vida- suspiré -¿Por que no me llamaste? Me hubieras avisado que nos íbamos.

-Lena, te llame cuatro veces, tienes el sueño muy pesado.

Tenía un gran punto, pero entiendan, estaba demasiado cansada.

-¿Y que pasó con Martín?- pregunté.

-Como vi que estabas cansada llamé a Villa para que se quedará esta noche en el hospital.

Genial, ya era hora que ambos fuéramos a descansar.

-Que día tan agitado- murmuré.

El solamente asintió.

Llegamos a casa, bueno la casa de Simón, nos adentramos y vi que se echó al sofá.

-¿No vas a dormir?- le pregunté.

-Lena, mi habitación esta hecha un lío-
Ciertooo, sus libros estaban por todas partes, y esta hora no era la indicada como para ordenar.

-Bueno, no te voy a juzgar por ello ¿Pero seguro que el sofá no es incómodo?- di un bostezo.

-Deja de preocuparte por mi, mejor vete a dormir, estas que te caes del sueño- tenía razón, sería lo mejor, mañana tendría que ayudarlo a ordenar todos sus libros.

-Pero...- antes de que pudiera decir algo más, Simón se levantó del sofá tomó mi muñeca y me arrastró hasta mi habitación.

-Basta, tienes mucho sueño, ve a dormir- solamente asentí.

-Descansa- dijo Simón y cerró la puerta de la habitación.

-Igualmente- susurré, pero el ya no se encontraba ahí.

Lance todas mis cosas al suelo y me tiré a mi cama, majestuosa cama, se sentía como nubes y en menos de un segundo me quedé dormida.

Yo contigo, tú conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora