Golpes a la puerta y fuertes gritos se escuchaban en la madrugada.
¿Qué diablos estaba pasando?
Pero no era sólo una voz gritando, había otra.—¡Vete!— el tono de Simón era alto.
—Eres un maldito bastardo— la voz del sujeto era un tanto ronca.
Camine hacia el pasillo y me quede observando detrás de la pared. Super espía.
No podía ver bien el hombre que se encontraba en la puerta, podía ver sus siluetas más no su rostro nítido.
—No te voy a dar dinero para tus porquerías — replicó Simón —Tratame de la mierda, hazme daño, pero no te daré ni un sólo peso.
—¡No puedes hacerme esto, soy tu Papá!— No me lo creo, no estaba entendiendo nada.
—Oh, claro que sí puedo, y me vale mierda si eres mi padre, ya es mucho descaro de tu parte.
—¿Dónde está tu hermano?
—Donde no te importa, el ya no será más compasivo contigo.— su voz era más ruda de lo normal.
—Tu maldito bastardo— su índice señaló el pecho de Simón —Eres una mierda, por tu culpa tu madre se separó de mi, te prefirió a ti y a tu ingenuo hermano.
Que mierdas le pasaba a este hombre por la cabeza.
—No, tus actos hicieron que mamá se alejara de ti.
—Pura mierda, prefirió un alcohólico y fumador antes que a mi.
—Cierra la boca, porque tu eres peor, un maldito drogadicto.
Mierda.
Ya entendía un poco más el pasado de Simón, su padre era una porquería lo culpaba de toda la desgracia que a el le ocurría, aunque Simón no tuviera nada que ver, era por eso...por la culpa que su padre creo en él.era porque fumaba y tomaba.
—No soy peor, no soy el que le hace daño a personas, tu me hiciste daño, me separarse de lo que más quería.
—Si la quisieras de verdad no le hubieras hecho daño, pero sigues siendo un asco, tu eres el único que te haces daño— su voz salió entrecortada y mi corazón se partió en mil pedacitos.
El padre de Simón lo agarró con violencia por la camisa —¡NO, TU ERES EL MALDITO RESPONSABLE DE TODO!— Esta mierda definitivamente no lo iba a permitir.
Salí de mi escondite y le di un buen empujón al imbécil.
—Cierra la boca, se nota a lo lejos que eres un asco.— dije, la mirada del idiota no era nada agradable.
Y la verdad no lo fue porque me devolvió el empujón con todas las ganas que termine en el suelo.—¡Lena!— Simón me ayudó a levantar. —Vete a tu habitación, te puede hacer daño.
—Wow, te preocupas por ella.
—Vete al diablo— le dije.
Simón tenía varios rasgos de su Papá, sus cejas bien pobladas y sus narices eran idénticas.
—...así que te llamas Lena y le importas a Simón— su mirada me debió escalofríos.
—Tú, no le vas a hacer una mierda, es hora de que te vayas— Simón agarró a su Papá por su chaqueta y botaba rabia por los poros —no me importa si eres mi padre, no te voy a dar nada.
—¡ERES UN ASCO!— el idiota le dio un empujón a Simón que lo dejó en el suelo y después la puerta se cerró con un golpe fuerte.
Y la casa quedó en total silencio
* * * * * * * * * * * *
—¿Simón?— me senté a su lado en el suelo.
De repente, sus brazos se envolvieron a mí alrededor, tirándome. Un rostro caliente se presionó en mi pecho. Me quedé atónita, algo humedeció mi camisa. Definitivamente eso no era sudor.Simón estaba mal.
—Oye— mis dedos se posaron en su cabello y empecé a "masajear"
Según Internet eso ayudaba.
—Sólo necesito un minuto— murmuró contra mi pecho.
—Tómate tu tiempo.— seguí haciendo pequeños círculos por su cabeza.
—Quiero hablar— su voz salió en un susurro.
—Dale, yo te escucho.
—Él que apareció como loco es mi Papá— suspiró — Cada tres meses viene a pedir dinero para comprar trago cigarros y droga.
Sus rostro se encontraba clavado a alguna parte del suelo.
—Siempre me echó la culpa de que mi mamá lo dejará, pero yo no podía permitir que la golpeara— cada palabra que pronunciaba rasgaba mi corazón. — Cada vez que llegaba tomado y drogado la lástimaba, hasta que un día me cansé y lo enfrenté, por lógica me gane la paliza del siglo, pero fue suficiente para que mi madre y mi hermano ya no le tuvieran compasión por ser solamente mi padre— una lágrima hizo recorrido por su mejilla, ver a Simón vulnerable era algo indescriptible, él era alto por fuera, pero pequeño por dentro. Sus ojos se encontraban en una especie de viaje en el tiempo, reviviendo todos sus recuerdos.—los ayudó a darse cuenta la clase de monstruo que era, y mi madre sólo lo alejó. Pero creo que no fue suficiente, me sigue buscando cada vez para dinero, pero al parecer no entiende mi negación.
Parecía una idiota mirándolo perpleja no sabía que mierda decir, no estaba preparada para este tipo de cosas.
Solamente sabía que su padre era un monstruo, tenía rabia tristeza e impotencia en este momento.—A veces me explota la cabeza no saber si es mi culpa o no.
—No lo es Simón, hiciste lo correcto. Ya era justo tanto daño ocasionado por tu padre.
Su mirada se conectó con la mía y su sonrisa apareció —Al parecer ahora los papeles se invierten— sus ojos destellaban diversión.
—Al parecer, lo complicado es que estamos en un sentimiento de culpa, pero con el tiempo sabremos manejarlo.
Nos quedamos unos segundos en silencio hasta que sus palabras me sorprendieron
—Lena, prometeme que tendrás cuidado— traté de interrumpir pero el continuo —No se de que es capaz mi padre, pero no quiero que te ocurra algo, no quiero que te haga daño.
Sus palabras me hicieron saltar de sorpresa ¿Le importaba?
Dios, yo ya no sabía nada.
Pero solamente asentí, no me daba miedo de que ese hombre me hiciera daño, me daba más miedo que le siguiera haciendo daño emocional a Simón.
En un segundo Simón ya estaba de pie y me ayudó a levantarme.
Sus labios chocaron con mi mejilla el tacto era suave, cálido y tierno, mi cuerpo se tenso y la piel se me erizo.
¿Podría pedir otro? Lo quería.
—Gracias por escucharme— la esquina de su labio se estiró.
Y se adentró a su habitación.
Este es el momento en el que me quedo como estúpida en la oscuridad de la sala sonriendo a la nada, tal vez ese beso fue por la melancolía y la sensibilidad de la madrugada.
O tal vez no.
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Yo contigo, tú conmigo
FanfictionSimón Vargas, con problemas para organizarse y una pequeña ansiedad por fumar, necesitaba urgente una asistente que lo vigilará y lo ayudará con sus labores, bueno la idea de la asistente no fue de él, si no de sus compañeros de Banda, que se encont...