Dos semanas después:
Simón:
—¡Simón, sal de esa habitación!— los golpes en la puerta se hacían más fuertes ¿Qué mierdas no entendían? No quería nada. —¡Simón! Encerrarte en tu habitación no hará que Lena regrese— abrí la puerta de golpe y agarré al pequeño sujeto por la camisa.
—¿Y?— mi respiración era fuerte, rabia y tristeza me consumían estas dos últimas semanas.
—¿Y? ¿En enserio?— la mirada de mi hermano era incrédula —¡Le hiciste daño Simón, desde que llegó le hiciste la vida imposible! ¿Y todavía tienes el cinismo de preguntar?
—Vete.— mi tono era frío.
—Necesitas salir de aquí, ve por Lena, en el maldito trago no encontrarás solución.
—Martín, por favor, vete.
—Deja la culpa, el orgullo y la rabia.
—¡Que te vayas!— Lágrimas querían salir, nunca antes me había mostrado vulnerable ante Martín.
—¡Deja de vivir en una culpa, una culpa que tu crees llevar, pero no es así!— sus palabras me retumban una y otra vez en mi cabeza. —por eso alejas a personas maravillosas de tu vida, por tu actitud de imbécil ¡Y lo sabes!
—¡Claro, como papá nunca te trató del culpable de toda su desgracia, como no viste los golpes que le daba él a mi madre— una lágrima recorrió mi cachete izquierdo. — Como nunca recibiste la paliza por parte de él, como nunca sentiste ser la carga para todos por culpa de varios vicios.
—No eres el único que ha sufrido Simón.
Martín salió de mi casa, quede sumido en un silencio y tristeza absoluta. Estaba siendo egoísta, yo había decidido llevar esta culpa, yo no veía que más personas estaban sufriendo.
Me senté en el suelo, coloque mis brazos en mis rodillas, necesitaba a Lena, necesitaba tenerla cerca, cuidarla, verla, tocarla.
Lena me mantenía estable con su sola presencia.
Necesitaba recuperarla.
Lena:
Dos semanas sin ver a Simón, dos semanas que llevo viviendo en mi apartamento, se encontraba tal y como lo dejé, con un poco más de cosas y eso fue gracias a la ayuda de Mara y un tanto de dinero que tenía ahorrado.
Desde ese día en el que llegó Tamara a decir que se acostó con Simón, mi mente no deja de pensar en cómo ella tenía las manos sobre el, desde ese día he llorado todas las noches.
Y al parecer no era suficiente, en cualquier momento me iba a secar, sabía que mi cara y mis ojos estaban más hinchados de lo normal y que mis ojeras no se ocultaban.
El pomo de la puerta de mi casa se comenzó agitarse, eso me sacó se mis pensamientos y me llenó de un poco de miedo, pero recordé que se encontraba con llave.
—Lena— su voz agitada me sorprendió, mi piel se erizo y me comencé a sentir mareada, ¿que hacia aquí Simón?
Golpes comenzaron a sonar en la puerta.—Lena, por favor abreme, necesitamos hablar.
—¿Hablar después de dos semanas?— pregunté.
Un momento de silencio —Lena, por favor disculpame, he tratado de recordar, pero te juro que no puedo, abre la puerta.—No.
—Abre. La. Puerta.
—Simón, vete enserio, no quiero discutir sobre esto, dejemos esto así.— mi corazón se encontraba demasiado decepcionado para hablar sobre esto, necesitaba como otros dos meses de tusa.
O más.
—Lena, por favor comprendeme, estoy haciendo el intento por recordar.
Exploté.
—¿Comprenderte? ¡He hecho mucho para comprenderte, deberías tu colocarte en mi lugar, deja de ser un egoísta por un maldito segundo!— hice una pequeña pausa —¿Cómo quieres que te crea que te fuiste a tomar y que no pasó nada entre Tamara y tu? ¡Estabas muy borracho Simón, eras capaz de hacer cualquier cosa borracho!
—¡Me vuelvo más loco estando consciente que borracho, y lo sabes Lena, fuiste espectadora del maldito show de los libros voladores— Simón hizo una pequeña pausa de discurso con pura palabrería —Estoy tan seguro de que no le toque un sólo pelo a Tamara ¡Toda la noche la trate de evitar, solo estaba tomando, recuerdo que caí dormido y después termine en mi casa ¿Es muy difícil entender eso, Lena?!
—¿Es muy difícil de entenderme?
Finalmente el silencio fue ensordecedor en ambos lados de la puerta, me acerqué para escuchar algo, pero nada.
Entonces comenzó el choque.
¡Bum!
—Mierda, mi hombro— murmuró Simón al otro lado de la puerta.
¿Qué diablos?
Abrí la puerta para que Simón no la fuera a derrumbar, pero en un segundo Simón ya corría hacia mi, dispuesto a darle otro golpe a la puerta.
Pero la que recibió el golpe fui yo.,
—¡Lena!— la respiración de Simón era entrecortada, mi cabeza se sentía gigante, me encontraba mareada —¡Ay Dios! dime que estas viva, dime que no te maté.
Mis labios no pudieron evitar una sonrisa, me gustaba mucho cuando se preocupaba.
—Ven, vamos a arriba.— negué con la cabeza, necesitaba unos segundos más en el suelo. —Cristo, soy una bestia, ¿Tienes hielo o algo para colocarte a tu cabeza?
—Debe haber algo en la nevera, no estoy segura.
Simón regresó con una bolsa de habichuelas congeladas, me reí.
—Creo que los vegetales pueden servir ¿Si se colocan carne congelada, por qué no una bolsa de habichuelas?
—Tienes razón.— me senté.
—¿Donde te duele?— preguntó.
Señalé el lado izquierdo de mi cabeza, Simón colocó la bolsa con cuidado, sentir el frío congelar mi cerebro.—¿Podemos hablar?— trate de esquivar su mirada, no podía verlo a los ojos sin llorar.
—Lena— su voz era una orden suave. —Mírame.
Exhalé —¿Qué pasa Simón?— su rostro se veía demacrado, bolsas se encontraban bajos su ojos, barba más poblada de lo normal y su cabello desordenado.
—Discúlpame Lena, vuelve a la casa por favor— en sus ojos se veía la súplica. —No dejes el trabajo, ambos nos entendemos, a nuestra manera, pero lo hacemos— hizo una mueca de desagrado.
—Simón, no se que pensar, es complicado todo esto.
—¿No confías en mi?— no respondí.
—Es entendible, mi actitud te hace dudar.— Suspiró.
—Simón, es mejor que busques a otra persona, he estado buscando y alguien puede sustituirme, su nombre es Carlos.
—No, Lena, no— sacudió su cabeza.
—Simón, ambos hemos logrado tocar las fibras sensibles del otro y nos estamos haciendo daño, por favor, solo inténtalo, ten una reunión mañana con Carlos.
—No creo que deberíamos hacer eso.
—Simón...
Su mandíbula se tenso —Diablos, esta bien.
ESTÁS LEYENDO
Yo contigo, tú conmigo
FanfictionSimón Vargas, con problemas para organizarse y una pequeña ansiedad por fumar, necesitaba urgente una asistente que lo vigilará y lo ayudará con sus labores, bueno la idea de la asistente no fue de él, si no de sus compañeros de Banda, que se encont...