Capítulo 34

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Simón:

Mi mirada se dirigía a cada paso que daba Thomas, su mandíbula estaba tenso y su rostro tenía una expresión de derrota.
—¡Mara, Thomas!— chilló Lena, no podia dejar que estos celos enfermizos arruinaran el momento, era hora de aprender a controlarte Simón.
—¿Cómo sigues?— pasó su mano por su cuello y le extendió un ramo de flores a Lena, bueno, que alguien me ayude a controlarme porque yo no podría hacer esto sólo —No quería llegar con las manos vacías, así que te traje estás flores— dirigió su mirada a donde me encontraba y el color se subió a sus mejillas, oh sabía que me estaba conteniendo por matarlo.
—Muchas Gracias, es muy lindo de tu parte— Lena tomó las flores con su brazo sano —Y ya me encuentro mejor, a veces regresa el dolor pero con el medicamento se logra controlar.
—Que bueno que ya te encuentras mejor— Thomas cruzo sus brazos, sus hombros se encontraban tensos.
—Mejórate rápido que necesito con quien chismear— Mara trato de bajar la tensión en esto, creo que ella también notaba mi incomodidad. —Pero bueno despues te hago la visita Lena, creo que mi amigo Thomas necesita hablar con ustedes, así que me retiro— Mara se dirigió hacia la puerta y en el momento que llegó a ella dio un pequeño suspiro y dijo —No se vayan a matar, que no tengo ganas de llamar a los guardias— y la puerta hizo click, y tal vez la tercera guerra mundial  se formaría en esta habitación.
—¿Qué haces aquí?— las palabras salieron de mi boca sin pensarlo, oh Dios, no quería empezar esto.
El chico se colocó tenso y su espalda rígida —Primero quería visitar a Lena, quería saber como estaba— Lena miraba a todos lados, estaba elevada de la conversación, tenernos a ambos en el mismo espacio era peligroso. —Y segundo creo que es hora de aclarar las cosas respecto a Tamara y lo que ocurrió esa noche— me estremecí debajo de Lena, y su rostro había perdido el poco color que tenía, ambos quedábamos mirándonos perplejos
—¿Qué sabes?— Lena tragó saliva, sus manos comenzaron a temblar un poco.
—Desde que saliste del estudio toda enojada decidí darte tu tiempo— hizo una pequeña pausa —Pensé que necesitabas tiempo para arreglar las cosas con Simón, y sentía que yo estaba interviniendo en eso— bueno, al fin hizo algo bien —Pero unas semanas después conseguí el contacto de Mara, y me mantuvo informado de ti— mi sangre se encontraba hirviendo ¿No la podía dejar en paz? Pero necesitaba escuchar esto, así que necesitaba controlarme —Me contó la discusión que tuvieron por culpa de Tamara y fue cuando le conté la verdadera versión de la historia.
—¿Y cual es?— Lena demandó en un tono exasperante
—Que Simón no se acostó con Tamara como tu crees.— la bomba se desató, la boca de Lena se abrió, yo miraba a ambos perplejo ante tal situación.
—¿Cómo sabes?— el rostro de Lena se volvió oscuro, con un toque de curiosidad
—Lena, fui yo quien lleve a Simón a su casa— yo trataba de recordar, pero no podía, por semanas me encontraba en esa labor pero mi cerebro no ayudaba y la desesperación me inundaba.
No hubo respuesta por parte de Lena, la entendía era complicado procesar todo esto.
—¿No me crees?
—No lo sé, todo es confuso.
—Esa noche quería tomar un par de tragos, por todo el estrés que llevaba y me sorprendió ver a Simón en el mismo bar— suspiró —quería irme, porque sabía que Simón me mataría si me veía ahí, bueno creo que todavía lo quiere— una breve sonrisa apareció en mi rostro —Pero en el momento en que lo vi borracho y que se trataba de liberar de las garras de Tamara decidí ayudarlo— se veía que hacia un pequeño esfuerzo por recordar —Creo que después de eso lo lleve al carro, no sé si crucé un par de palabras con Tamara, pero el punto es que lo dejé en su casa. — terminó de contar la historia  —¿Ahora me crees?— ambos esperábamos en silencio la respuesta de ella.
Sólo asintió —Pero ¿Por qué Tamara mentiría así? — la pregunta la dirigió hacia a mi y mi risa salió con descontento —Y ¿Por qué dices todo esto?— su cabeza se dirigió hacia Thomas, yo también me sorprendí a que llegara a contar esto ¿No sería una pérdida para el?
—Fueron muy geniales las citas Lena, pero creo que los que deben conocerse mejor son otros— señaló con su cabeza hacia nosotros —Aparte, no quiero intervenir, se nota el amor entre ustedes dos— nuestras mejillas volvieron a tener color, mis orejas se sentían rojas — y yo...—un sonrisa ingenua salía de el — Ya estoy conociendo a alguien más.— su mirada se dirigió hacia la puerta, o más bien a la persona que se encontraba afuera...
Nuestros rostros se iluminaron con sorpresa y alegría —Dios Thomas, no pierdes el tiempo, le haces algo y te hago daño ¿Entendido? — los tres nos reímos
—No lo haré, no quiero perder mi cabeza.— sonrió —Bueno pues, creo que mi trabajo ya está hecho, espero haber aclarado todo esto entre ustedes, nos vemos, si necesitan algo no duden en decirme— Thomas salió de la habitación, me aparte de Lena y fui tras de él.
—Thomas, hey— giro ante mi llamado —Gracias, enserio— estire mi mano como señal de agradecimiento, el la tomó y nos dimos un abrazo golpeando la espalda del otro.

Me dirigí de nuevo a la habitación y cerré la puerta, vi que Lena se estaba escondiendo detrás de las cobijas.
—Tenemos mucho que hablar— quise sonar serio, pero en mi rostro se mostraba una sonrisa tonta.

Sonrisa ocasionada por Lena.

Yo contigo, tú conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora