Capítulo 35

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-Simón, perdóname, debí creerte, debí ser comprensiva cuando me decias que no recordabas nada, fui muy egoista, me llené de películas te lastime a ti, pasaste dias terribl...
-Lena- mi tono era suave y paternal -No pasa nada, en serio.
-No Simón, no pasa nada, te lastime, fui muy egoista, solo queria que me comprendieras a mi...- bajó su cabeza como en tono de derrota -y yo no logré comprenderte a ti.
-¿Estas buscando subirme el ego y decirme que tuve razón en esta situación?- me crucé de brazos, con una mirada picara y de malicia, pero una almohada cayo en mi cara antes de seguir con mi ego fingido.
¿Que rayos tenian con lanzarme almohadas? Era como un pasatiempo.

-Ya no te vuelvo a decir nada- Lena fijo su mirada enojada en otro lado.
-Lena- su nombre salio en una risa -Cariño, no tienes nada en que pedir disculpas- me senté a su lado -Ambos hemos cometido errores, pero el que la ha arruinado más soy yo, y esto no es una competencia de quien lastima más al otro, siento que debemos dejar de lado todo eso...- pase mis dedos por su mejilla - y empezar desde cero, sin hacernos mas daño...- suspiré - sin hacerte mas daño.

Lena quedó inmovil ante mis palabras, sus ojos se inundaban de lagrimas y se abalanzó sobre mi, me aferre a ella esto era lo que queria y no iba a dar marcha atrás,  nos arrunchamos y quedamos en un sueño profundo.

                           ******

Solo veia a Lena, siendo golpeada y yo no podia hacer nada, me sentia atado, sin poder correr a ella para ayudarla, despues me vi junto a ella, lastimados, rotos mientras mi papá se reía orgulloso de lo que habia hecho.
De lastimarnos.
Me estremeci debajo de Lena, me despertó la pesadilla que no era más que una realidad.
Me sentia agitado, mis manos se volvieron puños y en mi garganta habia un nudo de rabia.
Necesitaba salir de aquí, necesitaba hacerle pagar a mi padre todo lo que habia hecho, ya fue mucho, ya nos mas años de sufrimiento.
Me deslicé lo mas cuidadoso para no despertar a Lena y sali de la habitación, camine los largos pasillos del hospital buscando la salida, mi respiracion estaba agitada, en mi habia un deseo de vengaza, pero no, no quiero ser un monstruo como mi padre, yo no lo soy.
Una fuerte mano en mi pecho me detuvo y me sacó de mi cabeza.
-¿A donde vas moncho?-unos ojos verdes me detuvieron.
-Villamil ¿Qué haces aquí?- pensé que todos se encontraban en casa.
-Me quedé, decidimos darte tu espacio con Lena, pero uno se quedaba en guardia, yo fui el afortunado del sorteo- soltó una carcajada -Pero los demás no tardan en volver, solo fueron por algo de comer, ahora ¿necesitas algo?
-Solo necesito aire fresco, quiero despejar mi mente- se qué mi mirada se encontraba perdida, miraba a todo, menos a Villamil.
-Ok- se quedó un rato mirándome y pensativo.
-¿Qué?
-La mamá de Lena esta aquí, la vi salir hace unos minutos- mi sangré se volvió helada ¿que rayos hacía aquí? No tenía ningun derecho de estar aquí, despues de tratar a Lena cómo la trató.
-Necesito hablar con ella- demandé, quería dejarle un par de cosas en claro.
-Simón, no, no vayas a buscarla.
-Yo nunca les hago caso a ustedes- di varias zancadas hasta la salida.
El frío de la madrugada de bogota recorrio todo mi cuerpo, fije mi mirada en todas partes pero no la veia en ningun lado, hasta que en un rincón la observe, fue fácil reconocer su contextura aunque estuviera de espaldas.
Pero me llamo la atención la silueta con la que estaba hablando, hasta que una pequeña luz tenue marcó vario de sus rasgos.

Me estremecí al reconocer ese rostro.

Yo contigo, tú conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora