Capítulo 36

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Simón:

Me senti mareado
El hombre mantuvo contacto visual y murmuro algo a la persona que se encontraba frente a el, e inmediatamente la mamá de Lena se retiró.
Mis manos temblaban, mis cejas estaban mas juntas de lo normal y mi sangre hervía, mis piernas fueron rápidamente ante él y en un parpadear ya mis puños estaban en su rostro, golpe, tras golpe, mis nudillos se encontraban reventados y dolían, pero este pedazo de humano se lo merecía.
-¡QUE MIERDAS TE PASA!- demandó desde el suelo
-Que maldito cinismo el que traes- respire hondo para no terminarlo de matar -¿Por que mierdas hablabas con la mamá de Lena?- mantuve mi pregunta en un tono "relajado".

Su respuesta fue una sonrisa de malicia

-¿POR QUÉ?- mi tono se elevó, la rabia volvía y mis puños ardían.
-¿En serio?- la sonrisa seguía ahí -Simon, eres inteligente, ya debes saber el por qué- soltó una carcajada -Pero aun así te lo diré.
-Bastardos- mi voz salió entrecortada, me valia mierda si despues de esto terminaría en una carcel, pero el tenia que pagar
-Ya sabes que la querida madre de tu novia no es que la quiera de a mucho y pues yo a ti, tampoco- sonrió - e hicimos un complot, dos pajaros de un tiro
-Cállate- lo interrumpí
- Tú querías el por qué
- Cállate- lo dije una vez más
- Y ya lo sabes, lastimabamos a uno, se volvería mierda el otro- doy una pequeña pausa -¿No es maravilloso?
Y mis manos ya se encontraban encima de él, mi rabia salía por los poros, mis nudillos clamaban descanso, pero no, no importaba el dolor aquí, solo quería que pagara
Por mi madre
Por Lena
Y por mí

Pero un golpe en mi barbilla me detuvo
-Maldito, te enseñé bien- dijo entre maldiciones
Y no se si fue el golpe o las palabras que me dejaron sin aliento.
Yo no era así
Yo no queria ser como él
Yo no quiero seguir sus pasos

Y ante mi falta de aliento y desconcentración el maldito tomo ventaja, golpe tras golpe me impactaban, trataba de color mis brazos para defenderme, pero me encontraba cansado.
Cansado de esta basura.
-¡Simón!- la voz la escuche muy lejana y sólo vi a un Villamil tratando de levantarme y dos tipos llevándose a mi padre. -Por qué mierdas siempre haces lo que se te da la gana, mire como está, vamos adentro a que te curen ese poco de heridas- Villamil estaba enojado y yo me sentía un niño siendo regañado.

*******
Martín:

-Ho...-
-¿Donde está Simón?- la pregunta de Lena me interrumpió y me tomó desprevenido.
-Calma, según Villaco fue a tomar un poco de aire fresco.
Suspiró, todos nos encontrábamos agobiados.
-Vaya, las niñeras si se preocupan por sus niños- solté el comentario tratando de aligerar el ambiente
-Cierra la boca
me reí -No te preocupes, no hará ninguna estupidez- mire su rostro atento -Eso creo- hice una mueca
Lena asintió
Dirigí mi mirada a mis manos y recordé porque vine a aquí -Te traje yogurt, fuimos con Isaza por algo de comer y pues ya sabes, el yogurt alivia las penas.
-Ahora los papeles se invierten- una sonrisa se asomó en su rostro -Gracias.
-Un gusto jefa, ¿Como te sientes?
-Mejor, el dolor vuelve pero ya no es tan fuerte como antes.
-Es genial- mire alrededor -Mejoras rápido y sales de este infierno.
-No eres muy fan de los hospitales.
-Estas en lo correcto pequeña- suspiré -Trae malos recuerdos y me devuelve a la pesadilla que vivíamos- algo en mi pecho se apretó, todo lo que pasamos era jodidamente complicado-aunque la pesadilla todavia sigue- me reí.
-Lo siento- sus disculpas salieron en susurro.
-No te disculpes, solo es la realidad- me relaje en el sofá que estaba al lado de la cama- Y la realidad debe hablarse, no?
Asintió
-Has sufrido mucho ¿No es cierto?- su pregunta me tomó desarmado, mi corazón picaba y todo en mi mente me devolvia a un pasado un tanto oscuro.
-De los tres, creo soy el que llevó la menor carga, pero aun así se siente como si pesara un maldito infierno.- suspiré -Mamá y Simón trataban de ocultarme la mayoria de cosas, pero aún así yo no era idiota Lena, yo me daba cuenta del montón de cosas que sucedían, de como mamá tenia un nuevo moreton cada semana, de como Simón peleaba con papá y de como la figura de padre bueno que tuve alguna vez de el, se fue por la borda- apoyé mis codos sobre mis rodillas -Y no me perdono, porque nunca pude hacer algo, porque me aferre a la idea de que el podría cambiar y todo volvería a ser color de rosa como antes, pero desde el día que le dio una paliza a mamá y a Simón, no aguanté más y le advertí que no volviera a nosotros, pero se pasó por alto esa advertencia y aparece de vez en cuando para recalcarle a Simón una culpa que no merece- hice una pausa- desde ese día con mamá sentimos una paz, pero alguien se quedo atrás, derrumbandose
-Simón.
Asentí
-¿Por qué eres tan duro con Simón?- su rostro era tranquilo, atento
-Porque no quiero que sea como papá- mi voz era fría, el nudo en mi garganta cada vez de hacia mas fuerte y el pasar saliva se hacia imposible -Simplemente no lo quiero.
-Pero el no será como él, y creo que lo sabes Martín.
-Pero me da miedo Lena- en ese momento Isaza entro a la habitación con cara de no muy buenas noticias.
-Simón se agarro a golpes con tu papá- mi rabia floreció y solo queria decirle un par de cosas a Simón -Está en la parte de enfermería, lo estan curando, ya nos encargamos de tu padre- Isaza dio largas zancadas y salió del lugar, se dirigía a donde estaban los otros muchachos.
-Le voy a arrancar la cabeza, juro que lo hago
-Hey- fui saliendo de la habitación cuando la voz de lena me detuvo. -No seas duro con él
-Lena, se mete en cada problema, esto es lo que tratamos de evitar
-Pero con rudeza y regaños no llegaran a nada, el no lo hace porque quiera ser como su padre... solo lo hace porque quiere proteger a su gente- algo en sus palabras era cierto y nunca lo había visto de esa manera -Lo que he notado de Simón es que le vale mierda cómo este él, con tal de que los demás esten bien.
-El nunca fue su prioridad.
-Exacto- nos quedamos en silencio por un rato -Habla con él, lo necesitan.
-Gracias- una pequeña sonrisa salió de mí

Simón:

Mi mirada estaba fija al suelo.
Los chicos ante mi descontrol se reunieron a hablar, mientras a que mi lado se encontraba una enfermera curando mis heridas, el único que faltaba era Martín.

Me iba a mandar al diablo.

-¿Que carajos pasó?- el pequeño sujeto apareció en la puerta de la sala de la enfermería, el lugar era bastante pequeño, la enfermera a mi lado se retiró antes de que esta habitación explotara.
-Nunca le crean a Simón cuando dice que va a tomar aire libre- la esquina de mi labio se estiró.
-Gran guardia hiciste Villamil- resaltó Isaza
-Bueno, eso no resuelve dudas- los brazos de Martín estaban a sus costados tratando de entender todo esto.
-Sali a "tomar aire"- dije haciendo las comillas en el aire- Porque Villamil me dijo que la mamá de Lena estaba aquí.
-Usted si es sapo- Isaza dijo hacia papo
-Bueno, ¿Puede dejar de despreciarme?-me reí
-Continuando, vi a la mamá de Lena, pero papá se encontraba con ella hablando, al momento en el que me acerqué, ella se alejó y me quede con el imbécil y perdí el control- la cara de Martín se encontraba perpleja.
-¿Y para que hablaba con ella?- preguntó
-Para ver cuando cuadraban una salida a cine- amaba a Martín, pero habia veces en las que no comprendía la situación. -Ella le pagó al idiota para lastimar a Lena, pensó que matar dos pájaros de un tiro sería "Maravilloso" y fue como un trueque, le quito a mamá y me quita a lena- terminé de explicarles toda la situación y se encobtraban casi con sus barbillas pegadas al suelo. -Son unos malditos, si lo que han perdido es todo por sus actos de mierda, pero esto no se queda así.- vi sus rostros y eran mas incrédulos que antes -¿qué?
-Lo que dijiste- mencionó Villa y recapitulé.
Oh mierda
Lo que dije, por primera vez no me hago responsable de los actos de papá, por primera vez no me culpo de algo que no hice, por primera vez me volví a sentir bien.
Martín sonrió, al parecer le llenaba de orgullo esas palabras -Debes decirle a Lena, y explicarle todo esto.

Y a eso iba.
Acepté que esta culpa no la merecía cargar, quedan muchos problemas más, pero lo acepté y es un gran paso
Y era hora de ir ayudar a alguien más

Yo contigo, tú conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora