Capítulo 13

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Simón:

Rápidamente se limpió la lágrima con su mano.
Preocupación recorrió mi cuerpo, pocas veces trataba con alguien llorando.

¿Qué tenía que hacer? ¿Abrazarla? ¿Comprarle chocolates? Ni idea.
Solamente respire y le pregunté lo más obvio.

-Lena, ¿Por qué específicamente cantas esta canción?- su mirada sombría hizo quebrar mi corazón.

-Soñé con mi hermana- su voz salió entrecortada. -Mi hermana murió hace un año y fue mi culpa- iba a abrir la boca para decir algo, pero me detuvo.

-No, déjame terminar- continuó -Murió en el accidente donde yo fui responsable, un maldito loco salió de la nada y no pude mantener el control del volante- lágrimas brotaban de sus ojos y mi corazón se rompía lentamente.

-Lena...- toque su hombro.

-Espera, todavía no he respondido tu pregunta.

-Lena, ya no es necesario, esto es un tema doloroso para ti- me acerqué un poco más a ella.

-Déjame- hizo una pequeña pausa -su canción favorita era esa, era muy fan de ustedes- pude ver que se asomó una pequeña sonrisa -Y cada vez que nos reuníamos me la dedicaba- me dio una breve mirada.
-¿Sabes? La canción describía nuestra relación, ambas dábamos todo por la otra-  suspiró.

Ahora ya entiendo todo, ya entiendo porque se enojó el día que empecé a lanzar libros como loco.

Hubo un tiempo de silencio.

Hasta que sus palabras lo cortaron.

-Necesitaba sacar todo esto, gracias por escucharme. -sus ojos se iluminaron hacia mí.
Yo sólo seguía ahí, sin saber que mierda decir.

-Uhmmm ¿De nada? Pero sigo pensando que no es tu culpa.

-No eres el indicado para hablar de eso- tenía razón, tal vez no era el indicado. No iba a discutir eso.

O tal vez sí.

-Lena, tal vez no seré el indicado pero así como me dijiste no tienes la responsabilidad de la muerte de tu hermana.

-Entonces ¿Por qué mamá me lo repite siempre?- se levantó enojada, no mierda, no quería que llegara a esto.

-Tu mamá está cegada por el dolor, y busca algún responsable- le respondí.

-No lo creo, las palabras de mamá tiene algo de verdad.

-Por el amor de Cristo Lena- me levanté también y suspiré -No es tu maldita culpa y tu mamá está tan equivocada.

-Simón, no trates de hacerme sentir bien, será muy complicado.

-Esto no se trata de hacer sentir bien a alguien, se trata de hacerte entrar en razón.- lágrimas seguían cayendo por sus mejillas, no podía soportar verla así.

Me acerqué más a ella y fui débil, debía darle un abrazo y así lo hice.

Nuestros cuerpos se unieron, eran como si encajaran el uno con el otro.
Empecé a hacer pequeños círculos en su espalda, tratando de calmarla.

-Vamos, liberate, es hora de que saques todo.-

Nos quedamos por media hora sentados en el suelo, abrazados.

-Abrazas bien- su voz salió en un susurro.

-Es algo inusual en mi.

-Si, debí suponerlo- alzó un hombro.

Nos quedamos mirando por unos segundos y que Dios me libre de esta locura por sus labios, se veían cálidos y suaves, ella era calida y suave, no quería que este momento se terminara.

Me fui acercando a su rostro, estaba fuera de sí, solamente era como el impulso por el corazón.

-¿Simón?- preguntó ella con confusión.

-Lo siento, mierda Lena, lo siento, debo salir de aquí- me saque de ese cálido abrazo y el frío me golpeó.

Esto no estaba pasando, nunca ocurriría nada, estas cosas no le pasaban a personas como yo.

Salí de la casa y la dejé allá en el suelo, vulnerable.

Dios, era una completa mierda.

Necesitaba un cigarro.

O tal vez dos.

Yo contigo, tú conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora