Capítulo 15

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Los sentimientos que tenía por Simón era cada vez más grandes y cuando el trato de besarme y me abrazó y estuvo para mi, se dispararon más, pero también pude reaccionar que estaba muy lejos de mi alcance, el era un gran bajista de una banda que cada vez se hacía más reconocida y yo...pues simplemente trabajaba como secretaria.

Yo simplemente ya he tenido muchos corazones rotos, no era capaz de manejar uno más.
Y aunque la mayor parte del tiempo me agradaba el trabajo, no quería que mis sentimientos siguieran desgarrandome por dentro.

Así que tomé una decisión.

Me tomé la molestia de conseguirle a Simón otro asistente, el vendría el Lunes por la mañana para hablar con él, lq verdad  tenía más capacitación en esto, yo no.

Ahora sólo faltaba decirle a Simón.

Me encontraba en la mesa de la cocina viendo algunos correos, dejando todo antes de que llegara mi reemplazo.

Simón salió rápido de la su habitación hasta donde me encontraba.
Su mirada era fría y calculadora.

-¿Qué?- pregunté.

-¿Por qué diablos...- miró la pantalla de su teléfono- tengo un correo de un tal Eduardo, que dice que me espera el Lunes para hablar del puesto como mi asistente?- dejó el teléfono en la mesa, y cruzó sus brazos. -Explícame.

-Sí, respecto a eso, te lo iba a decir. Renuncio.

-¿Cuando?

-Este fin de semana.

-Maldita sea Lena, ¿Por qué te vas? Te gusta el trabajo, nos soportamos.

-Es momento de buscar otras oportunidades para mi. - le respondí

Su cuerpo era tenso -Lena...- su voz salió en un susurro -Te pagaré el doble.

¿El doble? Bebé Jesús, era mucho.
-Simón no se trata del dinero, son cosas más personales.

-Mierda Lena- su voz tenía exasperación, pasó sus dedos por su cabello. -¿Porque te quieres ir? Te pago el triple.

Y hubo silencio por mi parte, creo que no entendió que esto no trataba de dinero.

-¡Lena!- gritó Simón, sus hombros tensos, mirada cautelosa esperando una respuesta de mi parte, pero no había nada.

Seguía en silencio, no quería, no podía decirle "Oh si señor Simón Vargas y querido jefe, estoy enamorada de usted, ahora nos podemos casar y tener nuestro felices por siempre"

-¡DIME!- el grito retumbo por toda la casa, maldito bastardo, a mi nadie me gritaba.

-Me vuelves a gritar y te arranco la cabeza de tu cuerpo lenta y dolorosamente.- me levanté de la silla donde estaba -Y te juro que no tendré compasión.

Una sonrisa se asomó en su rostro ¿Perder la cabeza le parecía divertido?

-Dime, ahora.

-No.

-¡LENA!- sacudió sus manos en el aire.

-Dios, tengo sentimientos por ti ¿ya?- mi estómago dio un vuelco, tenía ganas de vomitar.

Su rostro quedó perplejo, bastardo no me dejaría aquí con el corazón en la mano.

-Di algo- insistí.

-No puedes.- negó con su cabeza.

Oh si cariño, claro que si puedo.

-¿No puedo que, Simón?- me crucé de brazos.

-Esto es un tonto enamoramiento, soy una mierda o acaso no te das cuenta, sólo se gruñirle a todos. -sus ojos tenían una mezcla de dolor y rabia.
-No puedes tener sentimientos por mi, sólo estas confundida, te ayudaré a superarlo, conseguirás citas, saldrás más, pero no te irás.

Y yo no quería citas ni nada de esas cosas, yo solo lo quería a él.

-¿Por que tanta insistencia en que me quede? Solamente me gritas y gruñes.

-Porque sí, nos soportamos aparte es una orden Lena, te quedas.- y salió de la cocina, sin mirar atrás.

Y es así como se llega a un acuerdo en la casa de Simón Vargas.

Yo contigo, tú conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora