Mis pantorrillas dolían, era un dolor sordo, pero bueno tenían derecho de estar así ya que baile toda la noche.
—Cristo— jadee mientras trataba de levantarme de mi cama.Tomé la fuerza de voluntad y arrastre mi miserable trasero a la sala, revise por todos lados pero Simón no se encontraba, tal vez llegaría en cualquier momento.
Dicho y hecho, como si mis pensamientos lo llamaran, Simón Vargas apareció en la entrada, era apenas un poco más... de las diez de la mañana (creo) ¿A donde iría tan temprano?
—Anoche llegaste tarde— su voz fue de curiosidad.
—Se dice buenos días— le contesté.
—Lena ya son más de las doce— bueno, definitivamente no eran las diez.
—Entonces buenas tardes— la esquina de su labio se estiró, me encantaba cuando hacia eso.
—Consideré lo de las citas—mi estómago cayó en picada, creo que no estaba preparada para ver a Simón saliendo con alguien, pero aún así fue mi idea, que grande eres Lena.
—Espera, antes de que hables de eso ¿Dónde estabas?
—Que impaciente eres Lena, dejame explicarte— hizo una pequeña pausa y prosiguió. —fui a cuadrar un par de cosas en la Universidad y me encontré con una vieja amiga, platicamos un par de cosas y quedamos en salir, veremos que sucede.
—Simón, eso es genial— traté de sonreír lo juro, pero aún así mi cara se sentía rígida.
Dios me odiaba ¿Por qué le recomendaba este tipo de ideas?
—Genial— volví a decir, tratando de evadir mis pensamientos sobre Simón y la chica misteriosa.
—Si— por fin me miró y yo traté de esconder mi miseria lo mejor que pude —Oye, lo siento, fui un imbécil cuando me diste la idea de las citas.
—Una vez más ¿Me pides disculpas a mi?
El asintió.—Guau
.
—No es gran cosa.—Lo sé ¿Puedes decirlo otra vez?
Rodó los ojos —Lo siento.
—Estas perdonado, no te comportes así de nuevo o juro que te patearé el culo.
—Eres la mitad de mi tamaño Lena.
—Oh querido, pero tengo las ganas y un par de botas que son puntiagudas. Considerate advertido.
—Correcto— su mirada se encontraba cautelosa en mi rostro, se acercó un poco más mirando específicamente el área de mis labios.
—¿Qué?— le pregunté.
—Tienes esta parte un poco roja.
—Oh— sólo me frote mis labios, sabiendo que eso lo iba a empeorar. El sentimiento de culpa me recorría por una extraña razón, pero que importa ¿Acaso besar en la primera cita era un crimen?
—¿Cómo fue?— preguntó, mientras seguía mirando mis labios.
—Fue agradable...— dije.
—Agradable— dijo en voz baja — ¿Te gustó?
Solamente me encogí de hombros.—¿Fueron a segunda base?
—¿Q-qué?— pregunté.
—Yo creo que sí— reflexionó.
Oh mierda, a este tipo que le importaba mi vida sexual, me estaba sintiendo incómoda.—Definitivamente sí— afirmó.
—Diablos Simón, no ¿Podemos dejar de hablar de esto? ¿Si? Bueno, gracias.
El me dio una sonrisa —Correcto.—¿Así que saldrás de nuevo con él?
—¿Seguimos hablando de eso?
—Si ¿Por qué le estás dando una segunda cita?
—Porque el es agradable.
—Estas usando mucho la palabra agradable "Él es agradable" Tuviste un momento "agradable" con él.
—Sí, como sea, concentrate en que tu cita sea "agradable"— me burlé —y no te metas en mis asuntos.
—Vendrá esta tarde mi cita— me dijo mientras me dirigía a mi habitación— espero que también sea "agradable" para ti.
—Cierra la boca— dije mientras cerraba la puerta de mi habitación.
¿Vendría? Dios dame fuerza de voluntad para no llorar mientras la conozco.
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Yo contigo, tú conmigo
Fiksi PenggemarSimón Vargas, con problemas para organizarse y una pequeña ansiedad por fumar, necesitaba urgente una asistente que lo vigilará y lo ayudará con sus labores, bueno la idea de la asistente no fue de él, si no de sus compañeros de Banda, que se encont...