Simón:
—¡¿Cómo no va a tener la culpa?!— el tono de la mujer era demandante.
—No le grites— mis palabras se dirigían a la mujer en la puerta —Lena cariño, no te esfuerces— me dirigí hacia ella.
—No puedes hablar de culpa, cuando...— tomó una fuerte respiración —cuando tú eres la que ha causado más daño en mí.— una lágrima se asomaba por su mejilla izquierda.
—¡No puedes decir eso!— su mirada era fuerte —¡Sólo digo la verdad, me arrebataste a mi hija, mi dolor no cesa!— frunci el ceño, mis manos se volvieron puños y un pequeño dolor de cabeza se asomaba por detrás de mis ojos.
—Vete, no vas a causar más daño— dije entre dientes.
—Tu, no me das órdenes, es mi hija.
—Una madre no hace sufrir a su hija
—Tú, no sabes nada— dijo señalandome
—Vete—murmuró Lena
—Defiendes a este antes que a tu propia madre— llevo su mano a su pecho fingiendo dolor.
—Que. Te. Vayas— en cada palabra que pronunciaba Lena había rabia y dolor.
—Eres una cínica.
—¡Tu eres la maldita cínica! ¿Venir a que? ¿A recalcarme el accidente de mi hermana? ¿No ves como estoy?
—Te lo mereces, por todo el daño que casusaste.— mi rostro tenía una expresión de incredulidad
—¡LÁRGATE!— el grito de Lena quebró mi corazón, su respiración era agitada, su rostro estaba cubierto de lágrimas.
—Lena, mi niña— traté de secar sus lágrimas desconsoladas —Ya se fue, trata de controlar tu respiración— entrelaze sus dedos con los mios —Ella ya no te molestará, lo prometo.
Su pequeño brazo se deslizó alrededor de mi cuello, enterró su rostro en mi pecho y un mar se deslizaba por sus ojos, me acerqué más a ella, me uní con ella en la camilla, en un cálido abrazo, coloque una mano en su espalda haciendo pequeños circulos mientras que con mi otra mano acaricia su cabello.
—Esta bien, libera todo, lo necesitas— nuestros cuerpos entrelazados, dos personas con dolor y destrucción en su vida, que cuando se juntaban sólo buscaban ser mejor.Eso éramos.
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—¿Ya estás mejor?— susurré en su oído.
—Solo un par de costillas rotas, pero de resto ya estoy mejor.— en su respuesta había un toque de sarcasmo
—¿Sólo eso? Creo que no es nada grave— pude sentir como en mis labios se formaba una sonrisa. —¿Hace cuanto estas despierta?
—Hace más de dos horas, me dijeron que tu estabas internado ¿Estas bien?— su mirada era de preocupación
— Sólo una intravenosa y un par de exámenes de sangre, casi temo por mi vida ¿Sabes?
—Si tuviera la fuerza te estaría matando en este momento— colocó su cabeza en mi pecho de nuevo —¿Es verdad?
—¿Qué?— me quedé confundido ante su pregunta
—¿Qué me amas?—mi expresión fue de asombro, sabía mi respuesta, pero se me hacía complicado decirlo y no entiendo el por qué, lo quería decir —¿Simón?— sus ojos tenían un brillo que me encantaba, me quedaba anonado ante su mirada, sus ojos sus labios, todo de ella me volvía loco, de una manera que yo nunca creí.
Y la besé, su contacto era majestuoso, labios suaves, un beso cálido, lento, lleno de amor puro y verdadero, un beso de dos personas que sólo buscaban sanar todo el dolor y que se tenían el uno al otro.Rompí el beso, con nuestras respiraciones un poco agitadas —Espero que eso haya respondido tu pregunta, pero si te quedan dudas, te digo que sí, ya te lo dije y lo vuelvo a decir, Lena te amo y me arrepiento de todo el daño que te he hecho— suspiré —Te quiero conocer y mucho más, pero no quiero presionarte con esto ahora, no ahora que tienes un brazo roto.
Una breve sonrisa se asomó por su rostro, acaricie sus mejilla, amaba su piel suave y limpia —Sólo quería decirtelo de nuevo, te amo, simplemente...— hice una pequeña pausa dudoso por la pregunta que haría a continuación —¿Y tú?— la pregunta la tomó por sorpresa y su rostro se iluminó con un tanto de malicia —Si me dejas tomar cualquier libro de tu biblioteca, tal vez podría amarte.
—Eso es chantaje, pero me gusta el trato.
Y ahora fue al revés, fue ella quien me besó, nuestros labios encajaban, nuestros cuerpos igual, todo estaba como era, como debía ser.
—¿Puedo llorar de emoción?— la voz de Mara, la amiga de Lena llenó la habitación.
—¡Mara!— mi mirada se dirigió al tipo que estaba al lado de Mara.Thomas.
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Yo contigo, tú conmigo
FanfictionSimón Vargas, con problemas para organizarse y una pequeña ansiedad por fumar, necesitaba urgente una asistente que lo vigilará y lo ayudará con sus labores, bueno la idea de la asistente no fue de él, si no de sus compañeros de Banda, que se encont...