OH MY FCKNG DESTINY [EDICIÓN]

25. Presunto culpable

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Hace casi 21 años atrás...

—¡Suéltame maldito perro asqueroso!

—¿Crees que estás en posición de darme órdenes? ¿Acaso estás idiota?— el hombre ordenó con un movimiento sutil que le dieran una paliza al sujeto a quien tenían retenido.

Harada Masaki, el hermano de enmedio de los Harada, desde niño recibía atención dispersa de su familia ya que el primogénito cargaba con todo el peso del apellido y expectativas en sus hombros mientras que el menor siempre se encontraba entre ceja y ceja de sus padres, lo que le daba más libertad que a sus dos hermanos, pero al mismo tiempo lo dotaba de soledad.

Admiraba profundamente a Seita y se peleaba mucho con Susume por ser todo lo contrario, es decir, desordenado y desobediente. Aunque en el fondo le quería, era demasiado orgulloso para demostrárselo. Creció sintiéndose una sombra que deseaba ser reconocida, así que hizo todo lo que pudo para ser observado de la mejor manera, pero su ambición por reconocimiento, poder y dinero creció y se descontroló con el paso de los años.

Éste había generado una adicción peligrosa al juego, era bastante bueno, rara vez perdía. Se volvió blanco y objetivo de caza, cierto día perdió humillantemente una suma algo considerable adquiriendo una deuda a regañadientes con uno de sus enemigos. Sabía y tenía todo controlado para salir de aquello lo más pronto posible.

Sin embargo las cosas se tornaron oscuras, lo acorralaron con la excusa de intimidarlo para que no olvidara el pago, pero la verdad era algo muy diferente.

—¡Ya te dije que les pagaré coño! ¿Acaso haz tenido algún problema antes?— Masaki escupió sangre después de recibir varios golpes de varios alpha corpulentos, y al lograr distinguir el rostro de quien entre las sombras daba órdenes se sorprendió. —Tú...

¿Por qué de entre todas las personas tenía que ser este pendejo al que le debiera dinero? ¡Esto no tiene sentido! La cantidad ni siquiera es tan alta.

—Definitivamente el rojo te favorece— un alfa cuyo rostro conocía muy bien se presentó frente a él. Alto y de tez blanca, cabello negro corto y ojos azules que parecían capaces de congelar a sus espectadores. Tomó el rostro magullado de Masaki y le miró sonriente. —Eres demasiado inteligente, así que sabrás que esto no se trata del dinero...

Con costillas rotas, una fractura en una pierna y contusiones importantes en el cuerpo y el rostro el alpha de ojos marrón fue reducido totalmente al suelo mientras otros dos hombres le sujetaban.

—Habla de una vez y escúpelo o qué... ¿Acaso los negocios están tan mal que estás tan desesperado por dejar de ser el número dos?

—Dos... Mírate al espejo y dime quien es el segundo— aquel alpha le tomó del cuello de manera violenta casi ahorcándolo. —Dile a tu hermano que no se meta más en asuntos que NO... Le corresponden.

¿De quién habla? ¿Suzume? No, nadie le ha... no le he visto desde que... espera... ¿SEITA? ¿Qué tendría que hacer Seita con este pendejo? 

—¿Qué tendría que ver mi hermano contigo?

—Eso a tí no te interesa. Esta es una advertencia: Dile que abandone lo que sea que esté tramando o no me contendré... Lo pagará con sangre ¿Entendiste?— aquellos hombres terminaron dejando inconsciente a Masaki, había comenzado una guerra, de la cual uno de los bandos no saldría con vida.

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El ambiente en casa de los Asahi era algo tenso, como si de una neblina densa se tratase. Antes de continuar con la conversación Enishi volteó a ver a Naoya, quien se encontraba junto de él, no le había presentado —Ammm, esto... él es mi...compañero...