Al fin... después de tanto tiempo te tengo entre mis brazos otra vez y no, no pienso dejarte ir.
—Naoya
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Sarah Evans, 28 años. Estereotipo perfecto de alpha europea, blanca, delgada, alta y cabello dorado, quizás curvas poco pronunciadas pero bien definidas. Su familia y la de los Okazaki tenían amistades y negocios de muchos años. Los Evans siempre buscaron una alianza matrimonial con ellos, pero al ver que el primogénito de los japoneses no dio su brazo a torcer, empezaron a considerar al segundo hijo como posibilidad de asegurar un futuro para la menor de sus hijas, uno en el que no tuviera que levantar un dedo por el resto de su vida, tampoco es que lo hiciera verdaderamente, pero estaban muy empeñados por lograr ese compromiso para lograr una gran estabilidad y control sobre los negocios en asia.
La muchacha se había enamorado de Taichi, ya que sus ojos eran su principal atractivo pero al ser mucho mayor que ella cuando ambos se conocieron, él nunca le demostró una oportunidad. Ésto siempre supuso un golpe bajo para la alpha, pues desde su nacimiento estaba acostumbrada a conseguir lo que quería, no importaba a qué costo. Tenía una personalidad déspota y altanera, en extremo caprichosa, maltrataba a quién fuera que no estuviera a su nivel y disfrutaba hacer siempre de su palabra una ley.
Naoya rondaba su edad mejor que Taichi, pero era completamente distinto a su hermano, infantilmente pensaba que si lograba quedarse con él, llegaría a Taichi de alguna u otra forma, pero los años pasaron y las cosas nunca le salieron como las planeó, el joven de ojos azules no pensaba igual que la mayoría de los alphas, y en algunos momentos Sarah lo llegó a considerar débil o poca cosa, pero conforme crecieron se dio cuenta de que en realidad no era así, terminando por mero capricho queriendo poseerlo sólo porque el muchacho le ponía difícil las cosas.
Vaya vaya...
En el suelo yacían las muñecas de Sarah prisioneras de las manos de Naoya mientras éste intentaba regresar y tomar control de su cuerpo. —¿Acaso te estabas escondiendo de mi por ésto?— preguntó la mujer mirando que sus ojos no expresaban consciencia, el alpha no respondió. —Si me sueltas... tal vez pueda ayudarte a que te sientas mejor.
Las manos del hombre perdieron fuerza, lo cual ella aprovechó para soltarse. Naoya quedó solo a gatas en el piso respirando violentamente mientras que debajo de él, Sarah era libre de mover sus brazos de nuevo y con estos rodeó el cuello del alpha llevándolo contra sí misma para besarlo. Él correspondió el beso, estaba tan caliente por dentro que en ese momento los labios y la boca de esa mujer estaban tan fríos que instintivamente los persiguió, cada vez con más fuerza, ambos apenas podían respirar.
Los movimientos que Naoya realizaba con su lengua eran dignos de un profesional, la excitaron por completo, era la oportunidad que tanto había esperado. El alpha recobró un poco el sentido y se dio cuenta a quien estaba besando, bruscamente separó su cuerpo de ella y trató de incorporarse pero no pudo, terminó recargando la espalda en la parte baja de un sillón mientras Sarah buscaba aquel bulto que se asomaba entre sus piernas.
—De...tente. ¿Qué haces?— su voz apenas salía mientras todo su cuerpo reaccionaba temblando, se sentía caliente, era su celo, no había otra explicación, los ojos azules brillantes del alpha se tornaron vidriosos y éste los cerró.
La mujer le había desabrochado el pantalón y comenzó a manipular con sus manos la virilidad del joven, lamiendo con su lengua como si de un caramelo se tratase.
Naoya se estremeció y dejó escapar un gemido, era una sensación que su cuerpo buscaba pero que él no quería, era verdaderamente una tarea titánica coordinarse para parar.
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OH MY FCKNG DESTINY [EDICIÓN]
RomansaEnishi (ω) y Naoya (α) son una pareja destinada pero no tienen intenciones de enlazarse el uno con el otro, hasta que el instinto se apodera de ellos cerrando el contrato, yendo en contra de su voluntad.