El primer recuerdo que tengo grabado en mi mente es el ver a una rosa marchitarse, mientras estaba en los brazos de mi madre. Fue la primera vez que sentí curiosidad, fascinación o atracción hacia un hecho, aquel sentimiento de querer estrujar con todas mis fuerzas aquellos pétalos se quedó conmigo y jamás me abandonó.
—Taichi
✽✽✽
—¡Está sangrando! ¡Rápido!
—Las contracciones son cada vez más fuertes, no llegará al hospital ¡TRAIGAN UN MÉDICO!
—Tai-kun ven... tu mamá— su nana cortó de tajo sus palabras, tuvo miedo de que alguien le escuchara decir eso, ya que al señor de la casa no le gustaba que usaran ese término para referirse a su esposo eso era cosa de mujeres y a ella le costaba algo de trabajo acostumbrarse a ello. —Tai-kun, tu papá va a estar bien, ahora por favor ven... Tai... ¡Tai!
El niño de tres años no se movía, aferrado al marco de la puerta observaba sin expresión alguna como su progenitor estaba por dar a luz a su hermano menor entre un mar de gritos. Éste había dejado un rastro de sangre por el pasillo hasta llegar a la habitación.
El pequeño no había demostrado interés en lo que sucedía hasta que no pudo evitar sentir algo de curiosidad por el bullucio que todos en la mansión comenzaron a hacer. Divisó la figura de su madre a lo lejos por el largo corredor y cuando quiso ir a buscarle descubrió una mancha color rojo brillante que atrajo su atención, este gritaba y gemía pero parecía que el sonido no llegaba a los oídos del menor. Pronto entró más gente a la habitación principal y el niño se paró en la entrada, después de unos minutos el alpha de ojos verdes volteó a encontrarse con los ojos de su hijo.
—SÁQUENLO... DE... AQUÍ... ¡AAAAHG!
—Joven amo, no debe de estar aquí ¡Llévatelo de aquí de inmediato! ¡Y no se acerquen!— se acercó otra beta a la puerta al percatarse de la situación y le gritó imperantemente a la nana detrás de éste que se lo llevara antes de cerrar la puerta con fuerza
—¡Si señora! Joven amo, vayamos a jugar ¿si?— Taichi se dejó cargar cual muñeco y rodeó con los brazos a su nana, alejándose deprisa sin percatarse de los gritos que dejaban detrás.
El primogénito de los Okazaki era un niño muy lindo y apuesto, tranquilo, mucho muy y demasiado tranquilo para ser un niño pequeño, casi no hablaba pese a que era extremadamente inteligente y aprendió a hacerlo a una edad temprana.
Su característica más notable eran los colores que ostentaba su mirada, ya que no eran iguales, uno de sus ojos era azul como los de su padre, y el otro verde, como los de su madre. Aquella alteración genética junto con su personalidad tan callada e inexpresiva era un combo que generaba interés inmediato, así como cierto escalofrío en quienes le llegaban a conocer.
Tratado como un prodigio, era algo mimado en atenciones y educado en casa con rigor por ser el alpha primogénito, aspirando a asistir a escuelas de élite y en un futuro heredar la compañía familiar. Su reinado de hijo único se había terminado aquel día, nuevas y más pesadas responsabilidades recaerían sobre sus hombros.
—¡¿DÓNDE ESTÁN?!— irrumpió su padre en casa, llegando tan pronto le avisaron de los hechos.
—Arriba señor— le contestó la nana, quien mantenía entretenido al pequeño en el primer piso, cerca de la entrada al jardín. —Ah...¡Joven amo!— el niño se le escapó.
—¡Padre!— le gritó con su voz infantil y éste corrió a aferrarse a su pantalón.
—Tai... ahora no— al momento de agacharse a hablar con él para separarlo de sus prendas ya que no lo consiguió a primera instancia, alguien bajó las escaleras.
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OH MY FCKNG DESTINY [EDICIÓN]
RomansaEnishi (ω) y Naoya (α) son una pareja destinada pero no tienen intenciones de enlazarse el uno con el otro, hasta que el instinto se apodera de ellos cerrando el contrato, yendo en contra de su voluntad.