Capítulo 2. Comienza El Juego

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Flash back. Narra Andy Harrison .

Todos los chicos corríamos alrededor de la cancha. Algunos ya cansados por el duro entrenamiento calleron al suelo sin aire. Los que llevábamos más de un año en el equipo continuabamos sin ningún reproche, ya sabíamos de primera mano que detenernos no era algo que le agradaba mucho al entrenador.

El entrenador Jones gritó a los que estaban en el suelo y los castigo con 7 vueltas más a la cancha. Luego volteo a nosotros y nos dejó descansar.

Suspiramos aliviados y detuvimos el trote. Mitchel se tiro al suelo y me miró agitado.

—¿Por qué... pareces.. estar... bien?— pronunció con pausa, como si muriera lentamente. Lo mire con lástima y sonreí.

—Porque llevó dos años en ésto— estire la mano y lo ayude a pararse —Aunque no deberías cansarte tan rápido, aun eres joven— me miro mal.

—"Joven..."— rio con sarcasmo y luego me miró con el seño fruncido —¿Llamas "joven" a alguien que con apenas 14 años no puede ni correr cinco minutos?— reí.

—Pues si, sigues siendo menor que yo. Pero no te preocupes, te acostumbraras con el tiempo. Aparte, el entrenador Jones no es tan malo como parece, solo debes saber como caerle bien— sonreí tranquilizador.

Los demás hicieron lo mismo y Mitchel con duda en la mirada asintió. Luego caminamos todos para unirnos con el otro grupo en el centro del campo. El entrenador nos miro con serenidad para después dejarnos bien claro en un discurso que debíamos esforzarnos mucho para ganar en las semifinales, nuestro enemigo era fuerte y llevaba años pisoteando nuestro campamento como mozcas.

Nos miramos los unos a los otros e hicimos el grito del campamento con seguridad —¡PACTO! Pasión, Amistad, Confianza, Trabajo y Orgullo. ¡Arriba equipo!— Jones asintió satisfecho y nos dejó la tarde libres, ya habíamos trabajado mucho por ese día.

—¡Arriba equipo!— Escuchamos a nuestras espaldas y al girar nos encontramos a una porrista de cabello castaño claro hasta los hombros.

—¡Eso, Mary!— Gritó con entusiasmos Elliot. Y la chica se acerco sonriente.

—Me dijeron que arrasaron en el último juego. ¡Felicidades campeones!— Subió un puño con orgullo mientras nos miraba a todos sonriente. Luego hizo una mueca—Y perdón por no haber venido a verlos jugar— Se escusó sin quitar la sonrisa, pero noté un poco de tristeza tanto en su voz como en su mirada.

—Extrañamos tus porras raras ese día — dijo divertido Daniel, pellizcando una de las mejillas rosadas de Maria. Ella aparto su mano riendo.

—El proximo partido estaré ahí haciéndoles porras. Pero estoy segura de que nos las necesitan, son lo suficientemente buenos como para ganar sin mi presencia, el juego del sábado fue una prueba de eso— sonrió segura, todos le devolvieron la sonrisa y yo la mire orgulloso, nadie mejor que ella para hacer ver a alguien que puede hacer cualquier cosa.

—Pero los partidos son aburridos sin nuestra enana preferida apoyando a todo dar— sonrió de lado Daniel tomando su mano, lo mire fijamente.

Maria le sonrió y llevo ambas manos al centro ya que estábamos rodeandola. Los demás la miraron confundidos y rodó los ojos. Dejó la mano de Daniel en el aire y tomó la mía para ponerla también al frente.

Solo Tú (DESCONTINUADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora