Capitulo 16. Tu no Sabes Nada.

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Narra Andy Harrison

Entré en la habitación y me senté en la cama. Miré a mi alrededor sintiéndome raro volviendo allí después de semanas.

Tocaron a la puerta y se abrió lentamente. Vannesa asomó la cabeza y me miró confundida. Guardé silencio mientras la observaba entrar.

-¿Que pa...

-Necesigo hablar con alguien- dije rápido interrumpiendola. Suspiré -Necesito hablar de lo que siento antes de que todo mi interior enloquezca más.

~17 horas antes~

Caminé entre la gente intentando calmarme.

¿Y que hay del no? ¿Cuáles son las cosas que no han cambiado en ti?

¿Que había del no?

Pensaba que tendría una respuesta mucho más fácil. Pero entonces recordé algo que llevaba mucho tiempo ignorando.

Ella. Su presencia y todo lo que alguna vez provocó en mi. Nada de eso había cambiado y seguía asustando.

La pregunta era fácil pero mi respuesta no podía ser formulada con palabras. No me sentía capaz de hacerlo, y mucho menos cuando mi interior entraba en pánico apenas intentaba pensarlo.

Entonces la mire, solo debia hacerlo para comprobarlo. Ese abrumador sentimiento no había cambiado, seguía intacto y tan problemático como lo recordaba.

Quedé petrificado ante sus ojos, hipnotizado ante lo que ellos también intentaban decirme. Y luego en la forma inconsciente de morderse el labio cuando algo comenzaba a ponerla nerviosa. Estaba seguro de que no se había dado cuenta de que lo estaba haciendo, y mucho menos de todo el ruido que estaba provocando en mi interior solo con ello. Esos malditos labios.

Ya para ese entonces no pude mas, y mi única opción fue correr.

Una vez más estaba huyendo. Mi interior palpitaba en una rara agonía. Quizás el alcohol aún me estaba haciendo demasiado efecto, pero estaba seguro de que si no dejaba de mirarla acabaría abalanzandome sobre ella. Y no estoy seguro de que tuviera intenciones de detener lo que fuera que eso significara.

Llegué a Mitchel y lo mire dormir en el suelo. El chico estaba en pésimas condiciones. Me arrodillé e intente despertarlo pero solo logré que durmiera más creo. Me puse de pie y alguien tomó mi brazo.

-Guapo, hace mucho que no me llamas. ¿Quieres un poco de diversion?- dijo la chica con risa coqueta, estaba borracha. Aparte la mano con rudeza.

-Aléjate. No me interesa lo que quieras hacer- hable con molestia y ella me miró confundida.

-¿Te volviste gay?- puse los ojos en blanco enojado.

-Tú no me interesas- espeté -Sigue tu camino, niña.

La castaña me miró ofendida -Eres un idiota. Si no te intereso yo, quien te puede interesar ¿eh? Soy un mujeron y muchos hombres pagarían por estar conmigo ¿quien te crees tu eh? Me la vas a pagar, ¡imbécil!

Se dio al vuelta y tambaleándose camino con enojo lejos de mi. Posiblemente al otro día no recordaría nada. Miré con indiferencia hacia otro lugar. Mis ojos se encontraron con María, estaba abrazando nada más y nada menos que a Daniel mientras bailaban lentamente al ritmo de la música. Sentí mi interior arder de enojo.

Si no te ingreso yo, quien te puede interesar ¿eh?

Las palabras de la borracha volvieron a repetirse. Bufé ante la posible respuesta que creo mi cerebro.

Solo Tú (DESCONTINUADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora