Capitulo 33: Dijiste Solo Los Pies.

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Narra María Hill

Llegamos al lago acompañados de Antony y su novia Sofía que nos habían esperado juntos fuera de los camerinos. El lugar era exactamente como lo recordaba, acojedor y hermoso. Un camino de tablas de madera rodeado por la árboles y plantas continuaba sobre la tierra y pasaba por la orilla del agua para terminar sobre esta como un puente. El agua cristalina y el paisaje de ensueño embriagaron mi ojos llenandome de nostalgia, estaba tan hermoso como cuando me fui.

—¡Chicos, por aquí!

Volteamos hacia la voz de Rebecca y la vimos con el resto del grupo frente a una pequeña cabaña de madera. Había una mesa con una sombrilla rodeada de silla y algunas bancas de playa.

—¿Desde cuando está todo esto aquí?— pregunté sorprendida de lo que veía, antes solo estaba el puente y lo demás solo era naturaleza.

—Cuando vinimos el año pasado ya estaba, parece que alguien lo construyó en el invierno. La casa parece pequeña pero tiene una cocina, un baño y una habitación con una cama.

—¿En serio?— miré hacia la cabaña, me parecía fantástico que estuviera tan completa.

—Sep, y el campamento se ah hecho cargo de mantenerla desde que la encontramos asi que esta intacta y podemos usarla cuando querramos.

Abrí los ojos sorprendía —Eso es genial. Pero, ¿y los dueños?

—Estamos en propiedad del campamento, nadie pidió permiso para hacerla en primer lugar— dijo subiéndose de hombros. Al parecer nadie había reclamado de todas formas.

Asentí devolviendo la visita a la casa, me parecía hermosa. Las paredes eran de una madera algo oscura que contrastaba perfectamente con las plantas que la rodeaban, las ventanas eran simples pero estaban hechas de cristal, y la puerta, también de madera, tenía un bonito diseño de enredaderas que le daba un toque muy agradable. Parecía haber sido hecha con mucho amor.

—Que extraño, me parece muy familiar— murmuré sin apartar la mirada.

Rebecca volteo a mirarme y pude sentir la mirada de todos en mi como si hubiera dicho algo atroz. Los miré confundida.

—¿Que?

—Pues...— Yanet soltó una risita y luego señaló al chico a mi lado —Andy dijo lo mismo cuando la encontramos.

¿Había dicho lo mismo? Frunci el ceño y voltie en su dirección, su rostro estaba serio mirando hacia la casa algo pensativo. Se mantuvo en silencio unos segundo y luego apartó la mirada hacia nosotros.

—Solo es una casa de madera normal y corriente. A cualquiera le parecería conocida.

Sus palabras eran como su semblante, serias y neutrales, como si ni si quiera le importara lo que estaba diciendo. Frunci el seño ante esto. No me gustaba cuando hacía eso, se veía algo forzado, como si se obligara a ser así.

Andy dejando por terminada la conversación tomó una silla y se vio con intensiones de sentarse. Todo el mundo ya se habia acomodado en los asientos pero yo no quería hacerlo, lo único que quería en esos momentos era deshacerme de esa actitud robótica que tanto repeluz me daba.

—Quiero ir a nadar— dije jalando de su mano e impidiéndole sentarse. Andy me miró algo fastidiado.

—¿Ahora?— asentí con la cabeza, él negó con al suya —Yo no quiero ir ahora.

—Pero yo si.— dije volviendo a jalar de su mano, esta vez no pude moverlo ni un centímetro del lugar —Oh vamos, solo será un rato.

Andy me miró poco convencido. Intenté pensar alguna forma de hacerlo ceder.

Solo Tú (DESCONTINUADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora