Capitulo 15. Una Noche Muy Loca.

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Caminé fuera del lago y sentí el agua escurrir hasta mis pies. Hice una mueca de incomodidad el notar lo mojados que estaban mis zapatos.

Andy salió del agua y jure ver la escena en cámara lenta con música sexy de fondo. Eran los músculos perfectos de cada centímetro de su cuerpo y las gotas de agua callendo como cascada sobre ellos. Simplemente uff.

—¿Que?— se acercó confundido arreglandose el pelo hacia atrás, el gesto más sexy que jamás había visto.

—Na-nada— tartamudue nerviosa desviando la mirada.

Di unos pasos y la incomodidad de mis pies fue suficiente. Me detuve y quite los zapatos, estruje los calcetines y medio lago salió de ahí, mire con sorpresa todo lo que habian absorbido.

Andy caminó hacia las rocas al lado de la cascada y miró hacia arriba. Debíamos subir para volver a la fiesta, era el camino más rápido pero a la vez el más peligroso.

Crucé los brazos abrazándome por el frío y miré hacia la pared, tragué en seco pensando lo peor.

—¿Qué esperas?— el castaño me miró con una mano en la pared, listo para subir.

—Ya no soy tan atlética— respondí sincera. Él subió una ceja confundido.

—Pensaba que estabas entrenando para volver a las las porristas.

Puse una mano en las rocas —No pienso volver.

Andy me miró sin habla, posiblemente sorprendido. No podía ver su rostro por la poca luz que llegaba a nosotros pero estaba segura de que esa era su expresión.

Empecé a subir la pared con cuidado de no caer. No era la primera vez que la subía, asi que de alguna forma mi cuerpo recordaba las rocas seguras para no caer y morir. Andy solo me siguió.

Cuando llegamos a la cima él se puso de pie y me ayudó a levantarme. Su mano estaba fría y húmeda. No solía gustarme el frío pero ese contacto era extremadamente reconfortable.

Caminamos hacia la cabaña. La fiesta seguía como si nada, habían algunas personas en la parte de atrás tomando, fumando y riendo. Algunos nos miraron con confusión cuando pasamos por su lado.

La camisa de Andy estaba encima de una mesa fuera de la cabaña. Él la tomó y en vez de ponérsela me la tendió.

—Pontela antes de que mueras de frío— mandó, señalando mi cuerpo tembloroso —Mi idea era vengarme un poco, no que te enfermaras.

Tomé la camisa y sonreí tímidamente. Incluso después de querer vengarse terminaba preocupándose por mi. ¿Podía ser más lindo?

—Mejor quitate la blusa— sugirió mirandome seriamente. No se movió del lugar y sentí un lijero calor en los mejillas por su sugerencia.

—Ire a cambiarme— hablé nerviosa dando al vuelta y caminando hacia unos árboles donde no llegaba nada de luz.

Me quité la blusa y el sostén. Lo estruje un poco quitándole el agua y volviéndomelo a poner. Había frío y no quería que alguien me miraba el pecho por culpa de eso.

Tomé la camisa y me la puse, era inmenza. Al tacto suave de la tela se sentía muy bien, como un cálido abrazo. Pegué la nariz al cuello y me sentí en el paraíso. Olía muy bien. Era un olor embriagador entre perfume algo más.

Salí de detrás de los árboles y caminé hacia Andy. Él estaba recostado a la mesa con las manos en los bolsillos, mirando hacia el lago. Tenía la mirada sería, pero a diferencia de antes en el camino, una pequeña sonrisa aprecio en su rostro y hasta parecía de buen humor. Miró el horizonte sin quitar la media sonrisa dandone a entender que estaba feliz. Sonreí.

Solo Tú (DESCONTINUADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora