Capitulo 4. Buena Suerte

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Flash back Narra Andy Harrison

Esa noche me senté en la casa del árbol, en lo más alto de sus dos pisos perfectamente incrustados en la madera. El lago estaba iluminado por la luna, y parecía brillar como diamante. Bajo mis pies, a lo lejos, miles de luciérnagas revolotean y danzaban con el silencio de la noche.

—¿Aquí otra vez?— escuche a mis espaldas. Era una voz infantil, pero tenía tanta energía que no podía ignorarla ni por un segundo.

—Maria te he dicho que no me sigas— me gire y observé fijamente a la niña que me sonreía. Ella con solo doce años. El cabello corto y la ropa toda  sucia. Levante una ceja confundido.

—¿Que pasó con tu ropa?— miró su vestido y levanto los hombros con despreocupación.

—Me caí— por un momento mire fijamente su rostro, que obviamente me daba señales de que mentía. Al darme cuenta de lo que podía haberle pasado el enojo recorrió mi cuerpo, avalanzandome hacia ella con dureza.

—¿Fueron ellos?— La tomé del brazo e inspeccione su cuerpo en busca de moretones o rasguños. Suspire aliviado al no encontrar nada así, solo estaba bañada en tierra.—Dime, ¿fueron ellos?— repetí tras no recibir respuestas de su parte. Ardía en rabia, ya esos idiotas me tenían cansado.

—No lo sé— Subió la cabeza con una sonrisa y la mire confundido ¿Por qué sonríes en un momento así?

—¿Que te hicieron?— dije sacando un pañuelo de mi pantalón y limpiando su rostro sucio. María me miro en silencio y luego sonrió tiernamente. Una sensación de revoloteo invadió mi estómago, opacando por completo en enojo que tenía. Una rara vergüenza se apoderó de mi cuerpo y para no ver su rostro o que simplemente no viera el mio la tome de los hombros y la gire, poniéndola de espaldas a mi. —¿Por qué sonríes de esa forma?— Comenzó a reír.

—Es que, tu preocupación me tomó desprevenida— Giró la cabeza y me sonrió con inocencia . El verde de sus ojos embriagaron mi vista. —Es lindo saber que no eres tan malo como pretendes— Cambie la mirada al lago y le di la espalda. Sentí calor en mi rostro.

—No digas que soy lindo... es vergonzoso.

Me crucé de brazos y sentí su risita juguetona a mis espaldas. Una sonrisa apareció en mi rostro, luche por ocultarla pero fue en vano. Me senté en el borde nuevamente y Maria se sentó casi de inmediato a mi lado. La mire de reojo y esperé a estar más calmado para volverle a preguntar.

—¿Que te hicieron?

—Fue un accidente. Estaba jugando en la colina y la tierra cayó encima de mí. Cuando mire no había nadie pero escuché pasos— contó despreocupada.

—¿Y eso te hace pensar que fue un accidente?— asintió dudosa y suspire enojado —¿Crees que la vez que cortaron todo tu cabello también fue un accidente?— alcé la voz volviendome a enojar.

Maria bajó la cabeza y guardo silencio. La mire culpable, no debía hablarle de esa forma pero obviamente me molestaba su mente inosente.

—No fue un accidente. Y lo sabes— suavice el tono —Sus jueguitos empeoraran si los dejas pasar así como asi.... Oye— alzó la vista a mi —Si vuelve a ocurrir algo, debes decirle a alguien. No te quedes callada. Esos idiotas no tienen ningún derecho de hacerte nada. ¿Entiendes?

Solo Tú (DESCONTINUADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora