Capitulo 25: Un Buen Capitán.

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Narra Andy Harrison

—... No me importa cómo, por si quieres golpearla. Pero tienes que herirla, hacerla llorar, hacerla odiarte, herir sus sentimientos y acabar con su corazón sin compasión— mandó seriamente. Lo miré confuso y sorprendido, no podía creer que esas palabras realmente estaban saliendo de su boca.

—¿Que? ¿Por qué? No tengo ninguna razón para hacerle eso. Ni a ella ni a nadie. ¿Por qué le haría algo así de horrible?

—¡Eso no me importa, Andrew!— gritó furioso golpeando la mesa, asustandome por un segundo. Sus ojos me miraron con enojo —Te dí una oportunidad y se te acabó el tiempo. Si no haces lo que te digo antes de que termine navidad, acabaré con su delicada vida. Y no hablo de que no pagaré su tratamiento, hablo de que haré imposible que pueda tratarse en algún otro lugar, y de esa forma tu pequeña amiguita terminará muriendo a los veinte años— ladeo la cabeza y me miró amenazante —No quieres que eso le pase a ella, ¿verdad?

Caminaba cada vez más agitado mientras la horrible escena se repetía en mi mente en bucle. El recuerdo del momento en el que le vendí el alma al diablo, y en el que el propio diablo me hizo corromper otra alma.

Antes de darme cuenta, María también aparece y me siento miserable. La sonrisa que tanta locura provocaba en mi interior ya se ah desvanecido, en cambio, hay lágrimas recordándome cuán idiota eh sido.

No podia sacarla de mi cabeza, y mira que lo habia intentando, pero era imposible. Sus ojos tristes, su voz rota y su corazón destruido. Demasiado daño que desafortunadamente había provocado yo mismo. Me desgarraba recordarlo pero aún así mi propia mente lo repetía una y otra vez sin compasión.

El sonido de fuegos artificiales a mis espaldas me sacó del trance. Miré sin ningún tipo de sentimiento las luces brillar en el cielo, en otro momento quizás me asombrarian y me harían sentir mejor, pero ya tenía el pecho demasiado mal, ya no podía encontrar el lado bueno de nada.

~*~

El entrenamiento parecía eterno, nunca antes lo había sentido tanto. Supongo que como me siento cansado todo parece mas pesado.

Corriamos alrededor de la cancha en los últimos minutos del entrenamiento. Como ya era costumbre, mis ojos fueron a las gradas en busca de la chica de mirada esmeralda. Me reprendí por ello, pero al encontrarla me sentí algo cálido y dejé pasar mi propio mal comportamiento. Ella seguía dándome paz y aunque me sintiera raro por ello, no podía dejar de verla.

—¡Harrison, la vista al frente!— El entrenador me gritó al pasar por su lado. Hice lo que mandaba inmediatamente, dándome cuenta que estaba rompiendo un poco la alineación. ¡Concéntrate, Andy!

Terminamos de correr y decidí no pensar demasiado, ya mi mente estaba demasiado cansada. Entré a las duchas y me quité la camisa toda sudada. Un cuerpo con ropa de gimnasio se puso gente a mi, llamando mi atención. Era el entrenador con cara de pocos amigos. Lo miré confundido mientras se cruzaba de brazos.

—¿Podemos hablar un momento?— dijo con voz profunda, se notaba algo enojado. Asentí con la cabeza y me guió hasta su despacho.

—¿Ocurre algo?— pregunté temeroso, su mandíbula apretada no significaba nada bueno.

Él suspiró sentándose en un sofá de la habitación —Quería preguntarte lo mismo. Ultimamente estas muy raro, siempre distraído, pensativo y algo topre. Cuando te convertiste en el nuevo capitán pensé que te ibas a centrar más, pero solo eh visto falencias y errores desde entonces. Incluso tu perfecto rendimiento de años anteriores parece inexistente— me miró en desaprobación y bajé la cabeza culpable —¿Que ah pasado este año para ese drástico cambió?

Solo Tú (DESCONTINUADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora