×r u m o r e s ×

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La chica rubia se había despertado un poco más tarde de lo usual porque su madre le había apagado la alarma; por lo que en cuanto abrió un ojo se encontró a sí misma corriendo para ver si aún encontraba a Daniel por ahí —Pierdes el tiempo, cariño. Se fue hace un rato— Le dijo su madre, mirándola andar por cada rincón de la casa —Mamá ¿Por qué no me despertaste? — Chilló ella, haciendo un puchero mientras la señora soltaba una risita, dejando la ropa doblada en una canasta —Porque te veías tan linda dormida— Contestó, acariciándole la cabeza, sacándole una sonrisita —Gracias, mami. Pero hoy es el cumpleaños de Daniel, y quería despertarlo con el pastelito que le hice— Dijo, algo desilusionada y con los ojos pesados —Se lo darás ya que llegué de la escuela— La reconfortó su madre, dándole un besito en la frente —Ahora, ve a lavar la ropa— Ordenó, escuchando como su hija soltaba un bufido e iba a la parte trasera de la casa para encender la lavadora.

Damon y Daniel escucharon el timbre, las plegarias habían acabado y debían tomar sus clases, así que el pelirrojo dirigió al muchacho de cabello negro a su salón de matemáticas —Gracias, Damon... nos vemos luego— Se despidió, mirando como el mayor le daba la espalda al tiempo que le sostenía una sonrisa, dejándolo solo frente a la puerta de su clase. No sabía qué exactamente, pero sentía como algo en Damon había cambiado después de decirle que tenía pareja; era como ese cambio de clima estacional, donde no es tan abrupto, pero algo en el ambiente se pone más frío —¿Va a entrar o no, señor Walters? — La voz del maestro lo sacudió, mirando que le estorbaba a su profesor de matemáticas para poder entrar, quitándose de enfrente de la puerta, dejándolo pasar, quedándose parado unos segundos más al margen del marco, mirando como los demás entraban, desesperadamente, empujándose; Cuando sintió una pesada mirada sobre él, del otro lado del pasillo. Derek estaba parado, hablando con su pandilla, abrazando a Emeth por los hombros de una manera fraternal. Quiso salir corriendo a partirle la cara a ese tipejo y gritarle que no se atreviera a tocar a su hermanito. Pero, siendo sinceros, lo único que eso podría ocasionar sería que todos esos tipos, incluido su hermano, lo patearan hasta sacarle la mierda. Solo entró en la clase, compartiendo una mirada con Derek. Ese tipo estaba enfermo.

Las matemáticas no se le daban muy bien a Daniel, toda la clase solo había escuchado bien la ecuación de X – 2= no voy a pasar este maldito examen, bueno, para algo tenía las asesorías de Damon ¿no? Él podía ayudarle con eso si se lo pedía, así que no podía simplemente decir que le iba a ir mal.

Una piedra había golpeado la ventana de Damon, despertándolo de su leve sueño inquietado por la ansiedad que había causado un mensaje de texto "Iré por la noche. Espérame, Fiamme" El pelirrojo se levantó a abrir la ventana lo más rápido que pudo, cautelosamente y tratando de no hacer ruido; asomándose a ver como Jason se trepaba por uno de los árboles que daba a su ventana Hola, Dam— Lo saludó, estando en el marco de su lumbrera, con una pierna adentro de la habitación HolaMurmuró él, ayudándole a entrar para que no se cayera, dándole la mano y jalándolo suavemente Me alegra mucho que vinieras Dijo Damon, abrazándolo por la cintura y . A Damon le gustaba escuchar el corazón de Jason latir suavemente cuando estaban juntos. Sabía que él también estaba en paz.

El de cabello castaño se separó un poco del chico que traía un pijama azul, Damon alzó el rostro para mirarlo un poco mejor, cuando él acarició su mejilla con el dorso de la mano, sintiendo sus rasposos nudillos contra su suave piel de porcelana  Eres tan bonito que me dueles— Murmuró, acercándose a él para depositar un tierno beso en sus labios sabor cereza. Las manos de Jason se posaron a los costados de Damon, mientras él mantenía las suyas alrededor de su cuello, como si estuvieran bailando un vals.

Damon era un niño de catorce años enamorado tan fuertemente como uno llega a amar cuando ama por primera vez.

Jason empezó a caminar lentamente hacia atrás, a la cama. Se giró y acomodó a Damon de espaldas, recostándolo dócilmente sobre el lecho destendido Por favor... sé míoLo que dijo Jason se podría tomar como una propuesta indecente, pero para Damon era una petición del cielo, un llamado celestial. Dejo que los labios del moreno se pusieran sobre los de él una vez más, acariciando su cabello castaño y sosteniéndolo entre sus manos delicadas. Jason se recostó junto a él, sin quebrar el beso entre ambos, dejando que Damon se subiera a él, dejando sus piernas a sus costados Estoy nerviosoMurmuró, sintiendo las manos del moreno acariciar su espalda Yo también Dijo, mirando cómo se hacía chiquito cuando acercaba sus dedos a la orilla de su camisa, alzándola un poco para descubrir su piel ¿Puedo besarte otra vez?Pidió y Damon le plantó un beso en los labios, un beso de fuego. El de piel canela dejó que le quitara la chaqueta de cuero, y él lo despojó de su camisa de The Killers Tus manos están calientitas Susurró con los labios juntos Damon, causándole una risita a Jason, que siguió acariciándolo con sus dedos con unas cuantas ampollas por la guitarra. El beso se hizo más largo, y parecía que esa noche se hizo eterna.

|[Silencio Profundo]|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora