× m i e d o s×

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Daniel se despertó frente a su casa, tirado en la escalinata y con el cuerpo adolorido —¿Qué pasó?— Se preguntó mientras se levantaba sin sentir la cara o los brazos —¡Daniel!,¿Dónde mierda estabas?— Emeth salió de la casa, molesto y sin intenciones de levantar a su hermano del suelo —¿Qué hora es?—

—¿Qué te importa qué malditas horas sean? ¡Ya casi llega papá y tú estabas en no sé dónde carajos!—Gritoneaba el chico, sin soltar su gameboy  y mirando con desprecio a Daniel, que batallaba para levantarse del suelo —La foto— Pensó en el momento que vio la polaroid a un lado de él. No había nada. Se levantó desconcertado, sobándose la cabeza e ignorando la gritadera que su hermano tenía enfrente de él —Me iré a recostar— Fulminó Daniel mientras se adentraba a la casa, sin importarle el ruido que su hermano hacía al intentar detenerlo. Pero, para ser sinceros, estaba algo aturdido, no recordaba bien las cosas y se sentía como si un tren le hubiera pasado por encima. Honestamente, se sentía más mierda que otros días y sólo quería ducharse y dormir —Qué buena idea— Se dijo —Tomaré una ducha—

 Entró a su cuarto, encendió la luz y buscó su pijama, la tomó junto a un par de ropa interior y su toalla. Lo único que le gustaba de esa casa era que tenía una tina. Él desde siempre había querido una tina para poder simplemente remojarse en ella... o intentar ahogarse. Él sabía que en algún momento ya no iba a soportar todo lo que pasaba alrededor de él, y se había planteado varias maneras en las que podría quitarse la vida pareciendo un accidente. Pero ese no era el momento.

Tomó su baño, relajándose mientras se recostaba en el agua tibia, escuchando a Joy Division en su toca discos. El agua le besaba la fría piel y lo llenaba con su abrazo calentito, cerró los ojos, sumergiendo su rostro en el agua unos segundos. Sin que pasara mucho tiempo, recordó la sensación de las manos de Derek alrededor de su cuello, apretándolo y estrangulándolo sin piedad. Suplicaba por aire a la par que su corazón latía con fuerza. Daniel estaba teniendo una especie de ataque contra si mismo en medio del baño, y no había nadie que lo ayudara. Pasaron diez minutos, diez eternos minutos de buscar aire, no escuchar su propia voz y sentir que el corazón se le salía. Aferrándose a las orillas de la tina, mirando con ojos desorbitados a todos lados, entre los acordes del bajo de Day of Lords. Se sentía morir. Unos minutos pasados los diez, volvió en sí, sintiendo una fatiga enorme, el corazón acelerado y los ojos llorosos. Se echó a llorar, haciéndose bolita en la tina, rasguñando sus piernas y hombros, haciéndose sangrar tiñendo el agua de guinda rápidamente. Miró al techo, esperando dejar de sentirse como una basura humana. Un pensamiento cruzó su cabeza... lentamente. Se sumergió en la tina, sin querer salir voluntariamente hasta que estuviera muerto "Ya no quiero esto, ya no quiero esto, ya no quiero esto" Lloraba, aferrándose a desobedecer a su cabeza, intentando evitar seguir su instinto de supervivencia. Pero la voz de su hermano lo detuvo —Daniel... ya llegó papá. Debes bajar—  Salió del agua, con lágrimas en los ojos, ardor en la piel y sangre escurriendo de él –Ya voy— Dijo, con voz rota y tratando de ahogar sus lamentos. Ni siquiera era bueno para matarse.

Bajó en pijama de manga larga a ver a su padre, que estaba sentado en la cabeza de la mesa. Ese hombre de cabello canoso, ojos miel y gesto serio. Se mantenía leyendo una novela célebre de Stephen King, mientras que él y Emeth esperaban a que Delilah (la madre de Dalia) sirviera la comida —Hola, papá- Saludó él, esperando una sonrisa que le calentara el alma. Pero sólo recibió un gesto malhumorado —¿Qué te he dicho sobre ponerte la pijama para cenar? No es adecuado- La voz de su padre era algo áspera, como si su sola presencia le molestara —Lo siento padre, es que no creí que llegara temprano hoy-

—Eso a mí me importa un comino, Daniel. Saben que la regla de esta casa es cenar con la ropa de calle puesta, nunca con la pijama—

—Perdóneme, padre...—

|[Silencio Profundo]|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora