× r o t o ×

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El sonido de las bocinas retumbaba en el club, con las luces de colores en todas partes, arrojando luminosidad a los ojos de los adolescentes borrachos que estaban por doquier. Uno que otro en el suelo, ya sin poderse levantar de lo intoxicados que estaban por la bebida amarga que carraspeaba sus gargantas.

Emeth estaba sentado en uno de los sillones en una habitación en privado, esperando a que su cita regresara del baño. Beverly Owen era una chica de último año; Ella era rubia, con piernas largas y un magnifico trasero formado por los ensayos de las porristas de futbol americano de otra escuela que no era la suya. Demasiado para un chico de dieciséis, pero los ojos de Emeth la habían seducido desde que entró a la habitación que permanecía iluminada por una lámpara de neón azul. Emeth bebía una cerveza y fumaba un cigarro que no era de tabaco, frente a una mesa que estaba llena de algo que no era azúcar.

Rockstar estaba a todo volumen, mientras el castaño se relajaba con el humo oloroso de su cigarrillo, pero su paz se esfumo como el hollín de la mariguana cuando vio a Derek entrar por la puerta que estaba decorada por una cortina de lentejuelas —¿Qué quieres? — Le preguntó el chico, reclinándose en el sofá sin mirar al tipo que estaba parado en el marco de la puerta con una chaqueta negra y un cigarro limpio en los labios. El de cabello negro y ojos azules se le acercó, sentándose en el sofá junto a él —¿Es tu hermano? — Derek no le prestó atención a la cara que Emeth puso cuando le hizo la pregunta. No había duda en que el cigarrillo le estaba haciendo efecto —¿Quién? -

—Daniel Walters—

—No es mi hermano — Emeth parecía irritado, y la erección que le había dejado Beverly se estaba desesperando —A Evan le mentiste muy fácil, porque encajó bien contigo. Pero a mí no me vas a ver la cara de imbécil — La voz de Derek era profunda, buscaba la verdad y ese chiquillo no se la iba a negar, así como así —¿Por qué estás tan seguro que somos hermanos? — El menor se sentó erguido, mirando al muchacho, con los ojos ligeramente rojos —Tus ojos... son igual a los de él. Redondos, verdes, grandes y de pestañas tupidas y largas — El castaño negó con la cabeza, riéndose por lo bajo, disgustado por el interrogatorio de Derek Heathens —No, no ... estás muy equivocado —

—Y tú mientes demasiado — Derek le acomodó el cabello —Pero eres malo en ello — El ceño de Emeth se torció, irritado —¿Por qué no aceptas que es tu hermano? — A Derek le importaba una mierda si a ese chiquillo malcriado le molestaban o no sus preguntas. Tenía mucha curiosidad y no estaba reteniendo a Beverly en el baño, aprisionada por Elise, para no conseguir la información que necesitaba —Porque es un marica — Dijo, sin titubeos y girando los ojos. Derek le dio una calada a su cigarro mientras el otro le daba una a su porro apestoso —¿Sabías de sus cortadas? — Cuestionó mientras expulsaba el humo del cigarrillo.

—¿En dónde? — Emeth sabía todo el historial psicológico de su hermano, se había leído su expediente más de una vez cuando le dieron una copia a su padre para poder seguir el tratamiento. Pero solo lo había hecho para poder encontrar sus puntos más débiles —En los brazos, a lo largo —

—Se corta desde que nuestra madre... desde que mató a nuestra madre — Los ojos de Derek reflejaron sorpresa en un destello que atravesó sus pupilas, mirando helado en su asiento al hermano de ese supuesto asesino —¿Por qué inventas tanta mierda de tu hermano? Es marica, se le nota. Está deprimido y es un imbécil por auto mutilarse... pero no se merece la mitad de lo que le haces — Derek estaba molesto, nadie molestaba lo que era suyo —¿Tú que mierda vas a saber? Tú no vives con él —

—Tú tampoco — Lo calló, enterrándole el cigarrillo en el dorso de la mano, quemándolo lentamente. Emeth no se quejó, ni un poco. No quería demostrar ser débil frente a Derek —Pero, ya no te preocupes. Yo cuidaré de él — Fulminó, levantándose para salir de la habitación, sacando su teléfono celular para mensajear a Elise para dejar ir a Beverly que mantenía amarrada al retrete —Pues, gracias por cuidar a la cerda — Dijo, con la lengua ya algo torpe por el alcohol. Derek le echó un ojo, llamando a Edmond, que estaba detrás de la cortina — Ya estás muy ebrio, Eddie te llevará a casa — Ordenó, chasqueando los dedos como un gánster —¡Yo no estoy ebrio, pedazo de idiota! — Emeth le lanzó la lata de cerveza y lo golpeó en la espalda, sacándolo de quicio. Derek se dio la media vuelta enfrentándolo con la mirada furtiva que lo retrataba —A ver, crio estúpido ¿Sabes de quien es este puto lugar? ¿Sabes quién carajos le vende la puta cannabis y coca a Evan para que tú puedas metértela por el culo? Yo, puedo hacer lo que quiera en estas cuatro paredes y en la escuela porque mi padre es el maldito rector — Hablaba con aire caliente y las manos temblando para no molerlo a golpes, mientras Edmond permanecía detrás de la cortina, esperando que su jefe le diera la señal para poder entrometerse —Así que... o cierras tu puta bocaza o te la cierro a puñetazos— Completó, estando a menos de un metro del chico, que de verdad olía demasiado a alcohol. Edmond se acercó, entrando a la habitación, resplandeciendo sus mechas rojas con la luz de neón —Hazlo, lo está pidiendo amable— Dijo, manteniéndose cerca de la puerta, mientras veía como Emeth caminaba hacia él, con los pies arrastrando y los ojos impregnados en enojo —Emeth... antes que te vayas— Los detuvo la voz autoritaria de Derek, que los hizo girarse sobre sus talones para devolverle la cara —Tengo algo pendiente con él... dile que quiero verlo mañana. Lo recogeré por la tarde... A las tres de la tarde— El rostro de Emeth dibujó inquisición y una especie de desagrado —Lo quiero bien vestido para cuando llegue. Enviaré a Evan por él— Terminó, dándoles la espalda para fumar tranquilamente y dejarlos ir, solo recibiendo un asentimiento de parte del castaño. Emeth Se resignó a ir en el coche con Edmond, que estaba sobrio porque su religión y su hermana le impedían beber.

|[Silencio Profundo]|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora