× s e n t e n c i a ×

1.9K 128 163
                                    

[Desde ahorita les advierto que si no se sienten aunque sea un poquito mal por Damon, me voy a enojar mucho y a sentir decepcionado de mi trabajo, chau xd]

Emeth miraba por la ventana de su habitación, con el teléfono en la mano y pegado a la cara, mirado a su hermano abrazarse con ese tipo de cabello de fuego —Sí, lo abrazó— Dijo, escuchando a Derek del otro lado, suspirando un humo limpio de nicotina —Gracias, Emeth. Cada día me doy más cuenta que te es más fácil ayudar a otras personas que a tu propia familia— Mencionó el de ojos azules, con una risa burlona del otro lado, colgando la llamada y dejando al castaño en el medio de su habitación, a oscuras.

Damon entró a su mansión, con cautelosos pasos. Eran las siete y media de la tarde, se había parado en un mirador para fumar un poco. El primero del día. Entró con cuidado que Lucille no le preguntara dónde había estado, pasando directamente a la habitación de la abuela Ameliè, con pasos calmados y dejando sus libros en el corredor principal, en una sillita que estaba al principio del pasillo, caminando con las manos en los bolsillos y los ojos acuosos a medias, no pudiendo ver a donde iba con tanta claridad con la que desearía hacerlo.

No entendía por qué su corazón se acongojaba tanto por un sentimiento del que ya sabía. Pero, a veces, uno espera que las cosas que solía sentir desaparezcan con la inhibición de las emociones. Y, en su caso, su padre sea había encargado de desaparecerlas a base de brutalidad y mares de violencia que acabaron con su ilusión infantil. La palabra "enamorarse" ahora le parecía extraña y no pasaba por su cabeza. Por lo menos no lo hacía hasta que Daniel se había inmiscuido en sus venas, construyendo una pared y poniéndole una pesa amarrada a los pies; eso era antes que el joven de ojos verdes lo hubiera convertido en su prisionero.

La luz de la tenue lámpara de la habitación de su abuela estaba embriagando las paredes con una cálida luminiscencia, transmitiendo calor al entorno en el que Damon había entrado —Maman Ameliè— Llamó, recostándose gentilmente junto a ella, que estaba despertando lento —¿Qué pasa, mon vie? — La voz de la mujer era somnolienta, tomando con una mano el rostro de su nieto, que para ella resultaba invisible. Sintió la mejilla tibia y mojada por un par de lágrimas delgadas que resbalaban al son de la sumisa tristeza — Mon amour, dis moi— La mujer le pidió que le dijera qué le pasaba, Damon no lloraba por cualquier cosa —... Estoy muy triste, Mamá Ameliè— Dijo, dejando que su abuela acariciara su rostro, brindándole un poco de consuelo —¿Por qué? — Preguntó ella, dejando que se recargara en su pecho, como un niño pequeño. Damon estaba llorando suavemente sobre la sábana de una tela suave de la que no recordaba el nombre —Me he enamorado— Masculló con dolencia, apretando los labios y dejando caer la manta de mentiras que se había creado alrededor de los años —Eso no es malo, hijo. El amor es bellísimo ¿Cómo es ella? —Las manos del chico se tensaron, sin saber qué podía responder —Es sensible, tiene alma de artista... escribe poesía—

—¿Es una poetisa? — Las caricias de su abuela estaban en su cabello rizado, haciéndolo bostezar —Sí, tiene mucho talento—

—¿Es bonita? —

—Demasiado— El pelirrojo se restregó en el pecho de su abuela, secando sus lágrimas —No te sientas mal, hijo mío. El amor es maravilloso y vale todo, incluso el sufrimiento que nos causa—La mujer plantó un beso en la coronilla colorada de su nieto, dejándose caer en el abrazo del sueño. Damon se levantó, con cuidado de no despertarla, viéndola mecerse entre aquí y el ensueño.

El joven pelirrojo se adentró en su cuarto, mirando la sedante luz que entraba en su cuarto, colándose por la ventana. Estaba cansado y los ojos le pesaban. Quería dormir, pero su hermana lo necesitaba esa noche. Ella quería hablar con su padre de nuevo. Habían discutido demasiado alrededor de la semana, pero no podía negarle un favor. La veía agobiada, preocupada por algo, consternada. Y no le gustaba verla así.

|[Silencio Profundo]|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora