Por el bien... de todos.

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El Medimago preparaba todo mientras les conversaba de temas totalmente anexos a la situación, como la mayoría hace, quitar los nervios o las ansias haciendo que los pensamientos se disparen a otro lado, una vez todo listo indicó a la bruja a tomar asiento y comenzó a observarla. 

—Entonces, me contaba que tenía antojos, ¿no es así?  –preguntó mientras con su varita verificaba y descartaba cualquier infección estomacal. 

—Sí, así és.  –asintió la Auror de manera firme y de vez en cuando volteaba a mirar a su prometido. 

El Medimago se levantó tomando un frasco con líquido azul de una repisa, se acercó a la bruja y le hizo ademán con la mano para que lo tomará.

—Bueno, aunque es raro que los antojos estén tan anticipados no es malo, me refiero, a que no es algo que afecte al bebé.  –tomó pergamino y pluma mientras volvía a su silla– Claro, en caso de que allá uno. 

Tina solo emitió un sonido suave, que pareció ser en forma de demostrar que estaba escuchando, Newt se acercó a ella y le acarició con suavidad los hombros, finalmente ingirió la poción. 

—¿Esto es para...? 

—La poción disfraza absolutamente todo su organismo, dejándome ver solo su abdomen, de manera clara y enfocarme solo en lo necesario.  –habló mientras anotaba algunas cosas en el pergamino– Esperemos que haga efecto y cuando yo le diga, pase a sentarse en la camilla por favor. 

—Esta bien. 

La Auror estuvo unos momentos mirando el cuarto a su alrededor, pudo ver imágenes de osos rosas y celestes, por un momento imaginó lo linda que se vería una habitación adornada de esa manera, una voz gruesa la hizo despertar y salir de sus pensamientos y sin hacer que él Medimago repitiera lo que había dicho ella se dirigió a la camilla y se sentó, notó como este tomaba otra varita de un cajón, susurraba unas palabras por lo bajo y la pasaba por su abdomen, el Medimago parecía escuchar y tal vez ver, el magizoólogo a su lado observaba incrédulo y con unos nervios enormes, las manos le sudaban de manera excesiva y es que eran unas simples palabras que cambiarán su vida desde ahora. No pasó mucho rato para que el Medimago soltara una pequeña risa y haciendo un ademán con su mano para que la bruja se relajara se alejó de ellos hasta su escritorio. 

—Como lo esperaba, usted está embarazada. –asintió mientras dejaba la varita nuevamente en el cajón– Desde que entró pude notarlo, no se si son los años de experiencia o realmente el cuerpo de la bruja se comporta de manera distinta.  –comentaba mientras terminaba por anotar unas últimas cosas en el pergamino– Como ya sabe y es obvio, una visita por mes es necesaria a no ser que haya algún problema las puertas de San Mungo siempre estarán abiertas. –con su varita hizo levitar un botiquín pequeño lleno de pociones color lila, aproximadamente unas doce– En caso de que sienta un mareo muy fuerte, o tal vez cansancio continuo no dude en beber una, a la hora que sea, eso sí, solo una por día. 

El Medimago no había notado que la pareja estaba callada, hasta después de un rato lo puedo notar, le causó gracia, ya que al levantar su rostro y fijar su mirada en ellos los vio a ambos con la misma cara "felicidad y nervios" eran lo que demostraban.  Decidió hablar.

—Sr y Sra Scamander, quisiera saber, ¿han escuchado las indicaciones? 

—Oh si señor Bristol, hemos escuchado perfectamente es solo que, no sé, estoy tan emocionado que no se ni que estoy hablando.  –se disculpó el magizoólogo mientras volteaba a mirar a su prometida quien lucia unas suaves lágrimas por sus mejillas. 

—No lo puedo creer, Newt... Vamos a ser papás.  –se acercó a él para abrazarlo– Somos padres. –dijo en un susurro mientras lo abrazaba.

•Conociendo el amor• [NEWTINA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora