Es un mago.

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Abigaíl caminaba adelante de la pareja de Magos, mientras que ellos iban atrás, sabía que Newt estaba molesto y sabía también que cuando pasaba eso (que eran pocas veces)  era mejor no dirigirle la palabra, hasta que él se sintiera seguro y confiado de dirigirla. 

—Cariño, debes hablarle.  –musitó suavemente la Auror, puesto que llevaban varios días de noviazgo, aún no conocía la faceta enojada o molesta, muy bien, del Magizoólogo. 

—Lo haré cuando lleguemos a casa.  –le regalo una sonrisa torcida y le tomó la mano, aunque aún seguía haciéndolo primero como si le pidiera permiso para hacerlo. 

Tina le respondía con una sonrisa como dando autorización y así caminaron con tranquilidad, hasta que el camino de regreso se hizo inevitable, por donde vinieron tenían que volver y ahí, justo en la esquina, estaba cerrando el restorán en el cual desayunaron y el mesero salía cabizbajo de su trabajo, por lo que se veía estaba siendo regañado por su jefe.

—Aaron, hoy estuviste muy distraído, si se repite mañana tendrás que buscar otro lugar, lo siento.

—Señor lo siento, le juro que no se volverá a repetir. 

Los tres Magos miraban la situación, ninguno se mostraba indiferente, ni si quiera el mago inglés que parecía lamentar la situación, sí, estaba preocupado pero su corazón bueno nada ni nadie lo cambiaba.  Abigaíl sintió su corazón encogerse al igual que Tina, la cual recordó que empezar la vida es realmente difícil, ambas se tomaron de cada brazo de Newt y se quedaron a observar la escena final, más que nada para ver si el cabizbajo y decaído chico necesitaba ayuda.

—¡Por las barbas de Merlín!, todo me sale mal. Madre lo siento.  –dijo mirando una foto en su billetera, después echo una mirada fugaz a su alrededor y desapareció.

Abigaíl apretó el brazo de su hermano con tal emoción que podría haberle roto el brazo, no pudo evitar dar un leve gritito de felicidad.

—Es un mago... 

Dijeron los tres al mismo tiempo, Newt no pudo evitar sonreír a sus adentros, pues eso era un gran alivio a la pesadez que había tenido su corazón la mayoría del día.  Tina y Abigaíl volvieron a darse esa mirada, como de dos chicas confidentes que no se esconden nada. 
El mago inglés tomó a ambas de las manos y desapareció con ellas hacia el Departamento.

—Abi, ¿te parece si hablamos en la maleta?  –invitó el mago mientras la miraba.

—Claro hermanito.  –corrió hacia el, no evitaba que se sentía muy feliz y que su hermano le dirigiera la palabra nuevamente la hacia aún más felíz.

Newt dio una mirada a Tina y esta solo asintió con la cabeza y una gran sonrisa en sus labios. Ella fue a la habitación y los hermanos Scamander entraron a la maleta. 

—Abi yo...

—Newton mi intención...

Ambos rieron con ganas, siempre les ocurría lo mismo.  Se volvieron a abrazar y él la dejó hablar y poder explayarse con naturalidad.

—Newt, aún no entiendo tu molestia, o sea, Tina me explicó un poco y logré caer en cuenta, pero si lo piensas no tengo nada para comunicarme con él, tendría que ser el destino o algo –con esas palabras dejaba ver su edad, no lo podía evitar, era adolescente.– y no creo que se dé, yo regreso a Londres y él vive acá...  No.. no hay manera.  –desvío su mirada hacia el área del Zouwu, viéndola dormir.

—Abi, no se realmente que decirte respecto a eso, pues, sabes que no soy bueno dando consejos.  Menos amorosos. –se rasco la nuca y luego la atrajo hacia él por los hombros.– Lo que yo quería explicarte era eso, mis razones al sentirte así, idealizando tanto a alguien con quien solo te cruzaste unas palabras.

•Conociendo el amor• [NEWTINA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora