JUNGKOOK
[Mismo día, horas antes]
Caminaba a paso apresurado, hace unos días sentía que lo vigilaban constantemente, sin embargo cada vez que Jungkook que volteaba a ver algo, no encontraba nada.
Eso lo frustraba bastante.
Tenía una leve sospecha sobre de quién se trataba todo esto, pero no quería pensarlo mucho. No tenía caso.
—Hasta que al fin te encuentro. —exclamó Jackson que corría en dirección hacia donde estaba—. Es como si te escondieras a propósito, tío.
—¿Qué quieres? No estoy de humor. —dijo Jungkook mirando hacia todos lados, no quería dar más información a quién sea que lo esté siguiendo. Mayormente sólo conversaba con Jackson o cualquier otro, a dentro de la universidad.
El único lugar donde no lo seguían.
—Qué humor, hombre. —dijo Jackson como si nada, caminando ahora juntos—. Yo que tenía noticias sobre Lizzy.
—Sabes, hoy estás mas guapo de lo normal. —ironizó Jungkook, su humor mejoraba cuando el tema era sobre Lizzy, necesitaba saber sobre el amor de su vida.
Ya sin importarle sus sucias maneras de hacerlo.—Casi, casi. —dijo Jackson siguiéndole el juego.
—Oh, te has pintado el cabello ¿acaso?—dijo Jungkook mirando el imperceptible tono de color de cabello que ahora tenía—. Buena decisión, eh.
—Te has ganado todo mi amor, Jeon. —exclamó su amigo lanzándose a los brazos de Jungkook, que no dudó en quitárselo de encima—. Estabien, te digo. Lizzy está en perfectas condiciones ahora.—Específica. —soltó Jungkook, necesitaba detalles.
—Está en las mejores manos tío, gracias a mis encantos la arreglaron lo más rápido posible. Y está misma tarde ya podrá estar en tus manos.
—Espero que esta vez sea verdad.—dijo Jungkook entrecerrando los ojos, la vez anterior le dijo lo mismo y no quería hacerse falsas ilusiones.
—Yah, te expliqué que fue una equivocación la vez anterior.—dijo Jackson formando un falso puchero—. Al menos deberías darme las gracias.
—Sí, sí lo que sea.—dijo frente a la entrada de la universidad—. ¿No tenías clases a primera hora? Anda a hacer la vida imposible a la profesora de Biología.
—Ah, cierto.—dijo Jackson mirando la hora en el reloj de mano que tenía—. A de pensar que ya no asistiré, mejor me apresuro para ver su ridícula cara cuando me vea ingresando al salón. —sonrió maliciosamente.
Su amigo nunca cambiaba, aunque él también hacía sufrir a algunos profesores. Era como un pequeño hábito que tenían entre los dos, siempre había un profesor predilecto para cada uno.
—Joder, también voy tarde. —dijo fijándose la hora.
Sin embargo, también había alumnos predilectos para cada docente y justo el profesor de Álgebra tenía uno y su nombre era Jeon Jungkook. A este último poco le importó que le hayan prohibido la entrada a su clase y se fue a pasar el rato con los jugadores de fútbol, mayormente siempre se saltaban las clases porque eran becados de deporte.
Qué envidia.
—¿También te botaron de Álgebra? —dijo un chico que lo conocía de vista, pero no se acordaba de su nombre—. A Yugyeom también lo sacaron.
Él nombrado sonrío tímidamente, rascando la cabeza por la atención prestada derrepente.
—Oh, no sabía que estabas en mi clase. —admitió Jungkook, era muy despistado en recordar caras conocidas.
—Es que tío, tu siempre estas en las nubes. —se rió el mismo chico de antes, ¿debería preguntar cómo se llamaba? Bueno, tal vez para luego.
—Saben que me tiene así, el idiota de Jackson quiso hacerle unos arreglos a Lizzy y terminando empeorando todo. —rió Jungkook recordando la cara de terror que puso su amigo cuando vio que las cosas salieron mal.
—Esa pequeña obsesión con tu auto, no es nada saludable amigo. —se burló Yugyeom, porque sabía de sobra de todo el tiempo que le dedicaba a ese cacharro el castaño—. ¿Nunca pensaste en cambiarla?
—Tío, un deportivo convertible rojo no se cambia así nomás...—dijo Chanyeol hablando por primera vez en la conversación.
—Igual así yo no cambiaría a Lizzy por nada, me costó demasiado conseguirla...—dijo recordando todos los trámites que tuvo que hacer para que quedará a su nombre y no al de su padre—. Se podría decir que es mi razón de vivir.
—Maldición, ya lo perdimos. —rió Yugyeom acompañado de las risas de sus amigos.
El castaño no tenía remedio.
—Hey, chicos lo digo enserio. —dijo Jungkook mientras se reía—. Lizzy es mi razón de vivir.
—Yah, Jeon te creemos. —se burló el chico que todavía no se acordaba su nombre—. No paras de hablar de Lizzy, tío.
Siguieron riendo, por las ocurrencias del maknae de oro, como algunos en la universidad lo apodaban, hasta que Chanyeol se quedó medio embobado mirando algo detrás de su espalda.
Y por inercia, todos voltearon hasta que la vista de Jungkook se topó con una conocida cara tomándolo por sorpresa.
—Jimin...—dijo casi susurrando, no se lo podía creer.
¿Su ChimChim estaba aquí? es más, ¿en su universidad, al frente suyo?—¿Qué? ¿Qué haces aquí? ¿No estabas en Busan? —dijo rápidamente.
—Eres tonto ¿o qué? —dijo Jimin con esa hermosa risa que tenía, moviendo delicadamente unos mechones de su cabeza. ¿Siempre fue tan jodidamente sexy? Estaba tan cambiado, que no parecía el chico que Jungkook conoció, es más no se parecía en nada al ChimChim tierno con mejillas abultadas sonrojadas que recordaba—... que estuviese en Busan ¿eh?
Joder, no había prestado atención a lo que dijo, por estar perdiéndose en sus recuerdos.
—Pe-ero.. osea —trató de decir el cual fue abruptamente interrumpido.
—No vine para hablar del porqué estoy aquí. —soltó un suspiro Jimin—. Jeon, terminamos.
¿Qué? ¿Qué había dicho, acaso?
Jimin había cortado con Jungkook como si se tratase de una nimiedad, y aunque le doliese se lo merecía.
El no merecía a una persona como Jimin, verlo ahora solo había confirmado que no podían seguir juntos, la manera de su andar hasta la ropa que vestía. Todo ya era diferente, si a las justas podía mantener a Lizzy con favores de sus amigos, menos podría con el chico del que se enamoró meses atrás. Ya no estaban en la misma clase social, por mucho que quiso negarlo, era así.
Desde hace dos meses, ya no podía estar con una persona de ese estatus social, su papá se había encargado de hacérselo saber.
-Jinmi
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ENLAZADOS
FanfictionEl destino quiere jugar con ellos, siete chicos, siete historias, cada uno con diferentes personalidades. Pero, con un factor en común. Sus vidas están hechas un desastre y necesitan desesperadamente ayuda aunque no sean conscientes de ello. ¿Qué...