XXXII. Nuevos proyectos, nuevos problemas

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JIMIN

La cabeza de Jimin era un revoltijo de ideas, algunas muy alocadas y otras un poco desesperadas.

¿Jungkook trabajaba? Bien, no se lo había contado. De seguro, después hablarían y se lo diría.

¿Qué si Yoongi había intentado besarlo? ¡Santísima madre! Aquello Jimin no lograba procesar por más que lo pensará una y otra vez. No podía creerlo.

Lo hubiese llegado a besar si no fuese por-

—Aish, como odio a las enfermeras. —dijo Jimin para sí.

Un momento. ¿El se habría dejado besar?

«Pues claro, Jimin. Si hasta cerraste los ojitos» le dijo su mente.

Jimin volvió a negar y dió vueltas de un lado a otro. Se había llegado a tirar al césped después de haber recorrido casi todo el campus tratando de despejar su mente.

Todo dentro de él era un caos.

A veces volvía a recordar la escena y sin poder evitarlo se ponía rojo como un tomate. Había huido como un cobarde. Sin embargo, no podía hacer más.

Jungkook había hablado con el y por fin Jimin sentía que estaban arreglando las cosas. Después estaba Yoongi que lo había preocupado como un loco. Y su corazón latía con tanta fuerza que pensaba que se le iba a salir cuando pensaba sí le hubiese llegado a pasar algo peor.

¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué sentía que tenía que decidir entre uno de los dos?

Oh, maldición. Parecía una película y lamentablemente Jimin  hacía el papel de chica.

«¡¿La chica?!» pensó horrorizado, él no quería ser a la que salvarán.

Jimin quería sólo ayudar a Yoongi a que estuviera bien estos días en el hospital, quería que sonriera como el día del campeonato. Le gustaba ver cuando se molestaba por comer sus pastelitos, él...

¡Oh, dios Park Jimin!

¿Cómo pudiste...? No, no. Le iba a dar un ataque en ese mismo instante.

«Solo acéptalo» le dijo su mente. No obstante, Jimin negó rotundamente. Él había llegado a Seúl únicamente por Jungkook, había sufrido dos malditos meses por él. El simplemente no podía...

No podía haberse enamorado de Yoongi tan rápido.

Era imposible, sin embargo su mente no hacía más que proyectarle a Yoongi casi todo el día. Es que estaba interesado en saber lo que pasó aquel viernes, ¿no? Eso era.

Simple curiosidad.

No obstante, solo era cuestión de tiempo para aceptar que su corazón latía por-

—¡Park Jimin! —gritó una voz muy familiar acercándose—. ¡Por fin te encuentro, hombre!

Jimin levantó la cabeza viendo como una cabellera negra tapaba el sol.
Jung Hoseok.

—Hola Hobi.

—No, lo puedo creer Jims. —dijo Hoseok sentándose a su costado—. Te recuerdo que tenemos clases y comienzan en menos de media hora.

Cierto, las clases...

—Hobi, yo-

—Ni te atrevas Jim. —dijo Hoseok mirándolo—. Ese profesor me cae muy mal, y necesito de tu compañía para sobrevivir las próximas horas.

Jimin miró el cielo por milésima vez y se levantó. Después pensaría en el revoltijo de sentimientos que tenía. No podía darse el lujo de desperdiciar las clases, a Jimin todas les parecían geniales.

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