JIMIN
Park Jimin se había alistado más de lo debido. Sin embargo ¿A quién iba a engañar? Era la primera vez que iría a un campeonato de baloncesto.
—Jim, se nos hará tarde. —dijo Hoseok recostado en la recamara con cara de aburrimiento.
Los dos eran compañeros de cuarto, así que Hoseok estaba listo desde hace un buen rato.
—Es que... —dijo Jimin dubitativo—. ¿Me veo bien?
A veces el mismo odiaba esa pequeña parte de su personalidad, dónde no tenía mucha confianza en sí mismo.
—Claro que sí, hombre. —dijo Hoseok llevándolo hacia la puerta—. Tuvimos que irnos hace unos 15 minutos.
Jimin se miró por última vez en el espejo y siguió a su amigo hacía a las afueras de la facultad.
Fueron caminando hacia el estadio, porque el área de deportes se encontraba relativamente cerca. Aparte Hoseok había comentado que no quería sacar el coche del estacionamiento.
Porque sí, aquí todo estudiante tenía su propio automóvil.
A Jimin, le daba un poco de vergüenza decir que él ni siquiera tenía brevete. Mientras seguía pensando en coches y brevetes llegaron a la cancha deportiva.
Nunca dejaría de sorprenderse por todas las cosas y lugares que tenía dentro la universidad, parecía una pequeña ciudadela.
—Bien, Yoon me ha escrito. —dijo Hoseok con el celular en la mano—. Dice que vayamos hacia las gradas de los suplentes.
—Oh. ¿Estaremos tan cerca?
—Eso dice, los guardias nos dejarán pasar.
«Vaya, sí que quería que vayamos» pensó emocionado.
Cuando ingresó al lugar, notó que el estadio estaba casi lleno. Y agradeció estar en la zona de jugadores, porque en las gradas de seguro quedarían completamente aplastados.
Poco a poco fue contagiándose de la emoción que estaba en todo el lugar, era toda una locura. Y que sus contrincantes sean de otra universidad lo hacía todavía más emocionante.
—Bien, ya estamos aquí. —dijo Hoseok con una sonrisa.
Los habían dejado pasar sin problemas y hasta le habían dado una tarjeta de identificación con sus nombres puestos. Jimin ya se sentía parte del staff.
—Oh, ahí está Yoon. —dijo Hoseok señalando hacia un lado.
Y Jimin pudo ver la espalda del pálido, juntos con otros jugadores. Justo al frente de un hombre de mediana edad. Al parecer el debía ser el entrenador dándole las últimas indicaciones.
Cuando terminó de hablar, dieron un grito fuerte junto a un choque de la palmas entre todo el grupo. Estaba por comenzar.
Por un instante, Yoongi volteó hacia ellos, y les lanzó una pequeña sonrisa que hizo paralizar el corazón de Jimin sin permiso.
Y así comenzó el juego.
—¡Vamos, Min! —gritó Jimin sin poder contenerse.
Esa noche, el pálido se estaba luciendo lo mejor que podía. Casi todo el estadio gritaba su nombre.
Ah, cierto.
Se había olvidado decir que Yoongi estaba llevando un pedazo de tela alrededor del brazo derecho. Lo que daba entender que era el capitán del equipo.
Lo que hacía aumentar los gritos cada vez que el azabache hacía un punto.
—Jim, te estás dejando la garganta en la cancha. —dijo Hoseok molestando a su amigo.
—¿Que puedo decir, Hobi? —dijo Jimin con una sonrisa—. Hoy Yoonie luce genial.
—Estás en lo cierto.
Siguieron alentando al equipo de Min y también quejándose un poco de Young-soo. Que lamentablemente seguía en el equipo.
Cuando por fin dió el medio tiempo.
Yoongi se acercó hacia ellos con una toalla alrededor del cuello. Se le notaba sumamente feliz, el equipo estaba liderando con 10 puntos de ventaja.
—¿Cómo la están pasando? —dijo con una sonrisa.
Jimin sólo se dedicó a mirarlo. Su corazón saltaba de la emoción al verlo tan feliz, le gustaría que así estuviese todo los días.
Al parecer estaba sonriendo como un bobo, porque Hoseok le dió un codazo para que respondiera.
—Auch, bueno estás genial. —dijo todavía sonriendo—. Diré, estuvieron geniales. Todos en el equipo.
Yoongi se rió con ganas, contagiándolos por un momento.
«Que bonita es su risa» pensó al instante.
—Ay, Jiminie. —dijo el azabache acercándose para agarrarle los cachetes—. Eres una cosa adorable.
Jimin no podía estar más rojo de la vergüenza. Nunca había conocido esa parte de Yoonie. ¿Acaso estaba borracho o sólo sumamente feliz?
Volteó hacia Hoseok pidiendo ayuda, pero esté solo se estaba aguantando las ganas de reírse.
—Yah, Yoonie. —dijo Jimin tratando de que suelte sus cachetes en vano—. ¿No estás cansado?
—No, no mucho.
—¿Hoy estás de muy buen humor, no? —dijo Hoseok por fin.
—Así es, me esforcé mucho por lograr esto. —dijo señalando la banda de capitán que tenía en el brazo.
Jimin le sonrió de tal manera que hizo un eyesmile. Le gustaba todo lo que había logrado Yoonie.
Iba a decir algo, cuando escuchó la voz del entrenador llamar a Min. Al parecer ya iba a comenzar de nuevo el juego.
—Hey, Jiminie. Mira esto. —dijo el azabache ya para irse—. Te voy a dedicar un punto.
Jimin no supo que responder porque ya se había ido.
—Uhh, ¿Qué fue eso? —dijo Hoseok codeando su brazo—. ¿Acaso el gran Min te va a dedicar algo?
Jimin se había quedado mudo de la conmoción. Él... Iba a grabar esto. Saco el celular dispuesto a memorizar el momento dónde Yoonie le dedique un punto, cuando Jimin notó un mensaje en su buzón.
¿Quién sería?
«Necesitamos hablar» «Solo serán unos minutos»
La expresión de Jimin era de estupefacción pura.
Jungkook, había mandado un mensaje para él. ¿Dónde había estado? ¿Estaría bien?
Un millón de preguntas se agolpaban una con otra, en la cabeza de Jimin. Sin embargo, algo lo había dislocado desde instante que lo leyó.
«Quiero decirte todo lo que pasó, desde que dejamos la videollamada aquel día»
No podía ser cierto. ¿Lo haría? ¿En verdad le diría porque le dejo de hablar?
—Hey, Jim. —dijo Hoseok, estaba tratando de hablar con él, hace varios minutos—. ¿Estás bien? Te has quedado callado.
Jimin miró a su alrededor y sintió la extraña sensación que alguien lo estaba viendo. Pudo vislumbrar una cabellera rubia por un segundo, por el estadio. Pero ni bien lo vió, desapareció.
—Jimin, hombre. ¿Qué pasa?
—Yo... —volteó para ver a su amigo—. Creo, que tengo que irme.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Solo será un momento. —dijo Jimin parándose al instante—. No te preocupes Hobi, será rápido.
Aunque el mismo Jimin sabía que no era así.
—Hmm, bueno estábien. —dijo Hoseok—. No demores mucho, ¿vale?
Jimin simplemente asintió y se dirigió hacia la salida sin notar la mirada de un chico pálido que estaba a punto de dedicarle un punto.
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ENLAZADOS
FanfictionEl destino quiere jugar con ellos, siete chicos, siete historias, cada uno con diferentes personalidades. Pero, con un factor en común. Sus vidas están hechas un desastre y necesitan desesperadamente ayuda aunque no sean conscientes de ello. ¿Qué...