XXVI. Un golpe y directo al hospital

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YOONGI

Park Jimin.

El muy tonto se había ido justo cuando estaba a punto de anotar un punto. ¿Qué le pasaba? ¿Acaso no había escuchado que se lo iba a dedicar?

Todo el buen humor de Yoongi se esfumó en un segundo.

Pidió unos minutos de tiempo al entrenador. Tenía que preguntarle a Hoseok a dónde se había ido Jimin. No creía que el menor planteará la posibilidad de querer bailar con las animadoras.

Porque eso sería lo único, por lo que Yoongi lo perdonaría.

Hoy era el campeonato, su gran día. Maldición.

Yoongi se revolvió el cabello frustrado y fue directo a Hoseok que seguía con la mirada por dónde Park se fue.

—¿A dónde se fue el enano? —preguntó cuando ya estaba a metros suyos.

Hoseok lo miró confundido por un instante.

—No lo sé, me dijo que regresaría rápido.

Yoongi enarcó una ceja interrogativo.

Hoseok solo le dio una mirada nerviosa y después lo esquivo. ¿Entonces si sabía?

—Vamos, Jung. Dilo

—No lo sé, solo que... —dijo mirando hacia la puerta de salida—. Debí haber visto mal, no es nada.

Yoongi miró a su atrás, el entrenador estaba que le hacía señas de que debían comenzar.

Mierda.

—Dilo de una vez, tengo que volver. —dijo Yoongi mirándolo directamente.

Sabía que la debilidad de Hoseok era verlo de frente a los ojos.

—E-es que... Creo que le ha hablado Jungkook. —dijo bajito, como quién no quiere la cosa.

¿Jungkook? ¿Qué tiene que ver con Jimin?

Y porque era tan importante para abandonar el estadio, dejando el punto que iba a hacer, a medias.

—...ya sabes, son exnovios y creo que le ha escrito para hablar. —dijo Hoseok todavía con la vista fija por dónde se fue el castaño.

—¿Qué hablas Hoseok? ¿Exnovios? —dijo con irritación, al instante cayendo en cuenta lo que le había dicho Hoseok.

«¿Jimin y Jungkook?» tardó en procesar lo que había escuchado. Hoseok abrió los ojos de sobremanera, dándose cuenta las palabras que soltó.

—¡No! Diré...

—¡Min, trae tu pálido trasero aquí, ahora mismo! —gritó el entrenador.

Yoongi sabía que debía apurarse e irse, pero su mente estaba dando vueltas una y otra vez las palabras de Hoseok.

¿Exnovios? ¿Eso eran?

—Min, no me hagas ir. —gritó de nuevo el entrenador, pero más amenazante.

—Tu y yo hablaremos luego. —dijo Yoongi señalando a Hoseok antes de irse hacia su furioso entrenador.

Después pensaría en Jimin. Estaba en una partida importante. Y su equipo necesitaba de sus indicaciones, después de todo él era el capitán.

Una efímera sonrisa se asomó sobre su rostro.

Todo el esfuerzo y dedicación que Yoongi había hecho por el equipo por fin era recompensado. Aunque con la mirada que se cargaba el entrenador no estaba muy seguro.

—Yoongi, eres el capitán. —dijo el entrenador dándole una palmada en el hombro—. Compórtate como uno.

A veces odiaba lo exagerado que era el hombre. ¿Sólo habían sido dos minutos o menos? Yoongi se limitó a asentir, y dirigirse con el resto de los jugadores. 










«Faltan solo 3 minutos» pensó cuando vio el tablero.

Había estado jugando sin parar, sin siquiera pensar porque estaba seguro que distraería. Y mucho más, sí con todo el transcurso del juego Jimin no había aparecido.

¿No que regresaría rápido? Le lanzó una mirada interrogativa a Hoseok que parecía más interesado en mirar con odio a Young-soo que otra cosa.

Miró la cancha con frustración.

«Concentrate, Yoongi» se repetía una y otra vez.

El juego estaba reñido, la universidad vecina también era buena. Sus contrincantes eran mucho más alto que ellos, así que tenían un poco de ventaja que era compensada con el ingenio de Yoongi para manejar bien los nervios de sus compañeros.

El campeonato definía si seguían dentro de la lista para las nacionales.

Y a Park Jimin se le ocurría desaparecer ni bien comenzó.

«Pero, ¿Que importa? Ni que fuese necesario para ganar el juego» le dijo su mente. Era verdad.

Sólo había asistido a cada práctica sin falta y lo había animado la semana entera. No era como sí Yoongi hubiera dado por hecho que Jimin estaría presente.

No, no era eso.

—Capitán, ¿Qué pasa? —dijo Yugyeom, uno de sus compañeros—. Le hice una seña para que me pasará el balón.

¿Uh? ¿Él tenía el balón?

Yoongi notó que en efecto, sí tenía el balón en manos y corría como sí su cuerpo tuviera control propio. ¡Tenía que concentrarse, maldición!

—¡Un momento, 23! —gritó esquivando a un jugador.

Ahora viendo con más ahínco la cancha, tenía una zona libre donde podría hacer una maravillosa jugada.

Yoongi comenzó a moverse con agilidad, esquivando a sus contrincantes. La estatura y la contextura del pálido ayudaban en demasía a lo que estaba apunto de hacer.

Un triple.

Un maldito triple les daría 3 puntos de ventaja que los llevaría a la gloriosa victoria. Siendo consciente que sólo faltaba un mísero minuto para acabar, sería como un broche de oro.

Yoongi volteó haciendo como que le pasaba a Yugyeom el balón y tiró desde esa distancia a la canasta, exactamente detrás de línea marcada.

Encestó.

«Eres un maldito genio, Min Yoongi» pensó sonriendo ampliamente.

Sin pensarlo, dirigió su mirada hacia la banca dónde estarían Jimin y Hoseok. Sin embargo, sólo encontró al último sonriéndole con los pulgares levantados.

Cierto, Jimin no estaba.

No supo el momento exacto cuando un jugador del equipo contrario lo interceptó, haciendo que inevitablemente Yoongi perdiera el equilibrio por la desconcentración y cayera de espaldas. A continuación, toda su vista se nublo. 

¿Se había golpeado la cabeza? Lo último que pudo escuchar fueron los silbatos que anunciaban que había terminado el juego. 






NOTA: La autora no sabe nada de baloncesto, todo fue gracias a Wikipedia. Mis disculpas, bai

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