XXXIII. Poniendo la cuenta regresiva.

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JIMIN

El día de Jimin estaba siendo espantoso.

Yoongi sí había asistido a clases, como había dicho Hoseok. Sin embargo, al primer instante que lo vio, el mayor lo ignoró. ¿Qué le pasaba?

Jimin quería hablar con él por lo que había pasado en el hospital, pero no podía sí literalmente Yoongi se corría.

«¿Estaba huyendo de él?» pensó confundido.

Las primera horas pasaron rápidamente, dando lugar al descanso. Jimin casi brinco de su lugar, para ir hacia la cafetería.

Tenía que hablar con Yoongi, de todas maneras.

—Hobi, apurate. —dijo Jimin prácticamente arrastrando al pelinegro. Este último, se había dormido en las dos primeras horas de clase.

—Eish, tranquilo Jimin. —bostezo Hoseok con una mano—. No sé de dónde sacas tanta energía.

La verdad era que sí no estuviera tan decidido en hablar con Yoongi, también estaría todo somnoliento. Hasta le pesaban las pestañas, sin embargo hacía caso omiso.

Habían estado trabajando en el proyecto toda la madrugada. Sólo faltaban tres días y era realmente agotador.

—Oye, Jims. Estoy viendo mal ó ese pálido es Yoongi. —señaló Hoseok con un gesto cansado.

Jimin paró en seco, cuando volteó y vio que efectivamente sí era Yoongi. Pero, ¿Quién era la chica que estaba sentada a su lado?

Estaban sentados en la mesa donde solían sentarse Jimin con Yoongi, además estaban conversando tan amigablemente que ni cuenta se habían dado de su presencia.

Debía ser una broma.



—Hey, Jims. Deja de poner esa cara. —dijo Hoseok poniendo una mano al frente de su rostro—. Te vas a poner feo.

Jimin soltó un pequeño bufido.

—No me pondré feo, okey. —puchereó Jimin quitando la vista de cierta pareja—. Sigo sin entender, ¿Quién es?

—No lo sé, pero-

—¡Quién rayos es! —dijo Jimin recostando su cabeza en la mesa—. No lo entiendo...

—Park, calma. —dijo Hoseok sonriendo—. Puede ser la compañera que le ha tocado para el proyecto.

Jimin lo miró, alzando una ceja.

«Es posible» pensó volviendo a mirar hacia la pareja. Sólo podía ver la espalda de Yoongi, sin embargo a la chica podía verla perfectamente.

Tenía el pelo castaño -teñido, de seguro- vestida con unos jeans y una blusa de tirantes. ¿Qué quería lograr? ¿Qué miren sus marcadas clavículas? Jimin bufó con fastidio con sólo pensarlo.

—¿Y por eso tiene que estar pegada a él todo el tiempo?

—De seguro, están haciendo el proyecto, Jims. —dijo Hoseok encogiendo los hombros—. Es más, creo que nosotros también deberíamos aprovechar el tiempo e ir a-

—¡Solo están conversando! —dijo Jimin rodando los ojos—. Es una arpía, no deja de sonreírle.

Hoseok lo miró por un segundo y esbozo una sonrisa.

—Al parecer alguien está un poco celoso. 

—¿Eh?

—Vamos, Jims. —dijo Hoseok molestando a su amigo—. Eres muy obvio.

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