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Dedicado a divamoriarty

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*Klaus llevaba apenas unas horas sin consumir y realmente se le estaba complicando un poco mantenerse relajado, asi que decidiste sacarlo de la casa y llevarlo a dar un paseo*

—¿un arcade?—el chico alzó una ceja incrédulo—. ¿Es en serio? Me traes al lugar más ruidoso y exasperante del planeta.—

—¿qué mejor lugar para perder la noción del tiempo? Ven.—

Tomé la mano del chico y lo obligué a entrar.
De entre las múltiples atracciones que había en el lugar, hubo una que me llamó la atención.

—¡Pinball!—

La pequeña maquinita llena de luces con temática alienígena pedía a gritos ser usada, asi que no tardé demasiado en introducir una moneda y comenzar a jugar.

—Hey, se supone que el adicto con necesidad de distraerse soy yo ¿no debería jugar primero?—suspiré.

—Claro claro, adelante.—le di el lugar.

Mientras el chico comenzaba a jugar, miré vagamente el lugar, topándome con la típica maquinita de la garra. Iba a pasar totalmente de ella, de no ser por el pequeño peluche de cierto monstruo.

—¿qué miras?—Klaus se paró a mi lado.

—¿no jugabas?—

—Ya perdí.—rodé los ojos.

—Mira ahí.—señalé la máquina.

—¿un... hámster?—

—Es Patamon, idiota. Mirábamos esa serie cuando papá nos lo permitía.—me acerqué a la máquina—. Lo necesito.—

—Pues si lo quieres también necesitas dinero. Sale 1 dólar.—

—¿qué?—

Revisé mis bolsillos, encontrando apenas unos cuantos centavos.

—Debemos volver a casa por más dinero.—

—¿tienes ahorrado o piensas pedirle a Cinco prestado? Nadie va a darnos un centavo y hasta donde sé, ambos estamos quebrados.—

—¡agh! Tienes razón.—

—Peeero, para tu buena suerte.—el chico sacó un billete bastante arrugado de su bolsillo—. ¡taraaaán!—

—¿de dónde lo sacaste?—

—Eso es un secreto.—enarqué una ceja—. Bueno, se lo robé a un ebrio de la avenida.—

—¡Klaus!—

—¡Menos queja y más acción!—

Más emocionado que nunca, puso el billete en la máquina, la cual rápidamente comenzó a emitir luces y sonidos.

—Debería hacerlo yo.—negó.

—Na-ah, es mi dinero. Yo lo hago.—

—Para empezar, no es tu dinero. Además estás en abstinencia, tus manos tiemblan más que la lavadora de mamá. Déjame intentarlo.—

—¡muy tarde!—

Antes de poder decirle algo más, el chico bajó la pinza metálica, rozando apenas el pequeño peluche.

—...—

—...—

—Hablas con los muertos, salvaste el mundo, viajaste en el tiempo... ¿¡cómo es posible que no sepas apuntar esta estúpida cosa!?—

—¡Me pusiste nervioso, no me juzgues!—

—¡voy a...! Dios...—

Era inútil enojarme con él por eso, por lo que simplemente me di la vuelta y comencé a alejarme.

—Volvamos a casa, tal vez mamá ya preparó la merienda.—

Estaba por salir del lugar, cuando sentí una mano en mi hombro.

—No te enojes, ten tu maldito hámster.—Klaus me tendió sonriente el peluche.

—Pero ¿cómo...?—

—Ben no solo es un fantasma molesto ¿sabes?—sonreí.

—Lo llevas por tu mal camino, que vergüenza.—tomé el muñeco entre mis manos-. Gracias, Ben.—

—Ahora sí, volvamos a casa.—

•○•

—Bueno... fue lindo y todo, pero todo eso no me ayudó en nada para la abstinencia.—miré con algo de tristeza a Klaus.

—Culpa mía, se supone que debía ayudarte y fui yo la que terminó con peluche nuevo.—el chico negó sonriente.

—Si tú eres feliz, yo soy feliz.—

—Aww... ¿aún estás drogado?—

—Un poco, sí.—sonreí—. Pero no importa qué tan drogado esté, tu sonrisa es mi mayor adicción.—

—Que cursi eres.—

Golpeé suavemente su hombro, a lo que Klaus tomó mi mano y me hizo aferrarme a su brazo.

Golpeé suavemente su hombro, a lo que Klaus tomó mi mano y me hizo aferrarme a su brazo

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~° One Shots The Umbrella AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora